Adriel sentado a lado de la barra y lo que más me sorprende es que está riendo.

Lo vi reír por primera vez y no esa manera corta que a veces sonríe cuando están los chicos, si no de una manera libre. En el fondo me pregunte si el me veía igual mi. Poco a poco entendí que tal Adriel y yo teníamos nuestra diferencias pero en algunas cosas, no materiales, si no personales, era mas iguales que los otros mismos.

Era Adriel el que reía y no sentía que fuera de burla.

Y tan pronto que me vio, yo también reí. Y todo reímos y la música siguió.

Demonios...

—Necesitas una clases de baile Enana.

—Cállate y muéstrame tu mejor wihsky. —Me senté a lado suyo, colocando mis codos recostados en la barra.

Volvió a reír. Y no sabía si era por el alcohol que hacía pensar que su risa era linda.

—Chico, tráeme tu mejor whisky —Mando Adriel, el chico que tal vez ya estaba igual de ido que yo, asintió.

Tan solo segundos el llegó de nuevo y dejó la copa al frente de Adriel.

—Es para la señorita...—Deslizo la copa a mi lado.— Bueno, ya no tan señorita.—Alzo las cejas con ironía.

—Idiota...—Le pude murmurar. Cogí la copa entre mis dedos y ya están preparando para decirle en la cara que esto no era más que una baratija. Pero no, mi sorpresa fue clara.

Esto era realmente fuera de otro mundo, no era rasposa ni mucho menos algo demasiado fuerte pero demasiado bueno para decirlo en palabras.

Adriel sonrió victorioso.

—Gane. —Dijo con autosuficiente.

Me insigne relamiendo los labios, no quería dejar de sentir su sabor.

—¿Escuchaste Enana..? —Rio en mi cara, fue una victoria limpia, era demasiado bueno.

—Ganaste, felicidades, ¿Ahora que me pudieras hacer...? —Alce las cejas atenta a su petición.

Aún con la alegría en los poros, me miró a los ojos con un brillo  que tal era la luz o simplemente quería llorar de la emoción, estaba ebria, no sabía identificar.

Su rostro se acercó a mi, y sin importar que tan ebria este yo estaba preparanda a lo que fuera. Poco a poco este se inclinó hacia mi, casi a milímetros que nuestros labios chocarán. Cerré los ojos esperando y...

Un pechiscon en la nariz.

Que-

—Nada, con que te vea sonreír es suficiente. —Se separó de mi. El chico que nos atendió dejo otro whisky y de un tiro, Adriel se lo tomó. Aún no podía reaccionar— Ahora vámonos. —Me jalo del codo, no tan brusco como espere que fuera.

No le negué salir, a lo mejor era el whisky que me había despertado, o tal vez el acercamiento de Adriel, no se, estaba aún ebria eso estaba claro.

Marchamos tan rápido de esa cabaña que no vi cuando ya estábamos en la ciudad.

Voltee a ver a Adriel, él estaba de perfil, y se veía hermoso.

Dios no, estaba horrible, le sentaba mejor estar de enfrente.

Era tan feo que no podía dejar de mirarlo, ver cómo su mandíbula aún se le notaba levemente marcada, como sus labios delgados y a la vez gruesos se veía rojitos ante la luz, como sus pestañas hacían sobran sobre sus ojeras no tan marcadas, su piel que se notaba morena en la oscuridad, como apretaba sus largos dedos bajo el volante y como sus brazos hacían una leve flexión en sus músculos.

Amor Por Error ©Where stories live. Discover now