25 de septiembre de 2022. Parte I.

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El autobús fluía de curva en curva por una carretera montañosa.

A un lado tenía la montaña y al otro unas preciosas vistas al mar. El Sol aparecía tímidamente por el mar y las pocas nubes que había se tintaban de colores anaranjados y morados debido a esto.

Yo me dediqué durante el resto del camino a apreciar por la ventana del autobús el amanecer. La luz coloreaba el cielo y se reflejaba en el agua para crear un bonito reflejo.

- Buenos días, Mar Mediterráneo. -

Una escena majestuosa para empezar el día.

Yo llevaba encima ropa cómoda. Un conjunto sencillo: Una camiseta de deporte azul, unos pantalones cortos negros con detalles blancos y unas horteras zapatillas amarillas. Las típicas que uno se compra para hacer "running".

- Me da un poco de pereza tener que entrenar a estas horas, pero así tendré el resto del día libre. -

Tras un rato observando por la ventana, el sutil sonido de la campana del autobús me notificó que la próxima parada estaba cerca.

- Ya llegamos. Más vale que me vaya despertando o no podré entrenar en condiciones. –

Murmuré mientras me frotaba los ojos de nuevo. Acto seguido, bostecé.

- Venga, es hora de entrenar. Si no espabilo, no aguantaré ni dos kilómetros a un buen ritmo. –

Me dije a mí mismo mientras me desperezaba y estiraba los brazos y hombros.

Unos instantes después el autobús se detuvo en un bonito mirador con vistas al mar prácticamente en uno de los puntos más altos de la montaña en la que me encontraba.

Yo salté de mi asiento antes de llegar. Para cuando el vehículo se detuvo y abrió sus puertas yo ya estaba listo para bajar en frente de las puertas de cristal.

- Bien chaval, ya hemos llegado. –

Me dijo el conductor mientras presionaba el botón para que se abriesen las puertas.

- Sí, muchas gracias por traerme, una vez más. Hehe. –

Conocía a ese conductor desde hace ya muchos años, es normal que en las pequeñas ciudades todo el mundo se conozca.

- Gracias a ti, hombre. Esta es una ruta fija, hubiese venido aunque el autobús estuviese completamente vacío. –

Simplemente le sonreí.

- Ah, y procura tener cuidado con las bajadas y las piedras, que es peligroso. ¿Vale? No quiero tener que mandar una ambulancia a buscarte porque te hayas roto el tobillo o algo así. Y mucho menos pedir un helicóptero hahaha. –

- No se preocupe. Me sé de memoria todas las piedras del camino. –

Fanfarroneé.

- Los más confiados siempre resultan ser los primeros en caerse. -

– Bueno, hehe, está bien, tendré cuidado, se lo prometo. –

- Así me gusta. -

- En fin, que pase un buen día señor, no le entretengo más. –

Me despedí justo antes de bajarme del bus.

- Igualmente, y recuerda esforzarte. –

-Sí. –

Le dije ya saliendo por las puertas del autobús. Este cerró sus puertas y prosiguió con su ruta.

Tras salir del vehículo anduve hasta asomarme por el mirador frente a mí y observar el amanecer por el mar. Ya me había calmado bastante después de esa siesta de pésima calidad, aunque sentía que me faltaba un poco de azúcar.

Densetsu ni narou: Seoul Nights Vol.1 & 2Where stories live. Discover now