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paso 1:
Debes aceptar que estoy un poco loca.

Joohyun siempre maldecía a Chaeyoung por ser como es: compulsiva y ansiosa

—¡Haces todo a lo estúpido! Nunca haces nada bien, te dije que no lo hicieras, maldición.

Como había dicho, a Chaeyoung le era importante que cumplieran con el primer paso. Era el que abría las puertas a los demás.

Lisa iba rumbo a casa de Chaeyoung. Tardó cinco minutos poniéndose perfume y vistiéndose decentemente, no sin antes mirarse cada detalle hasta estar perfecta.

No era la ocasión para andar en mom jeans  y camisas holgadas, iba a estar dos horas con su crush, lo único que quería era verse perfecta, finalmente se había puesto los pantalones para decirle a Chaeyoung frente a frente salir, ya no mediante una estúpida bola de papel arrugada.

—¡Hola! Llegaste puntual, me gusta —Chaeyoung le atendió, dejándola pasar primero y cerrando la puerta a sus espaldas.

Su casa era bonita. Claro, con una mamá siendo la mejor abogada del país cómo no. Por lo mismo Chaeyoung casi no veía a su mamá, solo en las noches o si tenía tiempo de ir a dejarla al colegio, sino lo hacía el chófer. Todo el día era:

“Estoy ocupada, Roseanne. Te marco más tarde"

Y nunca recibía la dichosa llamada de su mamá.

Por eso mismo Chaeyoung era algo narcisista, pero cuando se trataba de amor caía fácilmente, ansiaba ese querer, el querer que hasta el momento solo Joohyun le había brindado.

—¿Quieres estudiar aquí o en mi habitación? —con una bandeja en manos llena de aperitivos se acercó.

Lisa titubeó. Solas en su habitación le parecía buena idea, más privacidad.

—Como veas tú —terminó diciendo por los nervios. Un leve sonrojó en su rostro y Chaeyoung sonrió.

—En mi habitación es mejor, sígueme.

10 escaleras y Lisa se había cansado. No entendía el afán de los ricos al poner demasiadas escaleras para un segundo piso. Esos eran problemas con los que no se podía identificar.

La habitación de Chaeyoung era minimalista, rosita y grande. Muy grande.

—Bien, empecemos... —colocó la bandeja sobre la mesa de té que tenía.

Lisa con sus manos temblorosas sacó una libreta y algo con qué anotar, mientras que Chaeyoung traía un pizarrón.

Chaeyoung comenzó a explicarle algunas cosas básicas del inglés, pero Lisa solo estaba concentrada en la mirada de la rubia y como gesticulaba con sus manos.

—¡Manoban! —dió un golpe en la mesa, Lisa se sobresaltó, poniéndose rígida— ¿Estás poniendo atención? No quiero que me hagas perder mi tiempo, pensé que eras alguien que tomaba las cosas en serio —suspiró.

Lisa se asustó cuando vió que Chaeyoung comenzaba a respirar más y más seguido.

Ataque de ansiedad.

—¿Chae? ¿Estás bien? —preguntó acercándose a ella.

Chaeyoung negó, estirando sus brazos hacia ella, señal de que la abrazara. Lisa algo tímida entendió y la abrazó.

—Lo siento, de verdad —suspiró, apretó sus ojos.

¿Qué había hecho?

Aún en el abrazo se agacharon poco a poco hasta quedar sentadas sobre la alfombra, ya ahí Chaeyoung pudo sentirse mejor.

Lisa le extendió un vaso con agua del que había traído y ella sonrió. Cuando finalizó el vaso con agua dió un último suspiró, ya se había tranquilizado un poco.

—¿Quieres que te cuente la verdad de por qué estoy aquí? —murmuró Lisa, bajando su mirada al estar apenada con la situación.

Chaeyoung asintió con la cabeza. Ella sabía, siempre lo supo.

—Chae, me gustas ¿sí? Desde secundaria, tú lo sabes... Pero me rechazaste varias veces —rió, recordando con nostalgia esos momentos—, estoy aquí porque pensé que estando tú y yo solas, sin nadie más que te ande molestando, me darías una oportunidad, pero solo vine a hacer desastres —negó—. No por eso tienes que aceptar, yo entenderé si dices que no —al terminar, alzó de nuevo su rostro y se encontró con la mirada de Chaeyoung; sus ojos le estaban prestando atención, tenían un brillo que nunca antes vió, tenía una pequeña sonrisa.

—Ay, Lisa —no dijo nada más y se arrojó a ella, dándole un beso... largo y lento.

Lisa no entendía qué pasaba, pero le estaba gustando. Chaeyoung la soltó rápidamente cuando escuchó el sonido de los tacones de su madre subir las escaleras.

—¡Rápido! Vuelve a tu lugar, viene mi mamá —daba pequeños empujones para que se apurara.

—¿Cómo sabes que es ella? —con su ceño fruncido regresó a donde estaba sentada.

—¿Instinto? No sé... cállate —carraspeó y se arregló la ropa, para cuando su mamá entro ambas seguían con la clase.

—Oh... Buenas tardes —dijo al notar a Lisa. Lisa hizo una leve reverencia y la saludó de vuelta—. Roseanne, necesito que te alistes cuando termines, iremos a una cena ¿entendido? —el tono de su madre era grave y fuerte, haciendo sentir a Lisa inferior cuando ni siquiera le hablaba a ella.

—Sí, madre —asintió con la cabeza agachada.

La señora no dijo nada más, salió retumbando la puerta y haciendo sonar otra vez sus zapatos por el piso de mármol.

—Si quieres lo dejamos aquí hoy, para que te alistes... —Lisa sabía que era una indirecta para ella, básicamente le estaba diciendo que se fuera ya. Frunció los labios al recordar cómo había llamado a Chae. "Roseanne" uff, que feo sonó el tono con el que lo dijo.

Chaeyoung asintió. Lisa guardó sus cosas y bajaron juntas.

—Nos vemos en la escuela, Li —sonrió. Extendió sus brazos y Lisa se acercó con una sonrisa a darle otro abrazo, este fue más corto y aún más dulce, sintiendo Chaeyoung otra vez el calorcito que los brazos de Lisa le brindaban—. Gracias por ser honesta, te estás ganando mi corazón —le susurró, dándole otro beso en los labios como despedida.

—Adiós Chae.

Chaeyoung se sentía extraña, no confundida. El calor que Lisa le brindaba era igual o aún más grande que el de Joohyun, lo sintió en el primer abrazo, se sintió protegida después de mucho tiempo. Se sonrojó, sus mejillas estaban calientes al recordar el beso que le dió, ambos.

Lisa había pasado el primer paso.

high school sweethearts | chaelisa Where stories live. Discover now