—¿Elia? —Draco hizo como si pensara—, yo a esa traidora no la conozco...

Elia lo miró con decepción, Harry lo miraba con más odio del que quisiera.

—Tienes razón, Elia no podría ser tu hermana, es mucho más linda que tu—dijo George con recelo—. Más bien, eres el otro hijo horrible de Lucius Malfoy.

—Es curioso que menciones al padre de Malfoy —dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más—. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.

Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2.001» brillaron ante las narices de los de Gryffindor.

—El último modelo. Salió el mes pasado —dijo Flint con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya—. Creo que deja muy atrás la vieja serie 2.000. En cuanto a las viejas Barredoras —sonrió mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas Barredora 5—, mejor que las utilices para borrar la pizarra.

Durante un momento, a ningún jugador de Gryffindor se le ocurrió qué decir. Malfoy sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados.

—Miren —dijo Flint—. Invaden el campo. Seo, Ron y Hermione cruzaban el césped para enterarse de qué pasaba.

—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Ron a Elia y Harry—. ¿Por qué no jugáis? ¿Y qué está haciendo él aquí?

Ron miraba a Draco, vestido con su túnica del equipo de quidditch de Slytherin.

—Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley —dijo él, con petulancia—. Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo.

Ron miró boquiabierto las siete soberbias escobas que tenía delante. Elia le dio un codazo en las costillas que le hizo toser.

—Se te cae la baba.

—Son buenas, ¿eh? —dijo Draco con sorna—. Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podríais subastar las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por ellas. El equipo de Slytherin estalló de risa.

—Pero en el equipo de Gryffindor nadie compra su puesto—dijo Hermione agudamente—, lo ganan por su talento.

—Nadie pidió tu opinión, sangre sucia inmunda—dijo Draco con rencor.

Elia se enfureció por el comentario, ¿Cómo se atrevía a llamar así a su mejor amiga? Ganas de darle un puñetazo no le faltaban, pero antes de que pudiera decir o hacer algo, Flint se puso delante de él rápidamente para evitar que Fred y George saltaran sobre él.

Alicia gritó «¡Cómo te atreves!», y Ron se metió la mano en la túnica y, sacando su varita mágica, amenazó «¡Pagarás por esto, Malfoy!», y sacando la varita por debajo del brazo de Flint, la dirigió al rostro de Draco Un estruendo resonó en todo el estadio, y del extremo roto de la varita de Ron surgió un rayo de luz verde que, dándole en el estómago, lo derribó sobre el césped.

—¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien? —chilló Hermione. Ron abrió la boca para decir algo, pero no salió ninguna palabra. Por el contrario, emitió un tremendo eructo y le salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo. Los Slytherin se reían como nunca, y los de Gryffindor rodeaban a Ron, que seguía vomitando babosas grandes y brillantes. Nadie se atrevía a tocarlo.

—Hay que llevarlo con Hagrid—dijo Elia rápidamente. Entre Seo y Harry lo agarraron por los hombros y se lo llevaron, seguidos por Elia y Hermione.

⚡ [ 𝐓𝐑𝐀𝐈𝐃𝐎𝐑𝐀 𝐀 𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 ] ⚡ [ 𝐻𝑎𝑟𝑟𝑦 𝐽. 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora