—Harry —dijo Hagrid de repente, como invadido por un pensamiento repentino—, tengo que ajustar cuentas contigo. Me han dicho que has estado repartiendo fotos firmadas. ¿Por qué no me has dado una?

—Yo también quiero la mía—dijo con burla, Elia.

—No he estado repartiendo fotos —dijo enfadado—. Si Lockhart aún va diciendo eso por ahí...

Pero entonces vio que Hagrid se reía. —Sólo bromeaba —explicó, dándole a Harry unas palmadas amistosas en la espalda, que lo arrojaron contra la mesa—. Sé que no es verdad. Le dije a Lockhart que no te hacía falta, que sin proponérselo eras más famoso que él.

—Apuesto a que no le hizo ninguna gracia —dijo Elia riendo.

—Supongo que no —admitió Hagrid, parpadeando—. Luego le dije que no había leído nunca ninguno de sus libros, y se marchó. ¿Un caramelo de café con leche, Ron? —añadió, cuando Ron volvió a incorporarse.

—Vengan a ver lo que he estado cultivando —dijo Hagrid. Los cinco salieron observando las enormes calabazas que había en el huerto.

—Van bien, ¿verdad? —dijo Hagrid, contento—. Son para la fiesta de Halloween. Deberán haber crecido lo bastante para ese día.

—¡Son enormes! —dijo Elia.

—¿Qué les has echado? —preguntó Harry.

—Bueno, les he echado... ya sabes... un poco de ayuda. —Elia vio el paraguas rosa estampado de Hagrid apoyado contra la pared trasera de la cabaña. Elia sospecho que un poco de magia estaba guardada en ese inocente paraguas.

—¿Un hechizo fertilizante, tal vez? —preguntó Hermione, entre la desaprobación y el regocijo—. Bueno, has hecho un buen trabajo.

—Eso es lo que dijo tu hermana pequeña —observó Hagrid, dirigiéndose a Ron—. Ayer la encontré. —Hagrid miró a Harry de soslayo y vio que le temblaba la barbilla—. Dijo que estaba contemplando el campo, pero me da la impresión de que esperaba encontrarse a alguien más en mi casa. —Guiñó un ojo a Harry—. Si quieres mi opinión, creo que ella no rechazaría una foto fir...

—¡Cállate! —dijo Harry. A Ron y Elia les dio un ataque de risa.

—Ya lo veo venir, "Fans del asombroso Harry James Potter"—dijo Elia en burla. Ella y Ron rieron a carcajadas.

—No me da gracia, para nada.

—¡Buuu! Aguafiestas—dijo Ron.

—Con que están aquí, Potter y Weasley. —La profesora McGonagall caminaba hacia ellos con gesto severo—. Cumpliréis vuestro castigo esta noche.

—¿Qué vamos a hacer, profesora? —preguntó Ron, dejando de reír, asustado, reprimiendo un eructo.

—Tú limpiarás la plata de la sala de trofeos con el señor Filch —dijo la profesora McGonagall—. Y nada de magia, Weasley... ¡frotando!

Ron tragó saliva.

—Y tú, Potter, ayudarás al profesor Lockhart a responder a las cartas de sus admiradoras —dijo la profesora McGonagall.

—Oh, no... ¿no puedo ayudar con la plata? —preguntó Harry desesperado. Elia reprimía la carcajada lo mejor que pudo, entre estar toda una tarde con Lockhart o limpiar mil trofeos, la respuesta era evidente.

—Desde luego que no —dijo la profesora McGonagall, arqueando las cejas—. El profesor Lockhart ha solicitado que seas precisamente tú. A las ocho en punto, tanto uno como otro.

△▽△▽△▽△▽△▽△▽△▽△▽

—Las tres y cuarenta y cinco—dijo Elia. La práctica con la señora Pomfrey, era a las cuatro, ya casi—, me tengo que ir, los veo al rato.

⚡ [ 𝐓𝐑𝐀𝐈𝐃𝐎𝐑𝐀 𝐀 𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 ] ⚡ [ 𝐻𝑎𝑟𝑟𝑦 𝐽. 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟]Where stories live. Discover now