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  Los días pasaron con una increíble rapidez y Hitoshi ya llevaba casi medio año en la clase 1-A. Ya hasta tenía su licencia provisional, licencia que le había costado días de suspensión en el pasado pero ya no más.

  No todo fueron estudios, aunque si la mayoría, pero también salió mucho con sus amigos y hasta reconoció por fin que estaba enamorado de Denki. Quizás lo tenía medio claro anteriormente, quizás bastante claro, pero le costaba mucho admitirlo y finalmente lo había hecho con él mismo y con Shoto, su mayor confidente en ese sentido. No podía decírselo a Kirishima ni Bakugo porque eran sus amigos y sería un poco raro así que hablaba con quien ahora se atrevía a llamar su mejor amigo.

  Hablando de amores, Hitoshi había convencido por fin a Todoroki de declararse a cierto chico de cabello verde del que llevaba enamorado por mucho tiempo pero jamás se atrevió a decírselo. Tardó mucho en que aceptara, pero finalmente había llegado el día.

  Habían terminado de entrenar, por lo que se dirigieron a las duchas automáticamente. Hitoshi se dispuso a sacar su ropa de su casillero cerrado con código y al abrirlo, una voz lo llamó desde la puerta.

—Shinso —Muchos se giraron al escuchar la profunda voz de Shota, incluido el nombrado. No se dejó mostrar, se encontraba apoyado en la pared del otro lado de la puerta mirando hacia el pasillo. Le parecía sumamente extraño mirar dentro de un vestidor lleno de niños y, aunque sabía que había profesores que no les importaba, él no sería uno de ellos y estaba determinado a no incomodar a nadie de esa forma —Ven conmigo.

  A media acción, dejó todo como estaba y siguió las órdenes de su profesor en silencio. Nadie se extrañaba ya de que pasaran cosas así, pues ya todos habían aceptado que Hitoshi era su favorito y no había nada por hacer. Caminaron en silencio hasta una sala de profesores en la que solo Hizashi se encontraba, quien lo saludó cariñosamente con la mano y una sonrisa.

—Niño, ¿Me puedes decir los dones de los que los atacaron aquella vez? —Hitoshi lo miró confundido y Hizashi río nervioso, como queriendo pedir disculpas por los inconvenientes. Aquel hecho había ocurrido hace bastante tiempo, quizás no tanto, pero un tiempo considerable. De igual manera, Shota nunca pudo dejar de pensar en el ya que algo no le cuadraba.

  Desde que aquello ocurrió, estuvo día y noche pensando en que lo qué pasó no tenía mucho sentido. Un conjunto de villanos bien coordinados causando estragos en un remoto pueblo sin nada que ganar. No había nada de mucho lujo, no iban a conseguir demasiado dinero y todos se dirigían directo hacia la playa donde había todavía menos cosas que saquear. ¿Matar y destrozar por diversión? Tenía sentido, pero no sería tan estructurado.

  Había enemigos funcionando como súbditos. Eran varios, raro en un revuelo por puro entretenimiento propio, y se estaban sacrificando por uno en particular; el chico contra el que Bakugo peleó. Nadie se sacrificaría para proteger al otro, más cuando te gusta destruir por despecho; no deberían sentir mucha empatía.

  Además, aquella retirada totalmente controlada, como si todo estuviera planeado. Como desaparecieron en cuanto no vieron chances de cumplir aquel objetivo del que Shota estaba convencido de que tenían, como alguien vino a rescatar al que peleó contra Bakugo, a quien también protegían como si su vida tuviera una importancia desmesurada mientras que la de los demás hombres no, por lo que los dejaron ser capturados.

  Algo definitivamente no cuadraba, pero no entendía qué. Sobre lo que había pasado solo sabía lo que había quedado en los informes y la historia que le había contado Hizashi, anteriormente relatada por Hitoshi, salvo que la memoria del rubio no era muy buena y omitió muchas partes. Además, solo se centró en decir lo increíble que era su hijo y realmente terminó sin contar mucho.

  No quería preguntarles demasiado a sus estudiantes puesto que no quería molestarlos. Ya el suceso había pasado y prefería que lo olvidaran y no los persiguiera en su día a día de ser posible, más que nada porque Hitoshi jamás había sufrido algo así y aunque necesitaba que recordara como se sentía estar en una situación de peligro real, también quería que pudiera ser un estudiante normal que aprende las cosas a su tiempo. El único, de hecho, ya que todos los demás estuvieron en situación así más de una vez.

Por eso, en su cabeza aún le parecía bastante ilógico llamar justo al niño que más quería proteger de recuerdos acechándolo, sin embargo, si tenía que elegir a alguien a quien confiarle sus dudas sobre ese día, elegiría mil veces a Hitoshi, y era por eso que ahora se encontraba con ellos en ese aula.

  Hitoshi contó los poderes de quienes se habían enfrentado contra él; nada importante. Llegó al chico de cabello color vino; increíblemente, tampoco nada.

—Al final, había un monstruo enorme. Era como una sombra pero parecía sólido igualmente- Se tomó un tiempo ya que no sabía cómo explicar que una sombra pudiera ser sólida. Shota escuchaba atento —Lo siento, no se explicarlo bien, pero detrás de él habían dos hombres.

  Hitoshi procedió a describirlos y poco a poco Shota comenzaba a caer en algo. No logró realmente unir ningún hilo, pero comprobó que algo andaba muy mal y lo sintió como un baldazo de agua fría. El de cabello morado comenzó a hablar más lento al ver como el rostro de su profesor se deformaba en incredulidad y posaba su mano sobre su boca en sorpresa, pero aún así siguió hasta el final, intentando detallar a aquellos hombres, o aquel hombre ya que el otro no parecía humano, lo máximo posible. El silencio reinó por unos segundos mientras Shota pensaba y Hizashi se comenzaba a impacientar sin entender mucho.

—Son ellos, Hizashi... —El nombrado frunció el ceño —Son los que lastimaron a... —Parecía que las palabras se le atoraban en la garganta, prendiéndole fuego —...A Hoshi ese día...

  Hitoshi no pudo evitar abrir los ojos como platos al oír ese nombre. Hizashi tampoco pudo disimular mucho y automáticamente miró a su hijo con temor, siendo próximamente salvado por él mismo ya que se encargaría de intentar disimular todo. Ninguno de los dos recordaba a los hombres que lastimaron a Hitoshi en la nuca ya que él era muy pequeño como para recordarlo y además había sufrido un trauma, así que era más que probable que sus recuerdos hayan sido borroneados por su propio cerebro en forma de protección, y, por otro lado, el rubio ni siquiera había estado ahí, así que no tenía forma de saberlo. Shota era el único que jamás olvidaría ese día ni la cara de aquellos degenerados.

—¿Quien es Hoshi? —Disimuló Hitoshi, dándole margen a Hizashi para dispersar la mirada e intentar sintonizar con su mejor amigo.

—Nadie, ya puedes irte —"Nadie, ¿Eh?..." Pensó el pelimorado. Sabía que no le iba a contar, pero escuchar que era "nadie" quizás le dolió un poco en el fondo. No pudo evitar mostrarse desanimado, cosa que Hizashi notó, pero tuvo que dejarlo ir sin poder decir nada más.

—¿Hablas del día en que le abrieron el cuello? —Con Hitoshi fuera, ambos adultos ya podían hablar.

—Eran ellos —Shota comenzó a caminar nervioso por el lugar. Su mente divagaba por miles de preguntas sin respuestas —Eran ellos, Hizashi.

—Está bien, cuéntame que teorías tienes, ¿Okey? —Los ansiosos pasos de un lado al otro comenzaron a irritar al rubio, quien tomó con fuerza el brazo de Shota para frenarlo y tiró de él para que el dueño lo mirara y le prestara atención. Se mostró completamente serio; necesitaba que le creyera —Todo va a estar bien Sho. No te preocupes —Pero simplemente no podía no preocuparse.

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  Hitoshi caminaba a paso lento por los pasillos para regresar a las duchas. No se había tardado tanto, así que muy probablemente todavía habría bastante gente allí. Dado que ya se había conseguido un método para ducharse y que nadie lo molestara, ya no le preocupaba tanto, pero todavía sentía nervios recorrerle el cuerpo de vez en cuando.

  Todavía recordaba las palabras de su papá, pero realmente no quería desanimarse; ese día, Todoroki se declararía, nada podría detener su emoción al respecto. Reacomodó sus ideas y ahora pisó con más firmeza al caminar.

  Pasó por el umbral de la puerta y sintió todas las miradas posadas sobre él automáticamente. Sus ojos denotaban confusión, vergüenza, gracia y hasta miedo. Hitoshi pasó su mirada sobre cada uno de los chicos al no entender que pasaba, hasta que posó la misma sobre uno de ellos y entendió todo.

—Shinso... Tú...

Daddy issues (bnha)Where stories live. Discover now