PARTE 18 - LIBERACIÓN

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Abrí los ojos. Estaba parado en el borde del pozo. Aún era de noche, pero el amanecer estaba próximo. Podía predecirse en función a los colores del cielo. La lumbre se había ido. También todos los animales. Inmediatamente vi mis manos para ver si estaban arrugadas y cerciorarme de que no fuese un anciano. No lo estaban. Era mi "yo" de 23 años. El "Jorge" que escribió este libro. Parecía que el éxtasis que había vivido se había ido. Las ilusiones se habían acabado.

Permanecí viendo el profundo fondo del pozo, en donde yacía una bola de energía blanca por debajo del agua. Por alguna razón comencé a agitarme mucho. Una extraña fuerza me arrastraba hacia el hoyo. Pasaba por mi mente el pensamiento de lanzarme. De saltar, al igual que mis ancestros. Pasar a otro plano. Las experiencias espirituales que había vivido me habían hecho tambalear entre el mundo real y el de las ilusiones. Pero me sentía en armonía y sintonía con todo. La agitación que sentía dentro de mí era más que nada emoción. Una sensación que crecía cada vez más y quería salir de mi pecho, creyendo yo que en dirección hacia el pozo. Entre más me asomaba por el borde más latía mi corazón y mi emoción incrementaba. Alguien tocó mi hombro y giré.

- No tienes por qué seguir el ciclo. No vayas hacia la luz. Mejor sal del juego. Ve hacia el cosmos. Y recuerda hacer lo mismo cuando mueras. - dijo Acalan.

Al escuchar estas palabras, entendí que todas las lecciones que había recibido de parte de mis ancestros se resumían en lo que acababa de decir Acalan. Mi pecho ya no podía contener el enorme arrobamiento de energía que sentía. Me sentía tan vivo y con demasiada energía dentro de mí.

Di un fuerte abrazo a Acalan y comencé a correr hacia los matorrales. Estaba amaneciendo ya. Y yo me dirigía hacia donde el sol apenas se asomaba. Corría a máxima velocidad y no sentía cansancio alguno. No paraba de sonreír. Mis ojos estaban iluminados. Parecía que lo que había escuchado había desbloqueado algo dentro de mí. Sentía a todos mis ancestros conmigo. Así como a todos aquellos animales dentro de mí. Era consciente de la historia atemporal del ser, de la consciencia. Y estaba maravillado por ello. No dejé de correr por largos minutos. Hasta que me detuve, me recosté y cerré los ojos mientras continuaba sonriendo. Ya no era el mismo, ni planeaba seguir siéndolo.

Desperté. Ya era de día. Para mi sorpresa, estaba recostado justo al borde del cenote, en la posición en donde me senté inicialmente. A un lado tenía la caja de madera que había llevado. La tomé y la abrí. Me sorprendí y sonreí. Había un huevo y una pluma de ave negra.

Si no me hubiera sentado al borde del abismo, no hubiera visto otro camino mucho más atractivo. Salir del ciclo. Dirigirme al cosmos.

Después de lo ocurrido, dejé las redes sociales por un tiempo. Cuando regresé, encontré que Pamela me había enviado unas fotografías por Messenger. Era una historia que ella había escrito. O, mejor dicho, un sueño que tuvo y que por algún motivo sintió la inquietud de compartírmelo, junto con un "¿Todo bien, Jorge?".

Tal vez pronto me dé el tiempo de contarla. 

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⏰ Terakhir diperbarui: Mar 30, 2022 ⏰

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