-------------------

Hitoshi había estado tan concentrado todo ese fin de semana en intentar crear un elaborado y detallado plan para declararse que olvidó darle el cassette que había sacado del reproductor en un primer momento a su padre, cassette que finalmente recordó tras mirar debajo de su cama en busca de su celular, el cual se le había caído. Asumió que lo había tirado sin querer durmiendo y ahí había quedado hasta ese momento.

Estuvo colgado hacia abajo mirando bajo la cama unos minutos hasta que se sintió mareado. Aún tenía varias ideas dando vueltas en su cabeza y se veía fácilmente distraído por cualquier cosa, como por ejemplo, un viejo cassette debajo de su cama. Se lo quedó mirando fijamente mientras su cerebro disociaba totalmente de todo lo que estaba pasando. Pensar en el rubio y que hacer para que lo que sea que fuere a hacer para decirle lo que sentía y que fuese especial lo estaba distrayendo a sobremanera.

Cuando finalmente recordó que no estaba de cabeza por diversión, tomó el viejo cassette, se fijó si lo había roto o si tenía polvo y cuando vio que estaba bien tomó el reproductor y salió de su cuarto para devolverle todo a Shota. Le iba a preguntar si se podía quedar el reproductor así podía escuche el cassette que Denki le regaló tantas veces como quisiera, pero de igual manera se lo llevaba a su padre por si lo requería para algo, aunque a juzgar por el polvo que había juntado el objeto, era obvio que no lo usaba.

En un día normal realmente no podría preguntarle a sus padres nada ya que Shota estaría trabajando y Hizashi estaría en su propia casa. El rubio no era un héroe demasiado solicitado ya que su don solo se puede usar en situaciones muy específicas, por lo que era más normal para él estar en su casa que de guardia. Por otro lado, su trabajo en la radio era solo los viernes, así que a menos que tuviera que trabajar como héroe, normalmente estaría ejerciendo su empleo como profesor en su casa, corrigiendo y armando ejercicios.

Ahora cambiaron algunas cosas. Hizashi empezó a pasar más tiempo en su casa mientras que Shota aún seguía descansado por sus heridas, por lo que ahora ambos se encontraban en el piso de abajo corrigiendo exámenes como mucho.

Hitoshi bajó las escaleras con rapidez puesto que quería volver a su habitación lo antes posible. Eran las siete de la tarde y normalmente se quedaba allí hasta la cena, por lo que no quería perder tiempo.

—¡Shh! —Al bajar casi corriendo, sus pasos resonaron en el piso de abajo, alertando entonces a Hizashi, quien en cuanto su hijo puso un pie en la sala de estar lo silenció. Hitoshi frenó en seco, no entendiendo bien por qué, pero le hizo caso.

Desde donde estaba, Hitoshi solo podía ver la cabellera rubia de su padre, quien estaba recostado en el sillón, apoyando su espalda en el brazo izquierdo del mismo, y no mucho más ya que el respaldo tapaba todo. Casi era hasta molesto verlo por lo incómodo que podía ser la punta de ese sofá, pero a él no parecía importarle demasiado.

Hitoshi, entonces, dio la vuelta para poder ver de frente a su padre y también preguntarle por qué debía hacer silencio pero todas sus dudas se resolvieron en cuanto vio por delante del respaldo del sillón.

Sobre el sofá no estaba solo Hizashi, sino que Shota también estaba allí, acostado entero sobre el cuerpo del rubio y durmiendo abrazado a él. El contrario, por otro lado, decidió poner un almohadón sobre la cabeza del pelinegro, que no se despertó para nada por ello, y tenía unas hojas en la mano, apoyadas sobre la improvisada mesa que había armado sobre la cabeza de su pareja.

Hitoshi ahora entendía porque, aunque fuera increíblemente incómodo, Hizashi aun seguía acostado en esa posición; literalmente no se podía mover. Era como tener un gato durmiendo sobre él. El rubio no alzó la mirada hacia su hijo sino que seguía concentrado en las hojas que, asumió Hitoshi, estaba corrigiendo.

Hitoshi, ahora con nuevas dudas, se acercó a ver qué tenía su padre en la mano ya que, según él bien recordaba, había estado corrigiendo el día anterior antes de que sus amigos comieran y, si conocía bien a su padre, sabía que él era más de sacarse todo de encima con rapidez así luego podía descansar, totalmente contrario a Shota.

—Eso no es inglés —Lo dijo en una voz lo suficientemente baja como para que Hizashi no lo hiciera callarse de nuevo.

—Es de tu padre, lo estoy ayudando —A simple vista se notaba que no era inglés, pero realmente no reconocía de que se trataba, por lo que se agachó un poco y acercó su rostro un poco más para ver mejor, rápidamente posicionándose a la misma altura que Hizashi. Sabía que se había atrasado un poco con todo lo que había sucedido, por lo que no era raro que no reconociera la tarea que estaba viendo, pero creyó que de tener que hacerla sabría como y eso lo tranquilizó un poco. Mientras leía, de repente sintió como su padre le daba un beso en la cabeza, alejándolo entonces con rapidez.

—¡Oye! —Hizashi río al ver a su hijo hacer una mueca de asco; aún seguía siendo un niño. Hitoshi bufó y se alejó de allí; en otro momento le devolvería el reproductor y el cassette.

No podía decir que no estaba acostumbrado a ver a sus padres así, puesto que realmente siempre actuaron como una pareja aún sin serlo. Tampoco era la primera vez que los veía dormir juntos o abrazados, aunque tenía recuerdos borrosos de aquello. Él, de hecho, hace no mucho se había enterado que sus padres no eran más que amigos y eso le extrañó mucho más que el hecho de que ahora se besen en la cocina.

De igual manera, poco le importaba lo que hiciesen sus padres ya que con él siempre habían sido los mismos padres asquerosamente amorosos que eran ahora. Nada había cambiado y eso lo hacía increíblemente feliz.

Daddy issues (bnha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora