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Su cuerpo se erizó, ese tono era muy bajo, cada palabra fue pronunciada con una lentitud que sintió se le clavaron en cada célula de su cuerpo.

Además que, esa era la voz que recuerda haber escuchado antes al despertar, el Alfa y lo peor, el olor de castañas venía de él.

No, no puede ser— pensó moviendo la cabeza en negación, no quería aceptar lo que sus sentidos captaban. Él sintió el aroma de su madre, estaba seguro.

—¡¿Qué le hiciste a mi mamá?!— gritó enfurecido, aprovechando los minutos de valor que le brotaron desde el fondo de su alma.

Al instante se arrepintió, al ver cómo el contrario daba la vuelta de un giro veloz, golpeando el mesón de granito con gran fuerza que hizo vibrar el lugar.

—¡Nadie aparte de mi, puede gritar en esta casa!— rugió furioso, sus ojos brillando en un plateado intenso que llenó de miedo a Taehyung, su instinto le gritó que se pusiera de rodillas y ladeara el cuello.

Taehyung luchó contra ese instinto, al parecer ser un Omega apestaba, no podía revelarse a ese estúpido y terrorífico Alfa. Todo su cuerpo comenzó a temblar, por no hacer lo que su instinto le pidió.

—¡Ahora ven y come! — gritó apuntando abajo.

Taehyung se llenó de miedo, al ver que su mano apuntaba abajo. Él nunca había estado con un hombre, ni siquiera cuando Yoongi a quien más amaba, le había propuesto hacerle una mamada, para aprender. Tae se había llenado de vergüenza y le dijo que no, que aún no estaba listo. Que después tendrían tiempo para ganar experiencia.

Ahora, un tipo de tal tamaño, ¿Le estaba pidiendo que coma su… su...?

¡¿Su plato de comida?!

—¡Que comas te he dicho!— el Alfa estaba que echaba chispas de la furia que sentía por no se obedecido de inmediato y dejó la pequeña mesa donde había colocado un plato de comida, para jalar al menor del brazo y dirigirlo a dónde estaba la mesa.

—¿Pero qué?... ¡No quería que…! ¿Por qué pensé eso? ¡Maldición, estoy enfermo!— pensó Taehyung lleno de miedo por haber creído algo que no era, por haber visto algo que no hubo.

—¡Quiero que cuando vuelva, ese plato esté completamente vacío, o no te gustará el castigo!— volvió a gruñir ese Alfa a quien no se había atrevido a ver a la cara, además que la cocina estaba casi en tinieblas.

Una vez el ogro se fue, al fin pudo respirar un poco más aliviado. Acto que se arrepintió, pues ese olor a castañas volvió a fluir en su sistema, haciendo que inmediatamente extrañe a su madre.

¿Acaso se estaba volviendo loco? Porque ahora, sentado en esa silla, podía percibir levemente el olor a chocolate que también tenía su madre y por lo visto, no había nada de chocolate, al menos, no a la vista.

—Tengo que escapar, que ni crea ese maleante que me quedaré feliz y sumiso por una tonta cena con deliciosa… miel — miró su plato con atención por primera vez.

Se le hizo agua la boca al ver sus fresas favoritas bañadas con miel y a un costado, yacía el más grande y jugoso filete que había visto en su corta vida. Su estómago no se hizo esperar, rugiendo, exigiendo el alimento.

—Bueno, no se debe desperdiciar la comida— pensó para después comer todo a una increíble velocidad, pues sentía un hambre mortal, como si su cuerpo hubiera estado en huelga de hambre por semanas enteras.

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💲Ꮚ VENDIDO Ꮚ💲JinTae 💲Where stories live. Discover now