° Volvi Yunho

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Yunho se encontraba acostado relajado en un sueño profundo después de lo sucedido
Estaba en una montaña rusa de emociones imaginando y soñando cosas como por ejemplo: sombras, mounstros, caballos bailando pero con Cabezas humanas, solo una sonrisa en su rostros mientras estaba dormido, su hermano wooyoung lo observaba sin duda iba de mal empeor, y Hongjoong seguía con sus antidepresivos
Las estrellas brillaban en la oscura noche de soledad de los chicos, Wooyoung preparaba la cena mientras suspiraba cansado.

Cuidar a dos chicos era muy difícil, suspiro dejando la comida a un lado para ir a revisar a Yuyu y a su Joong, todo estaba tranquilo el. silencio era lo que las amaba, dejo los platos recién calientes en la mesa para luego llamar a esos dos niños pequeños que eran prácticamente dos adultos que se comportaban como niños.

Chaein buscaba la manera de como hacer un trato con un niño que aunque no lo fuera, quería venganza, cada acto tiene su consecuencia.

Hongjoong le daba de comer a yunho como un bebito, su cuchara de avión se movía de un lado a otro buscando la manera de entrar en la boca de yunho. Wooyoung los observaba mientras reía, sin duda apesar de no tener una familia ellos lo eran.

Aquel pedazo de amor, cariño esos dos chicos lo tenían vivo por una razón, las comida fue terminada de cada plato para luego ser lavados, el chico pelirojo los lavaba con tanta paciencia, nunca se le acababa la paciencia, rara vez tenía impaciencia, Wooyoung llevó a Yunho al baño para lavar sus dientes e ir a al cama mientras el ruido de la ventana sonaba, ya que una ramas chocaban contra esta, estaba muy fuerte el viento que Yunho juraba que susurraban cosas hacia el trayendo un mal presentimiento y escalofríos.

Yunho subía las escaleras mientras sus dos hermanos iban detrás de el, Hongjoong lo llevó hasta su cama para después leerle un cuento de hadas. Yunho se acomodaba mientras abrazaba fuertemente del cuello a su peluche que era un dinosaurio.

-Bien Yunho el día de hoy te leeré tucuento favorito.

Érase una vez una niño muy lindo llamado Yunho que vivía en una coqueta casa de campo. Durante las vacaciones de verano, cuando los días eran más largos y soleados, a Yunho le encantaba corretear descalzo entre las flores y sentir las cosquillitas de la hierba fresca bajo los pies. Después solía sentarse a la sombra de un almendro a merendar mientras observaba el frágil vuelo de las mariposas, y cuando terminaba, se enfrascaba en la lectura de algún libro sobre princesas y sapos encantados que tanto le gustaban.

Su madre, entretanto, se encargaba de hacer todas las faenas del hogar: limpiaba, cocinaba, daba de comer a las gallinas, tendía la ropa en las cuerdas… ¡La pobre no descansaba en toda la jornada!

Una de esas tardes de disfrute bajo su árbol favorito, Yunho vio cómo su mamá salía del establo empujando una carretilla cargada de leña para el invierno. La buena mujer iba encorvada y haciendo grandes esfuerzos para mantener el equilibrio, pues al mínimo traspiés se le podían caer los troncos al suelo.

El niño sintió verdadera lástima al verla y sin darse cuenta, exclamó en voz alta:

– Mi mamá se pasa el día trabajando y eso no es justo… ¡Me gustaría ser un hada como las de los cuentos, un hada de los deseos que pudiera concederle todo lo que ella quisiera!

Nada más pronunciar estas palabras, una extraña voz sonó a sus espaldas.

– ¡Si así lo quieres, así será!

Yunho se sobresaltó y al girarse vio a una anciana de cabello color ceniza y sonrisa bondadosa.

– ¿Quién es usted, señora?

– Querido niño, eso no tiene importancia; yo sólo pasaba por aquí, escuché tus pensamientos, y creo que debo decirte algo que posiblemente cambie tu vida y la de tu querida madre.

– Dígame… ¿Qué es lo que tengo que saber?

-Pues que tienes un don especial del que todavía no eres consciente;  aunque te parezca increíble, ¡tú eres un hada de los deseos! Si quieres complacer a tu madre, solo tienes que probar.

Los ojos de Yunho, grandes como lunas, se abrieron de par en par.

– ¡¿De verdad cree que yo soy un hada de los deseos?!

La viejecita insistió:

– ¡Por supuesto! Estate muy atento a los deseos de tu madre y verás cómo tú puedes hacer que se cumplan.

¡La pequeña se emocionó muchísimo! Cerró el libro que tenía entre las manos y salió corriendo hacia la casa en busca de su mamá. La encontró colocando uno a uno los troncos en el leñero.

– ¡Mami, mami!

– ¿Qué quieres, hijo?

– Voy a hacerte una pregunta, pero quiero que seas sincera conmigo… ¿Tienes algún deseo especial que quieres que se cumpla?

Su madre se quedó pensativa durante unos segundos y contestó lo primero que se le ocurrió.

– ¡Ay, pues la verdad es que sí! Mi deseo es que vayas a la tienda a comprar una barra de pan para la cena.

– ¡Muy bien, deseo concedido!

Yunho, muy contento, se fue a la panadería  y regresó  en un santiamén.

– Aquí la tienes, mami… ¡Y mira qué calentita te la traigo! ¡Está recién salida del horno!

– ¡Oh, hijo míl, qué maravilla!… ¡Has hecho que mi deseo se cumpla!

El niño estaba tan entusiasmado que empezó a dar saltitos de felicidad y rogó a su madre que le confesara otro deseo.

– ¡Pídeme otro, el que tú quieras!

– ¿Otro? Déjame que piense… ¡Ya está!  Es casi la hora de la cena. Deseo que antes de  las ocho la mesa esté puesta. ¡Una cosa menos que tendría que hacer!…

– ¡Genial, deseo concedido!

Hongjoong no termino de Leer el cuento que Yunho había escrito el mismo, dejándola a un lado, para luego darle un beso de buenas noche e irse a de ahí.

La casa estaba en silencio total eran alrededor de las 12am cuando Yunho se levamto escucjando un ruido en su ventana, sujeto su peluche para luego abrirla y ver hacia todos lados en busca de aquel sonido proveniente, era una chica.

-Hola Yunho, Volví soy Chaein la chica que te ofreció una paleta en el parque ¿me recuerdas? - comentó la chica

-Oh claro sabes tengo que ir a dormir, no hagas ruido- argumento Yunho sin decir más.

-Bueno antes de irte a dormir quiero hacer un trato contigo. -sonrió la chica maliciosamente

♡#Mariposas de papel− YungiWhere stories live. Discover now