5. Media verdad.

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(Suena silvido) Muevo mi cabeza de izquierda a derecha en mi cama.

(Vuelve a sonar silvido) Abro mis ojos - ¡rayos me quedé dormida!

Al ver la hora del reloj que estaba a un costado de mi cama, figura las 03 AM.

¡Maldición! - Exclamó en un Susurró.

(Suena silvido por tercera vez) Al asomarme a la ventana era Onur.

Al verme, me hace señas de manos, estaba atrás de un árbol que se encuentra justo al frente de la casa de mi tía Josefa.

La cantidad de autos estacionados al frente de esta, me daban a entender que ya estaban todos en la reunión, y para ser sincera, eran muchos.

Rápidamente pensé en como poder acercarme a Onur. No era posible salir por la puerta principal, ya que claramente todos estaban allí.

Hasta que mi lamparita se encendió. Tenía que saltar.

Así que abrí muy despacio aquella ventana que daba un chillido muy poco soportable, aquello me hacía doler los dientes.

Y saque todo mi cuerpo. Siempre tuve habilidades para saltar tejados. Ya saben, era muy rebelde (sonrió).

Mientras caminaba por aquellas tejas sucias, Onur me miraba.

Me acerque hasta un árbol que había en el costado, me trepe de este y baje.

Onur al percatarse de eso, se acerca corriendo silenciosamente.

- ¡Gal! - Exclama.

El y sus diminutivos nunca podían faltar.

- Me quedé dormida - Susurré.

- Te llevo silvando desde las 01 AM.

- Lo siento - Respondí.

Poco a poco fuimos acercándonos a unas de las ventanas que daban al costado de la casa, queríamos ver quiénes estaban allí presentes, ya que todos ellos eran los que ocultaban algo y quiénes eran la génesis del abuso hacia Arián.

- ¡No puede ser! - Exclamó Onur.

- ¿Que sucede? - pregunté.

Este solo levanta su mano derecha, y con su dedo índice señala a uno de los autos que estaban estacionados en la vereda de la casa, era el auto de sus padres.

- ¡Maldición! Lo siento Onur.

- No, tranquila - Responde - Lo veía venír, nunca me permitieron acercarme a Arían.

- Sigamos - Susurré.

Al acercarnos, nos quedamos agachados allí escuchando, no podíamos ver quiénes estaban, solo escuchábamos.

Mirando de reojo, solo pudimos observar que eran unas veinte personas en el lugar.

¿Quienes eran aquellos?

Mi tía Josefa, el director, la preceptora, y los padres de Onur ya sabíamos que estaban.

Pero la gran pregunta era ¿Quien carajos eran aquellas quince personas que estaban allí adentro.

La curiosidad nos consumía a Onur y a mí.

No podíamos ver nada.

Hasta que me acordé de la cámara de Onur.

- ¡oye! - lo codeó.

- Dime - susurra.

- ¿Trajiste tu cámara verdad? - pregunté.

ARIAN | Un Secreto, Un Misterio Y Una Sola Verdad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora