CAPÍTULO 14

7 1 0
                                    


―Ya hemos llegado―Dijo Destina desanimadamente. Aquello, más que un aviso, era una forma de insuflarme el coraje que necesitaba para ver con mis propios ojos mi triste realidad. No era necesario indicar dónde se encontraba mi cuerpo; las bandas amarillas que acordonaban la orilla del lago Merrymeeting, además de un bulto bajo una manta ensangrentada, me daba las pistas necesarias para saber dónde mirar.

―Comprendo que no quieras hacerlo. Si quieres, miraré yo y tú puedes quedarte por aquí―Pero me negué ante la sugerencia. Quería saber qué fue de mí y el porqué de mi suerte. Quizás, si algo me reconcomía las entrañas más que mi propia muerte, era saber las razones por las que se me acusaba de, por lo menos, cuatro asesinatos si contaba el de mi amiga. Si es cierto que la vida cambia en un segundo, yo era la prueba definitiva de ello.

Miré a mi alrededor mientras que Destina se agachaba ante la escena del crimen. Pain no se encontraba por el lugar, cosa que dije en voz alta.

―No te preocupes, él es una persona ocupada―Le disculpó. Por mi parte, no tenía una enorme necesidad que alguien como él, revoloteara con esa lengua mordaz y sus maneras un tanto cuestionables. Casi sonreía pensando en no verle hoy, casi, de no ser por las razones en las que me encontraba en el lugar que consideraba un remanso de paz para mí. Ahora que cabía la posibilidad de ser la escena de mi crimen, miraba las aguas con un sentimiento extraño; casi no podía reconocer el lugar, aunque no había cambiado en lo más absoluto.

Me crucé de brazos sin apartar los ojos del agua. Casi como un susurro, dije en voz alta:

―Pero se supone que yo pertenezco a una de esas cosas que lo mantienen ocupado. Aunque comprendo que no soy su punto favorito a tachar en su lista, debería de ser más profesional.

―Buen punto. Pain puede parecer rudo e insensible, pero yo soy la única que conoce su verdadero lado. Si no está aquí, debe tener sus razones.

Aunque no es que lo conociera de precisamente mucho tiempo, me sirvió para hacerme una idea de que él no sería la persona indicada a la que invitar a una fiesta o reunión familiar. Su mera presencia bastaría para comenzar unas cuantas discusiones o palabras hirientes. Quizás era mejor que estuviésemos sólo ambas.

Pero mi gozo en un pozo; cuidado con lo que deseas que puede revertirse y darte en los morros.

―Veo que me buscabais―Escuché a mi izquierda, en concreto, en mi oreja izquierda. Daba gracias a que mis tímpanos ahora se encontraban en proceso de putrefacción, sino me hubiera quedado completamente sorda. Aunque el susto no me lo quitaba nadie. Aquello le dio un motivo más a Pain para reírse de mi y de mi desgraciada eternidad.

―Siendo un fantasma apenas actúas como tal. ¿Te tengo que recordar que estás muerta y que tú precisamente eres la que podría asustar a cualquier ser humano desafortunado?

―Lo dudo mucho; soy invisible, no sé si te acuerdas.

―Técnicamente―Hizo una pausa dramática para hacerme sufrir―puedes ser vista si lo deseas. La cuestión es que te robará mucha energía y tendrías que volver al inframundo por un tiempo para recuperarte.

―Espera, ¿Entonces nunca dejaría de existir?

―Si cometes demasiadas faltas durante tu eternidad, podrías ser condenada a dejar de existir, eliminando cualquier posibilidad de reencarnarte. Aunque para una persona que está condenada al Infernum por pecados imperdonables, eso simplemente es una mera quimera.

― ¡Yo no soy culpable y pienso demostrarlo! ―Le grité sin importarme que fuera el mandamás de lo que fuera ese maldito lugar tan extraño. Me giré hacia Destina, que ya había apartado la manta que cubría lo que se suponía era mi cuerpo.

¿Qué hice yo para merecer este infernum?#LIBRO 1Where stories live. Discover now