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Nobita se encontraba justo en la puerta de su casa, estaba pensando en como le iría si entra, aún así respiro hondo y entró lentamente. Sin embargo sus padres ya se encontraban listos para platicar con su hijo. Al fin y al cabo estas platicas son casi del diario.

"Hijo por favor tienes que esforzarte en tus estudios, realmente nos están preocupando tus calificaciones y de los problemas que tienes con algunos de tus compañeros" su padre trataba de que su hijo viera eso "El profesor ya nos a informado".

Ellos querían lo mejor para su hijo a un que algunos de los regaños fuesen un poco duros "No creas que te llegará ayuda del futuro".

Después de que terminará ese sermón por parte del señor Nobi y la señora Tamako, el azabache subía a su cuarto, esta vez el regaño fue distinto a los que normalmente recibía "Ya no tienen de que preocuparse, estoy decidido a cambiar" pensaba habriendo la puerta.

Con esa idea se preparaba para dormir, se dio cuenta de que las cosas últimamente le estaban saliendo bien, acaso el sufrimiento estaba llegando a su fin (si como no).

Aún así preparo sus cosas para el día de mañana, sin embargo un extraño escalofrío recorría su espalda, era una sensación de como si alguien lo estuviera observando. Rápidamente se dio la vuelta, pero lo único que estába a sus espaldas, era el armario, se encontraba entreabierto.

Un poco desconcertado ante la reacción de su cuerpo y además de que no recordaba si el armado quedó de esa manera. Se encaminó para ver que era lo que posiblemente se encontrará dentro, abrió lentamente la puertilla, pero no vio nada.

"Que extraño" pensaba Nobita al inspeccionar el pequeño espacio "Lo más probable es que sea un raton" trataba de dar una especie de explicación. Al cabo de unos minutos bajo a cenar, esta vez fue distinta que la de ayer. Sus padres y como él estaban en total silencio, no sabían el por qué de eso.

Al terminar, nuevamente se dirigió a su cuarto, se sentó en la silla de su escritorio. Rápidamente sentía un bulto que llegaba a incomodado, metió la mano al bolsillo de su pantalón corto, para toparse con la sorpresa de que había olvidado por completo el cascabel que traía consigo, bueno que más bien se encontró.

Lo miro fijamente dándole unas pequeñas vueltas  para ver cada detalle de esté, era algo viejo, trato de darle algunas sacudidas para hacer que sonará, más sin embargo esté no emitía ese iconico sonido, no le tomo importancia a eso, acomodando su futon, ya con las luces apagadas y sus antojos acomodados a un lado del reloj y con la pijama puesta se disponía a dormir.

Ya más entrada la noche, sin que Nobita se diera cuenta la puerta del armario nuevamente se abría, lentamente, para que dentro de esta una especie de sombra con brillantes ojos de color rojo lo miraban detenidamente.

La puertilla lenta y silenciosamente se encontraba abierta en su totalidad, para que una pequeña mano que más bien parecía una especie de bola de color blanco salía de ella.

El ente se encontraba tan cerca de la cabeza de nuestro amigo, mirándolo detenidamente para que enseguida una gran sonrisa se mostrará y no sólo eso si no que también dicha sonrisa estuviese formada por enormes colmillos que parecían no tener fin.

"Te ves tan... tranquilo cuando duermes... sin embargo tengo que alimentarme de alguna manera, si no es tú sangre será tu sufrimiento" una voz extraña sonaba dentro de ese cuarto.

Enseguida esa extraña sombra parecía que se ponía de pie, dirigiéndose a la ventana que estaba justamente al frente del escritorio del azabache.

Habriendola sin tener la necesidad de tocarla, enseguida el frío de la madrugada entraba lentamente, el cuerpo de Nobita rápidamente respondía ante la sensación de baja temperatura que se estaba presentando.

Sus manos trataban de agarrar con más fuerza la colchoneta (cobija, no sé como se le dice xd) tratando de mantener el calor de si.

La sombra notó eso, más aún no mostraba enojo alguno, se acercó nuevamente al cuerpo de Nobita precisamente quedando muy cerca de su oreja derecha.

Este comenzó a susurrar unas extrañas palabras, los gestos de Nobita comenzaban a reflegarse en su rostro aún dormido. "Que tengas una buena pesadilla y no te preocupes esto es solo un poco, apenas estoy empezando" nuevamente esa extraña voz sonaba solo que más baja.

"¡Nobita ya es hora de despertar!" su madre lo llamaba "Se te hará tarde" dándole golpes con una cuchara a una sartén "Tu padre ya se fue".

Nobita muy apenas escuchó los golpes y los gritos de su madre, esta vez no durmió nada bien, tubo un extraño sueño, bostezando se quitaba la pijama. "Solo miraba una extraña sombra pero esta me provocaba una sensación horrible" pensaba "Tal vez fue una simple pesadilla".

Al dar la vuelta se dió cuenta de que su ventana estaba abierta, juraba que la dejo cerrada antes de acostarse. Pero nuevamente no le tomo mucha importancia así que a prisas salía de su habitación.

Realmente no tuvo tiempo de desayunar tranquilamente, solo tomo sus cosas y muy apenas se despedía de su madre, está vez fue muy distinta que ayer, no había ningún niño caminado.

"Voy tarde... Voy tarde" tratando de correr más rápido, afortunadamente llegó justo a tiempo, su profesor tubo un percance en el camino así que tardaría unos 15 minutos en llegar.

Suspirando aliviado y dando gracias al cielo se sentaba en su lugar, "Hola Nobita" Dekisugi saludaba dirigiendo al azabache.

"Hola Dekisugi" saludando de igual manera "Se te ofrece algo" decía, dándose cuenta de que se le podría ofrecer sabiendo que esa no fue una respuesta muy buena que digamos (ya saben cuándo tratas de socializar a veces no te sale).

"Ay ese tonto de Nobita, hablando con Dekisugi solo me molesta" la voz de Gigante susurraba.

"Oh vamos Gigante en que te molesta eso" dijo Suneo un poco intrigado, ellos no le estaban haciendo nada.

"Sabes perfectamente que no me agradan esos dos, uno por ser un llorón y el otro por que se cree que es bueno para todo" respondió con la mirada hacia ellos (Gigante no jodas).

Suneo se quedó "Que que" (ya saben como yo y ustedes) esas no son razones para que alguien se llegase a molestar, pero obviamente no lo iba a contradecir, si lo hacía sabía cómo le iría así que solo le dió la razón, como siempre  y se disponía a sentarse ya que el profesor entraba al aula listo para dar las clases de el día martes.

Doraemon: Un nuevo compañero.Where stories live. Discover now