𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟐: 𝒐𝒓𝒈𝒖𝒍𝒍𝒐

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—Tú destrozaste esta revista. ¿Te acuerdas? ¿Quieres que te lo recuerde? —Se levantó del sillón y se inclinó de forma amenazante, apoyando las manos en la mesa con los tirantes ajustándose alrededor de sus hombros, sobre su camisa.

Estaba tan cabreada que ni siquiera ese nombre podía destrozarme. Ya lloraría después, pero no delante de él. No le daría el gusto de verme derrumbada delante de él. Las lágrimas para casa, las lágrimas de puertas para dentro.

—Un acuerdo se puede romper y ya encontrarás otro. ¿Sabes qué no se puede reconstruir? La reputación. —Apoyé las manos sobre la mesa, imitando el movimiento—. Y yo eso lo sé muy bien, me recuerdas todos los días lo guarra que he sido. —La vena de su frente palpitaba con cada palabra que pronunciaba—. Han pasado nueve años desde que dejé ese mundo y a ti te falta meterme un billete en las tetas cada vez que me ves.

—Vas a cambiar la lista porque nadie se va a enterar.

—Este es mi trabajo y mi trabajo consiste en hacer que la gente pase un buen rato. Esa es mi reputación ahora, no la tuya. —Agarré el bolso con rabia y lo coloqué en mi brazo.

—No vayas ahora de digna —replicó, dejándose caer en el sillón—. Nunca has sido un orgullo para nadie.

Salí de la oficina enfadada, pero lo que terminó de rematarme el día fue encontrarme con mi maldita gemela de frente y chocarme con ella delante de toda la oficina. Le tiré en la camisa el café que llevaba en la mano. Cuando la miré a los ojos supe que quería destrozarme a gritos allí y decirme cuatro barbaridades que me dejasen internada durante un mes, pero en lugar de eso usó la manipulación.

—¿Por qué siempre haces eso? ¡Mira cómo me has puesto! ¡MÍRALO! —Exclamó, señalándose el vestido celeste con las lágrimas a punto de brotar. Sentí todas las miradas puestas en mí, juzgándome, llamándome mala hermana, mala persona, mala compañera—. Me lo regaló Brad.

Cerré los ojos y tomé una bocanada de aire para no partirle la cara allí mismo. Decidí obviarla, sortearla y seguir hasta sentarme en mi cubículo. Me había acostumbrado a que murmurasen cuando pasaba, pero a lo que no me acostumbraba era a ver a Noah decantarse por ella cada vez. Me sentía idiota porque solo era sexo, pero éramos amigas. Si Grace se acercase a mi hermana de esa forma no volvería hablarle, pero Noah no sabía lo que pasaba entre nosotras. No sabía absolutamente nada y ya no sabía si era mejor callarme o hablar, pero no quería involucrarla. No quería hacer que tomara parte entre nosotras dos, que decidiese con quién hablar. Ella solo era una chica que se había encontrado en una tesitura extraña y poco deseable.

*

Cuando la vi pasar por delante de mí sin siquiera mirarme tuve que tragar saliva y escuchar el estruendo seco de sus tacones que levantaba las miradas de los que estaban trabajando en sus cubículos. La reunión con su padre no había ido muy bien al parecer y Dafne venía sollozando después del encontronazo con su hermana, que parecía de piedra.

—¿Lo has visto? —Me preguntó, entrando en la sala de descanso donde yo estaba—. ¿Has visto las cosas que hace? —Apoyó la cabeza en mi pecho y me rodeó la cintura con las manos. Parecía dolida y casi humillada, tanto que optó por engancharse a mí cuando lo máximo que había hecho en ese año juntas había sido jugar con mi pelo—. Me odia.

Quizás yo estaba loca. Me gustaba Dafne, me parecía tierna, dulce y risueña, quería abrazarla y hundir la punta de la nariz en su pelo antes de darle un beso en la cabeza para consolarla, pero aquello que yo acababa de presenciar no era lo que ella intentaba contarme. Olivia se había tropezado, no era nada intencionado, no le había tirado el café encima, así como si nada. Dafne entró en brote y Olivia la miró y calló.

—Siempre hace esto, parece que no es planeado, pero lo es. —Gruñó Dafne, agarrando unas cuantas servilletas para limpiarse la camisa—. Como cuando se negó a asistir a nuestro baile de fin de curso en penúltimo año y me dejó sola al presentar o le arruinó el negocio a mi padre en 2006. O quizás fue en 2007, no me acuerdo. —Lo contaba como si nada, pasándose las servilletas por su pecho húmedo como si eso fuese a secar el destrozo de café—. Seguro que no te ha contado nada de eso. Siempre oculta su parte más horrible.

—No me ha contado nada porque tu hermana y yo solo hablamos delante de la máquina de café —mentí de forma consciente y deliberada, pero lo hacía con una sonrisa interior que tenía que controlarme para no mostrar—. No te lo tienes que tomar tan a pecho, Daf. Ha sido un choque fortuito.

Ella estaba de espaldas y soltó de un golpe el papel mojado en la papelera. Mostró su perfil idéntico al de la chica que acababa de tirarle el café y me dedicó una mirada con la que podría haberme matado. Sentí miedo, y cuando digo miedo me refiero a terror real. No terror por perderla a ella, al fin y al cabo, Dafne era un simple crush de oficina, sino a perder mi trabajo, a perder mi credibilidad como artista, a perder mi reputación, a que con una sola llamada a su padre pudiese acabar repudiada de cualquier sitio de renombre en la ciudad.

—Esas son las cosas que se dicen cuando no sabes la verdad, y la verdad es la que te estoy contando —escupió, girando sobre sus tacones hacia mí, de brazos cruzados. No sé si se dio cuenta de mi cara de pánico, pero volvió a esbozar una sonrisa angelical—. Menos mal que he quedado con Brad. —Alzó los hombros y me dedicó un beso en la mejilla antes de irse.

Me quedé sola en la oficina y caí sobre la silla de una de las mesas con todo el peso de mi cuerpo. Metí la mano en el bolsillo izquierdo de mi pantalón y saqué el papel arrugado que me había guardado justo antes de la estampida; un boceto de Olivia a lápiz que ahora ya estaba emborronado.

Antes de irme, cuando ya las luces estaban apagadas y solo quedaban las de emergencia, dejé el boceto de su rostro dentro de uno de sus cajones con un "me aburría y pensé en ti" escrito debajo del dibujo.

¿Estaría bien Olivia? ¿Qué había pasado en la reunión con su padre? ¿Estaría bien Olivia? ¿Qué era eso tan grave que había hecho para que su hermana la odiase de esa manera? Pero ¿estaría bien?

18:14 Noah: ¿Estás enfadada conmigo?

18:30 Olivia: por qué razón estaría yo enfadada contigo? explícame

18:30 Noah: No lo sé, pero me quiero asegurar de que no lo estás...

18:35 Olivia: claro que no estoy enfadada contigo.

18:35 Noah: Es que te noto rara estos días, ¿sabes? No sé si es por mí.

18:38 Olivia: no, no es por ti.

18:39 Noah: Siento que me mientes y no sé por qué.

18:45 Olivia: no te miento, no es por ti. son temas familiares, tú no tienes nada que ver, noah

18:45 Noah: Aunque no tenga nada que ver, me preocupas.

*

Tiré el móvil encima de la cama y metí la cara en la almohada, gritando contra ella al leer el último mensaje de Noah. ¿Cómo te vas a preocupar por mí si la que te gusta es la que se te ha lanzado a los brazos en mitad de la oficina llena de café, alma de cántaro? ¿Quién soy yo comparada con ella? ¿Qué soy yo comparada con ella?

18:47 Noah: ¿Estás bien?

18:50 Olivia: sí, estoy bien. no te preocupes.

18:50 Noah: Sabes que no solo estoy para follar, ¿no? Quiero ser tu amiga.

18:50 Olivia: ya eres mi amiga.

18:51 Noah: Ahora solo falta que me dejes cuidarte.


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let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora