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No sé sentía orgulloso por haberse dejado tocar por otra persona, pero fue un mal necesario se dijo. Ya que después de correrse en esas manos cálidas, había logrado dormir mejor que cuando le tocaba hibernar.

Ahora se sentía totalmente renovado, las energías al ciento por ciento. Así que, no tenía que perder el tiempo, debía escapar de allí.

Con sigilo salió de su habitación, había logrado convencer a Jimin para que no lo cerrara con llave. A veces se preguntaba si ese Omega era cómplice de ese Alfa ogro, porque lo miraba extraño cuando Tae le pedía algo que vaya en contra de las “reglas” de ese Alfa.

Por ello, no le dijo nada de que esa misma madrugada intentaría escapar.

Salió de su habitación, ésta vez cambiado con su uniforme de colegio, aunque sólo la parte superior. Nunca supo qué le pasó a sus pantalones, ahora estaba usando otros, que la verdad le quedaban algo ajustados en la parte de sus caderas y la de su trasero.

Aún no se acostumbraba a su nuevo cuerpo, que sin dudas le gustaba cómo se veía, pero le traía ese tipo de problemas con la ropa.

Caminó por el largo pasillo iluminado tenuemente por la luz de la Luna que se colaba por los ventanales del segundo piso donde se encontraba.

Buscó un modo de salir por esos ventanales, pero todos tenían barrotes.

Maldición, esto parece una jaula, sólo que más refinada.

Pensó Taehyung con angustia, al no ver ningún tipo de salida. Pero no sé iba a rendir, así que se dispuso a bajar las gradas tipo caracol que estaban a su derecha. 

No iba a intentar salir por dónde la otra vez, no era tan tonto como para querer activar las alarmas.

A medida que pasaban los segundos, los nervios lo invadían, tratando de imaginar todos los escenarios posibles y sus soluciones.

Llegó al primer piso, encontrándose con otro largo pasillo y más puertas de habitaciones que no tenía idea de si había gente allí durmiendo. O quizás estaba el energúmeno, no quiso pensar en eso y siguió su camino.

Al final del pasillo, para su alivio, encontró una pequeña ventana sin barrotes. Se acercó y vio que daba a otra sección del jardín.

Como era el primer piso, no se veía tan alto. Además que en la pared se notaba una especie de tubería, eso le serviría para poder bajar por allí.

Armándose de valor, abrió la pequeña ventana con cuidado de no hacer ruido. Orando porque no tenga esa fastidiosa alarma que le arruinó los planes la otra vez.

Las manos le temblaban, su corazón latía a toda máquina. Sus piernas parecían de gelatina, pero pese a todo lo que estaba sintiendo, logró abrir la ventana sin omitir sonido alguno.

Aliviado, probó si podría salir por allí. Recordó que su profesor de gimnasia le había enseñado medir espacios por si dudaba poder pasar a través de los estrechos obstáculos que les ponían. Les dijo que, si su cabeza podía pasar, entonces todo su cuerpo podría hacerlo.

Ésta vez no era una clase de gimnasia, era un escape para preservar su vida.

Entonces lo intentó, la ventana era muy estrecha, pero para su alivio sí logró pasar la cabeza. Agradeciendo internamente por sus clases de gimnasia, empezó a avanzar, sacando su torso y brazos con cuidado, hasta que no pudo avanzar más.

Extrañado por saber qué era lo que lo tenía atorado, buscó con la mirada para darse cuenta de que eran sus caderas. En sí, parecía ser su trasero el que no pasaba por ese angosto espacio.

💲Ꮚ VENDIDO Ꮚ💲JinTae 💲Where stories live. Discover now