¡¡¡Primera Comisión!!!

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 Como dos Gotas de Agua 

Escalo la fachada del castillo con dificultad, la lluvia la hacía resbalarse, las manos le dolían por el frio gélido de la noche y la respiración salía pesada de sus finos labios carmesíes. Mas el objetivo era puro, una mujer en su alcoba, esperando su llegada una noche más para retozar entre el frenesí y el éxtasis de sucumbir al placer carnal del sexo que solo la otra persona le podía dar.

El pensamiento profundo cruzo su mente: "¿Y si aquella noche ella no estaba esperando su llegada?". Elimino de nuevo aquel pensamiento triste y alargo su mano hasta la baranda de piedra de la gran ventana por la que siempre entraba y cuando se puso de pie sobre esta, dejo caer su peso contra el cristal empapado, tocando con la punta de sus fríos dedos el cristal, aguardando su llegada y la abertura de la ventana.

Pasaron unos instantes hasta que vio una figura acercarse tras las cortinas de seda blanca y cuando la ventana se abrió la extraña figura descorrió la cortina. Piel morada, ojos violetas, cabello albino, labios finos y blancos como la luna, manos pequeñas, nariz fina y elegante, orejas puntiagudas sin ninguna herida. Una hermosa drow estaba frente a la figura escaladora, desnuda, con el fruto de la excitación recorriendo sus gruesos y frágiles muslos, mas similares a una estatua de mármol que a un ser vivo.

—Aguardaba tu venida con ansias— dijo la drow mientras se apartaba hacia un lado.

La figura finalmente entro a la habitación, se despojo de su túnica y la dejo tirada en el suelo. Piel morada, ojos negros, cabello azabache, labios finos con una cicatriz en las comisuras y carmesíes como la sangre, manos gruesas y vendadas, nariz fina con una herida en el tabique, orejas cortadas en las puntas. Una vasta drow, con una cicatriz atravesando su rostro se encontraba frente a la hermosa dama, mirándola en silencio, mientras el agua recorría sus cabellos dejando caer gotas de agua al suelo. Encurtida en una armadura de cuero y con una daga al cinto la escaladora se giro y cerro la ventana, en el mayor silencio posible.

Una vez cerrada noto unos brazos abrazándola por la espalda con amor, rodeando su cintura como si en vez de una bestia fuera una mujer. Noto la respiración de la primera en su nuca y se estremeció ligeramente, no estaba acostumbrada a ser tratada con tanto amor.

—Di mi nombre—suplico depositando está un beso en su nuca.

—Caara— contesto mientras se llevaba la mano a la cintura y se despojaba de su daga envainada.

Al oír como la vasta drow decía su nombre la recién nombrada como Caara esbozo una ligera sonrisa y se separo de esta, dirigiéndose a la cama moviendo sus caderas con pomposidad, sabiendo que atraería la vista de la primera, dejando claro lo que quería en aquel momento tan intimo.

Logro su cometido, pues la drow se despojo de la parte superior de su armadura, dejando ver unas vendas cubriendo sus pechos, evitando que estos se salieran cuando llevara la armadura. Comenzó a desatarla con cuidado de no romperla, poco a poco, los pechos de esta iban cogiendo forma hasta convertirse en unos pechos bien formados con unos pezones adornado con unas pequeñas bolas de metal atravesándolos de lado a lado, símbolo claro de prostitución.

—Pensaba que esta noche no vendrías— dijo Caara mientras esta veía como la primera se despojaba de sus apretados pantalones de cuero, dejando ver una simple tela blanca cubriendo su sexo.

—Nunca te dejare sola— contestó.

Al oír esto, Caara esbozo una sonrisa mientras se tumbaba en su cama, una de sus manos se dirigió a sus pechos, mientras la otra, mas juguetona que la anterior se deslizo por el vientre de la drow, perdiéndose entre sus piernas a la par que un gemido lleno la habitación.

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