Capitulo 50√ [Penúltimo]

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"Incluso los psicópatas tiene emociones. Por otra parte, quizás no."
                             
                                Richard Ramírez.

Advertencia: Contenido que quizás no es dé tu agradó, contiene escenas con sangre, y tortura. Lees bajó tú responsabilidad.

Jessica.

Intento respirar ondo, pero mis pulmones no me lo permiten. Están tan jodidos, me veo en el espejo, llevo un vestido blanco con un corté corazón, y las mangas grandes de tela. El vestido me llega un poco más abajo de mis muslos, y se ajusta en mí cintura. Mi cabello está en unas ondas, y las heridas de los moretones han sido remplazadas por maquillaje.

Mi cara está delgado la ojeras no están gracias al maquillaje sutil que me hicieron. Mis labios color vinotinto resaltan, y mis ojos verdes también. Suelto un suspiro.

—Quedate quieta niña.—Dice la señora que me está maquillando.

La puerta de la habitación se abre, y dejá ver a la persona. Mi madre.

—Hola cariño.—Dice falsamente.

No respondo, y me pongo a ver un punto fijó, pero es imposible cuando unas manos me toman del mentón fuertemente.

—Te dije hola, niña hingrata.—Dice ella.

Va vestida con un vestido negro, largo y su maquillaje está perfectamente. Sólo que el labial está corrido y su pelo espelucada.

Muerdo mi labio inferior por el escalofrío que me da.

—Hola.—Digo firmemente.

—Hablas.—Dice ella.

—Pues tengo una boca, con la que puedo hablar.—Escupo fríamente.

Veo cómo su mano va a mí cara, cuando la detengo. Ella queda soprendida, y yo hago presión en está.

—Tocame un peló, y olvidó como tú. Que llevó tu maldita sangré.—Suelto su mano.

—Desgraciadamente llevás mi sangré, no por mucho.—Sonrie.

¿No por mucho?.

Fruño el ceño, y ella ve el gesto.

—Owww, ¿no sabías cariño?.—Pregunta ella, y se posiciona detrás de mí.—A Mario, ya no le interesas.—Hace un puchero.—Y por eso se va a desaser de la basura.—Me acaricia el hombro descubierto.

—¿La basura?.—Pregunto, finjiendo no entender. Y ella asiente.—Osea qué tú también te vas.—La sonrisa que tenía se esfuma, y yo sonrió ante la reacción.

—No juegues con fuego.—Advierte.

—Toda mi vida e jugado con fuego, y mírame.—Tomo la mano qué tenía en mí hombro, y la presionó.—Sigo viva.

Ella intenta safarse pero no sé lo permito, clavó mis uñas haciendo qué ella ahogué un gritó. Me volteó rápidamente,y la empujó fuertemente  a la pared. Ella intenta safarse pero soy más rápida y le presionó con mis manos en el cuello.

—¿Sabes qué es excitante?.—Le pregunto, ella me reguña y hago presión, casi quitándole el aire.—Que tengo tu jodida vida en mí manos.—Susurro.—Y se siente tan jodidamente placentero.

—¿Que?.—Una sonrisa débil se forma en su rostro.—¿Vas a matar a tú madre?.

—No vengas con tu manipulación.—Susurro, apretando más el hagarre.—Tu dejaste de ser mi madre, la primera vez qué me secuestraron.—Su rosto está totalmente morado, por la falta de aire.—Tu misma creaste algo que te iba a matar.—Veo que poco a poco la fuerza que tiene, suelto el hagarre un poco, y ella respira.—Nos vemos en el infierno, Madre.—Ella abre los ojos soprendida, y yo presionó fuertemente el cuello. Haciendo qué en menos de dos minutos se desplomé si cuerpo sin vida.

Enamorada de mi vecino [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora