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JungKook y TaeHyung caminaban lado a lado, conversando sobre libros, libros y más libros. Sí, que no se note que este sería un tema común entre ambos.

Jeon acompañaba al omega hasta su hogar, aunque la dirección en la que iban era la que usaba normalmente para volver al suyo. Supuso que el menor vivía en el camino así que no preguntó.

Pronto, se adentraron en una avenida y Tae se detuvo en la cuarta casa de la misma, anunciando que esa era la suya y hasta ahí llegaba su camino.

El azabache miró la fachada de la casa antes de devolver su vista al rubio. —Antes de que me vaya, quería hablar contigo de algo.

Kim lo miró con curiosidad, asintiendo. —Claro, dime.

El alfa tomó una bocanada de aire antes de comenzar a hablar. —Sé que sabes que somos destinados, o bueno, yo lo siento, mí lobo también. —murmuró, posando una mano sobre su pecho. —Me gustaría que me dejaras cortejarte, si quieres, claro. Y no es porque seamos destinados- o sea, en parte lo es, pero también es porque eres muy lindo, y no hablo del físico, me refiero a tu personalidad, pero también eres lindo físicamente. —empezó a balbucear. TaeHyung parpadeó y soltó una risa chiquita, sintiendo sus mejillas calentarse un poco.

—JungKook. —le interrumpió, ganando la atención del sonrojado alfa. —Puedes cortejarme, está bien.

—¿De verdad? —al ver al omega asentir, Jeon sonrió en grande. —Oh luna, gracias, de veras que me voy a esforzar. —aseguró. —¡Te traje algo!

—¿Desde ya? —susurró el menor, mirándolo abrir su mochila y sacar algo que le extendió luego.

Era Nosotros en la luna, se abstuvo de decir que ya lo tenía y esperó una explicación por parte del alfa. Lo tomó entre sus dedos y entonces notó los post-it que sobresalían de él.

Sus ojos brillaron.

—Sé que es tu libro preferido. Lo había leído hace mucho tiempo y puse varios marcadores, notas, y dibujos también que representaban cómo me había sentido en ese momento. —contó, sonriendo apenado. —Un libro marcado significa mucho para mí, te estoy abriendo una parte de mí corazón al dártelo, son mis sentimientos en él, así que... Espero lo aprecies.

El rubio avanzó los dos pasos que los separaban y rodeo el cuerpo de JungKook con sus brazos, quien recibió el abrazo y se lo devolvió. El alfa no pudo evitar soltar un poco más de feromonas para cubrir al omega con su aroma. Culpa de su lobo.

TaeHyung olfateó un poco el aroma de su destinado. Jamás había sentido el jengibre en algún alfa y el que el suyo lo tuviera le encantaba. Su lobo ronroneó en su pecho, embriagándose con aquél aroma que sabía sentiría a menudo.

—Gracias, JungKook. En verdad lo aprecio demasiado. —se separó un poco del mayor, realmente no queriendo abandonar su calidez, y le regaló una sonrisa que el otro correspondió.

Jeon le acomodó uno de sus rubios mechones tras su oreja, mientras asentía. —No hay de qué, TaeHyung.

Bésalo. Exigió su lobo.
No lo voy a besar en la primera cita, alfa hormonal, ya lo bañaste con nuestro aroma.
Tú te lo pierdes.

—Deberías entrar ya, hace frío. —recomendó en cambio, pasando sus manos por los brazos descubiertos del menor. —Te escribiré cuando llegue a casa.

—¿Vives muy lejos? —preguntó, algo preocupado.

—No realmente, a unos siete minutos. —calculó.

—Okay. —murmuró, abrazando una vez más al alfa. —Ten cuidado.

—Lo tendré. —respondió en el mismo tono. Sin poder evitarlo, inhaló el delicioso aroma que su omega poseía. Tae movió su cabeza a un lado, dándole más acceso. Pronto, sintió la nariz del alfa rozar su cuello y se estremeció, siendo consciente de lo íntima que era esa acción. Su lobo confiaba en JungKook, así que lo dejó ser.

Menta, cereza y algodón de azúcar.

Sabiendo que era suficiente, el azabache se separó del cuello del menor (usando mucha fuerza de voluntad, cabe destacar) y le dio una sonrisa chiquita, notando el sonrojo que cubría sus mejillas.

—Perdón. —susurró, pasando su diestra por.su nuca.

—Está bien. —se rio un poco. —Entraré ya.

—Adiós. —se despidió, separándose por completo del cuerpo del rubio. —Te escribiré.

El omega asintió y se acercó para dejar un rápido beso en su mejilla. —Adiós. —le sonrió, sacando su llave para poder abrir su puerta.

Al ver al menor entrar en su casa, se despidió por última vez con un ademán que fue correspondido y al estar ya cerrada la puerta, suspiró, dando media vuelta para ir a casa, sabiendo que ya había dejado a su omega en un lugar seguro.

Alzó la mirada, observando el cielo. Cuatro estrellas brillantes se dejaban ver entre todas las nubes y la contaminación de la ciudad, una de ellas brillando más que las demás.

—Gracias por acompañarme siempre, mamá. Deja que llegue bien a casa. —susurró, aferrado a su mochila. —A partir de hoy, cuida de TaeHyung también, ¿si? —y aunque no iba a recibir una respuesta, sabía que su madre lo escuchaba y cumpliría su petición.

Recordó el beso en su mejilla y un sentimiento de calidez invadió su pecho. Su lobo movió la colita, feliz, si había recibido un beso, es porque había sido un buen alfa.

...

HOLAAA, ¿cómo les va en la vida?

Perdón de vdd si les aburre el tema de los libros y eso, pero en este fic ese será el tema principal, por así decirlo, así q.

Muak, descansen 💋.

- Sofia ReFus.

Entre páginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora