Capítulo 16

17 3 0
                                    

SebastiánTengo a Alina entre mis brazos nuevamente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sebastián

Tengo a Alina entre mis brazos nuevamente. Me despido y la dejo frente a su escritorio. Su cuerpo sigue pegado al mío y, como ella nota que no deseo soltarla, comienza a hablar.

—Has crecido... puedo ver que has cambiado.
Lo que sale de su boca suena a admiración. Le gusta lo que ve en mí, probablemente la hago sentir protegida y segura.

—Hay otras partes de mi cuerpo que también han crecido —bromeo.

Sus ojos me atrapan. El fuego en su cabello acapara y quema el área donde nos encontramos. El deseo se hace sentir en su cuerpo, pero sus ojos denotan terror. Odio verla de esta manera porque quisiera entregarme a ella como lo hice la primera vez.

La suelto para dejarla ir, y lo que ella expresa a continuación me toma desprevenido.

—¿Quieres un tour por mi pequeño escritorio? He entrado a tu habitación varías veces, creo que es justo que te enseñe el área que he personalizado.

No sé por qué, pero su pregunta hace que los nervios comiencen a subir por mis piernas. Tal vez la situación con mi padre ha tronchado mi sentir por el resto del día. Una parte de mí muere por pasar más tiempo con Alina; la otra, en cambio anhela regresar al cuarto y analizar lo sucedido.

—Creo que es mejor que me vaya —respondo, decepcionado por mis propias palabras.
Beso su frente para alejarme de ella inmediatamente. Sin embargo, Alina agarra mi camisa por la espalda para detenerme.

—Te necesito —exclama sensualmente y con un poco de timidez.

Mi cabeza le señala que no es lo mejor, pero su agarre en la camisa se torna más fuerte. Ambos nos necesitamos, de eso no queda la menor duda. Tengo una pelea interna que estoy perdiendo porque su delicioso aroma a vainilla penetra cada espacio dentro de mi cuerpo. Alina, ante mis ojos, siempre ha sido irresistible y nuestro encuentro me ha enseñado que su vulnerabilidad y nuevo carácter cortan mis piernas hasta las rodillas. Frente a ella, caigo rendido a sus pies para darle en bandeja de plata hasta lo imposible. El equilibrio entre fortaleza y vergüenza que expresa me embriaga.

—De acuerdo, muéstrame —acepto.
Su área de trabajo es lo que esperaba de ella. La decoración es en color negro, excepto por un marco de metal encima que contiene una de las cientos de plumas enchapadas en oro que mi madre delicadamente confeccionaba con sus manos.

—Me la diste en nuestra primera cita, ¿lo recuerdas? —habla a mis espaldas, nerviosa, tal vez porque no sabe cómo voy a reaccionar.

Cojo el marco en mis manos y, recordando los detalles de aquella maravillosa noche, vuelvo a sonreír.

—Nunca olvidaría nada de esa noche, fue un momento muy feliz para mí. Recordarla me ha hecho seguir viviendo durante los pasados años, me ayuda a no rendirme. —Hago una pausa—. ¿Sabes algo? Te busque por mucho tiempo, siempre estaba esperanzado con la idea de que el destino nos reuniría en cualquier momento. Y, cuando pensaba en desistir, regresaba a esa noche. La llevo impregnada en mis sueños, me ayuda a que las pesadillas no se conviertan en realidad —respondo sin despegar mi vista del marco y sintiendo las manos de Alina abrazar mi espalda.

—Esta pluma fue lo único que llevé conmigo, además de una muda de ropa —confiesa—. Me arrepiento de no haberte buscado también. Ahora sé que eres el único que me creería, y estoy segura de que me hubieses protegido.

Regreso el marco al escritorio y giro mi cuerpo para darle un beso ligero y terminar con la tensión sexual que ambos cargamos.

—Pequeña A, escucha bien lo que diré a continuación. —Ella responde asintiendo su cabeza en silencio para que yo continúe—. No podremos olvidarnos del pasado, siempre estará ahí. Es hora de que vivamos el presente. Y, si podemos hacerlo juntos, mejor.
Los dos estamos nerviosos con la noción del acto sexual que anhelamos y que, al mismo tiempo, nos asusta un poco. Debemos tomarnos el tiempo necesario para sanar.

Su rojizo cabello es mi foco de atención entre la decoración oscura. Alina es hermosa, siempre ha sido parte de mi vida. Eso nunca cambiará.

Llevo mis manos a sus caderas porque no deseo que se mueva ni un centímetro. Ella acomoda sus brazos en mis hombros, lo que causa que la blusa blanca que lleva puesta suba un poco, revelando su piel. Observo detalladamente el tatuaje en la curva de su cintura, es exactamente lo que pensaba: la pluma en oro que le di en nuestra primera cita.

—Quería recordarte siempre —susurra cuando siente mis dedos tocar su suave piel.

Con sus palabras ya no aguanto más. Sin previo aviso, llevo mi boca a la suya para saborearla. Alina corresponde al instante, con la misma ansiedad contenida.

Luego de unos minutos entre besos, reímos a carcajadas porque, a pesar de que ha pasado casi una década, el amor que sentimos es idéntico a cuando éramos adolescentes.

Acaricio su rostro y ella hace círculos con sus dedos en la parte de atrás de mi cuello. Los nervios se calmaron, pero Alina todavía tiene sentimientos encontrados que la perturban, lo noto cada vez que intento acariciarla.

Es como si el contacto la asustara.


-----------------------
Estamos de regreso.
Gracias por tanto amor. ❤️

 ❤️

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 19, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Cuidarte el AlmaWhere stories live. Discover now