Capítulo 24.

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*Leed la nota final, es importante*

-¡Oh, dios mío! ¿Estás bien?- dije mirando la parte trasera de su cabeza. La sangre brotaba de una pequeña pero algo profunda brecha que apenas se distinguía, ya que la escondía su cabello.

-Sí, sólo estoy algo... mareado- dijo poniéndose en pie, buscando equilibrio en mis hombros. Tomé sus manos sin soltarlas de su agarré, para ayudarle.

-Vamos a la laguna- dije ayudandole a salir.

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-Entonces, ¿por eso estuviste todo el día ausente?- pregunté, aunque casi sonaba como una afirmación.

-Sí...- dijo cerrando los ojos mientras algunas gotas de agua resbalaba por su cara. Estaba limpiando su nuca con un trapo mojado, mientras él se sujetaba del suelo y de mi muslo. Ambos nos encontrábamos sentados sobre las rocas de la laguna, con los pies remojados en el agua tibia.

-¿Por qué no me dijiste que habías estado mareado?- le pregunté suave.

-No te quería preocupar- dijo con una mueca. Sonreí triste.

-Ross, si te pasa algo, solo dímelo ¿ok?- Le dije dejando el paño a un lado y tomando su rostro por sus mejillas. El asintió con un gesto infantil, que me hizo reír débilmente.

Tomé la gasa que estaba a mi lado y la sitúe tras su cabeza, después de haber limpiado su herida con agua oxigenada.

-¿Cómo te hiciste esto? Es muy profunda- pregunté.

-Hace unos días me había comenzado a doler esa zona, y hoy comencé con algunos mareos. Decidí explorar la isla, intentando distraerme- suspiró- Creo, que es de cuando me caí...- dijo y le miré confundida -¿Recuerdas? Cuando caí y mi cabeza chocó contra un tronco- asentí.

-Espero que solo sean estos mareos, no quiero que vaya a mayores- dije mirando su cabeza. Asintió.

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-Laura- exclamó después de un largo rato de silencio -Lo siento-

-Está bien, yo también lo siento, he estado con mal humor todo el día- me abrazó, tomándome por sorpresa, pero le correspondí el abrazo a los segundos.

Entonces, el sonido de un motor nos asustó a ambos... ¡Un avión sobrevolaba el cielo, justo encima de nosotros!

Nos soltamos y comenzamos a gritar y a hacer gestos. Corrí al refugio y busqué la pistola de bengala de la que disponía el equipo de supervivencia del avión. Corrí de nuevo a la playa.

Ross movía sus manos en el aire, agitando todo su cuerpo y saltando, a la vez que gritaba para llamar la atención de el avión. Disparé con la pistola de bengala cerca del avión, y grité junto a Ross, que se habia alarmado debido al disparo.

El avión pareció notarnos, ya que hizo múltiples movimientos en el aire para aterrizar.

-¡Sí!- festejeó Ross -¡Nos han visto!- dijo feliz. Sonreí muy feliz y me lancé a sus brazos. Riendo ambos, me dió varias vueltas en el aire. Cuando me dejó en el suelo, volvimos a observar al avión, que ya casi había aterrizado. Vi a Ross fruncir el ceño, sin dejar de sonreír.

-¿Qué pasa?- le pregunté con una mueca, aún feliz, pero a la misma vez, confundida.

-Si no me equivoco, conozco ese avión...- dijo pensativo. Entonces, su cara se iluminó -Papá...- murmuró alterado, con una gran sonrisa - ¡Es el B-1 Lacer de mi padre!- exclamó antes de tomar mi mano y tirar de mí mientras avanzaba hacia el avión.

Perdida te encontré. |RAURA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora