Ojalá se caigan.

Ojalá conciencia, Ojalá.

Decidí que hasta que mis queridos amigos y compañeros aparecieran.

Dar unas vueltas por ahí. Me levanté del cordón (o como mierda se llame) y empezó a sonar mi celular la revisé y encontré un mensaje de Hernán diciendo que ya bajaron del colectivo y que se estaban dirigiendo hacia la plaza así que decidí volver a sentarme y esperarlos.

Cuando al fin llegaron saludé a cada uno con un beso en la mejilla una vez que nos saludamos empezamos a caminar hasta un local de comida rápida. Primero fuimos a una pizzería la más cercana de la plaza y encargamos una grande de Mitad mozzarella y Mitad tomate porque a la dedicada de Dina no le gustaba el tomate. Tardaron como cien años en entregarnos la pizza.

Después fuimos a otro local para comprar una caja de  papas fritas familiar. Una vez que ya tuvimos la caja de pizza y la caja de papas fritas compramos una gaseosa y caminamos de vuelta hacia la plaza en dónde nos encontramos, colocamos la caja de pizza en el medio de nosotros y la caja de papas fritas en el medio de la espalda del banco. Mientras comiamos planeamos a dónde ir después del almuerzo. 


Decidimos ir al shopping antes de entrar metimos la casa de papá fritas en la mochila de Uriel. Apenas entramos nos dijimos a la cartelera del cine —al pedo porque no teníamos plata como para entrar a ver una película —fuimos a segundo piso por la escalera mecánica y no pusimos a ver los precios de las bebidas calientes de un local y la verdad que estaba un "poquito" caro. Decidimos  salir a la terraza a sentarnos por más que enredó nos cagaran a pedo por no estar consumiendo nada. Los chicos estaban hablando del partido de anoche mientras que Dina me hacía una seña para que nos levantemos del lugar, me levanté al mismo tiempo que ella y nos dirigimos al baño, se quería sacar algunas fotos frente al espejo, de quinientas  fotos solo le gustaron tres. Al salir del baño me detuve en un local que estaba justo cerca de los baños, era un local de juegos.  Dina y yo nos quedamos mirando un rato, las dos teníamos  la misma idea. Entramos al alcalde los juegos y hicimos fila para comprar la tarjeta, le cargamos crédito y salimos afuera a buscar a los chicos.

Alex fue el primero en levantarse del asiento pero se cayó al piso al hacerlo y todas las personas presentes se quedaron mirando, me sentía  incómoda cuando un desconocido nos quedó mirando, se levantó avergonzado y un poco más salí volando del lugar.

—Ya estás haciendo lío, Alex —bromeó Hernán. 

—Que sin querer —se defendió  aún avergonzado por lo que acaba de pasar.

—Dalen, levántesen. quiero ir a los juegos —habló Dina.

—Queremos —aclaré. 

— Bueno, esperen. No sean tan emocionadas. No ven que estamos teniendo una charla de hombres —Señaló a los chicos y yo puse los ojos en blanco.

Lisandro y Uriel se levantaron de sus lugares.

—Vamos —habló Lisandro.

—Si, vamos. Quiero jugar a los juegos de las máquinas —habló Uriel caminando para volver a entrar adentro.

Una vez dentro del local de los juegos nos pusimos a jugar al tejo tres contra tres, Hernán, Lisandro Y Uriel contra nosotros tres. Tuvimos un empate. Cuando terminamos de jugar al tejo, jugamos a los juego de máquinas, luego jugamos a los bolos y a todos los juegos del local. Tuvimos que cargar crédito siete veces.

—¿Nos sacamos fotos en la máquina? —preguntó Dina viendo que sólo quedaban cien pesos de saldo en la tarjeta. 

Nos acercamos a la máquina de fotos que se encontraba justo en la entrada del local entramos los seis nos acomodamos y apretamos el botón para que la máquina tomará la foto. Para la primera foto ponemos caras bobas, en la segunda sacamos la lengua, para la tercera pusimos  los ojos en blanco hacia la misma dirección y para la última foto sonreímos. Como nos dieron dos tiras decidimos que lo mejor era que Lisandro se quedará con una y yo con la otra.

 .Where stories live. Discover now