Capitulo 42√

357 27 0
                                    

Adam.

Me levanto con un enorme dolor de cabeza, estoy en una habitación que nunca había visto antes.

Espera¿dónde estoy?.

¿Y Jessica?.

Repitelo—dice apretando el cuchillo en mi garganta.—Repitelo, andá dí que estamos cortados por la misma tijera.

Η Τζέσικα με άφησε να φύγω<<Jessica suéltame>>—le digo.

Intentó colocar mi antebrazo en su garganta para noquearla pero ella es más rápida y me hacé lo mismo, y de un momento a otro solo veo negro.

Intento pararme pero un dolor me atraviesa la calumna, gruño por el dolor pero de igual forma me paró. Veo mi camisa que aún esta cubierta de sangre y yo sigo por el mismo pasó.

Tengo un corté en la ceja, y en el pómulo izquierdo un moretón. Mientras que mi pecho y abdomen están cubiertos de sangré y mis manos también. Los malditos que nos fueron a atacar si saben pelear pero no me tocaron casi, de cambió yo hice una obra maestra.

Tenía dos semanas que no mataba a alguien, o sentía la adrenalina de ser descubierto. Me exita matar se qué no está bien, pero yo necesito placer y oír como esas pobres chicas gritanban y pedían que las dejara ir.

Ellas no tenían la culpa lo admito, pero estában en lugares y momentos dónde ni yo mismo me conozco.

Soy un peligro, soy un maldito psicópata no me orgullesco pero tampoco me apena lo que soy.

Caminó hacía la puerta y la abro, y me encuentro un enorme pasillo que reconozco al instante. Claro que he estado aquí antes, es la hermosa casa que mi querido socio tiene aquí en Rusia.

Socio que me ahora es padre de la mujer que tiene mi mundo patas arriba.

Increíble ¿no?.

Voy hacía la sala que seguro se quién estará esperándome.

La espalda del hombre que se hace llamar el Boss está sentado plácidamente en el sofá. Me aclaro la garganta.

—Pense que te habías muerto.—dice su voz más grave que la mía.

—Mala hierva nunca muere.—le digo.

Voy frente al sofá que estaba delante de él y me siento, su barba de 3 días es notable y sus grandes ojos verdes lucen un poco preocupado.

—¿Que te está consumiendo?.—digo.

—¿Porque están cubiertos de sangre?.—pregunta.

—Estabamos hablando.—miento.— Y de pronto, una bala se dispara y empezó el balasero. Ella mató yo mate.

—¿Sabes quién los atacó?.

—No, Jessica dijo que supuestamente era un cartel mexicano.—repito lo mismo que me dijo.—Por el tatuaje.

Hades apreta sus puños sobre los brazos del mueble, y dejá salir un gran suspiró.

—¿Sabes quién es?.—pregunto con cautela.

—No es mi deber decirte.—se levanta y se va al umbral.—Jessica le dispararon en el hombro, boto mucha sangre. Se desmayó y está en el laboratorio.

Me levanto y salgo a dónde me dijo Hades.

Cuando estoy entrando, me encuentro la figura de una mujer morena de pelo corto. Ella siente mi mirada y se gira quedando frente a mi.

—Tu debés ser Adam.—dice.—Jessica está en el cuarto uno.—me dice y asiento.

Entró rápidamente a la habitación y encuentro el cuerpo de Jessica, pálido. Sus labios están rotos por la falta de agua, la máquina está dando su ritmo cardíaco y se encuentra estable.

Me siento en un sofá que está delante de la camilla y sólo me la quedo mirando.

Jessica.

Siento qué el aire me falta, y pataleo. El hombre que me tiene sujeta del cabello me saca del agua que me estaban sumergiendo. Siento el aire entrar en mis pulmones.

—Nos vas a decir los códigos.—dice el hombre.

—No se dé que me estás hablando.—digo entre los dientes.

Lo que siento es una abofetada qué llega a mi cara, gruño antes el dolor. El hombre que tiene mi cabello atado en su mano, de un solo tirón me hace colocar la cabeza para atrás. Y me pone un trapo en la nariz y boca, y siento como el agua cae ahogandome. Intento hacer algo con mis manos pero me las tienen atada por detrás de la espalda, en la silla que estoy.

El quita el trapo y yo me echo hacía adelanté escupiendo agua, mi cuerpo está débil.

El maldito me hagarra del mentón y me hace mirarlo.

—El jefe quiere que ye llevé a jugar.—me dice.

El miedo me invade y parezco un gusano moviendome, para que no me toquen pero es tardé el me hagarra y me hace caminar. Al laboratorio que me llevan.

Me sientan, y me esposan en la silla.

—Porfavor.—digo.—Es la tercera dosis del día.—en mi voz se transmite el miedo.— Si me dan una más, me dará una sobredosis.

Veo detrás del hombre una sombra negra, no logro distinguir quién. Pero poco a poco se está acercando al hombre.

—Cuidado.—digo viéndolo.—El.... va a matarte.—lo miro con miedo.

Mi cuerpo empieza a temblar por el frío y miedo, la sombra sigue detrás de él, pero no le hace nada. Solo vé cómo el hombre busca la jeringa y se la entrega a Mario.

—Ayudame.—le digo en un sollozó a la sombra.

—Nadie te va a ayudar, ángel.—dice Mario, y me inyecta la droga.

La droga pica en mi sangré, intento rascarme pero la esposas no me dejan, siento mi corazón latir rápidamente, y mi pecho comprimise.

—Mierda.—dice Mario.—¡ESTA SUFRIENDO UNA SOBREDOSIS!.—grita, pero lo oigo muy lejos.

De un momento a otro, mi corazón dejá de latir. Y cierro los ojos, siguiendo la luz.

Actualidad.

Me despierto rápidamente, me retiene algo. Unos brazos y dirijo mi mirada a la persona que me tiene retenida. Me encuentro con los ojos de alguien familiar, unos ojos color café intenso que me tienen mal.

Joder, creo qué estoy.

Enamorada de mi vecino.

Y sé que me voy a quemar por quererlo.

*****

Instagram: anonima_21j



Enamorada de mi vecino [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora