Tae es un Omega del clan Kim de osos pardos, que fue secuestrado al salir de su colegio.
-Déjame ir, por favor.
-¿Acaso te di permiso de hablar?
-Lo siento, señor Kim.
-Te di una orden, ahora obedece y come.
Ꮚ Aclaraciones Ꮚ
(☞ ͡° ͜ʖ ͡°)☞ Jin Alf...
—Madre Luna… ¿Me he portado mal? ¿En mi otra vida fui malo? ¿Por qué estoy sufriendo ésta humillación?— pensó Taehyung mientras lloraba en silencio, las gotas del agua caliente mojaban su cuerpo. Pero él sentía que eran sus lágrimas las que lo cubrían por completo.
La persona que lo bañaba, no quitaba ese gesto de pena al verlo, eso hacía que se sienta peor. Más aún cuando lo volteó y dio un pequeño gritito de susto, para después sentir cómo frotaban sus nalgas con algo áspero, hasta que le empezó a arder. ¿Qué tenía su cuerpo que necesitaba tal fuerza para limpiarlo?
De sólo imaginar se sintió morir, ya no quería saber o descubrir más cosas, sólo morir. Desaparecer de la faz de la tierra, quizás así, se sentiría más tranquilo y menos sucio.
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No supo en qué momento había perdido nuevamente el conocimiento, o en el mejor de los casos, se había quedado dormido.
Lentamente abrió los ojos, todo estaba oscuro. El miedo estaba por volver, cuando sintió un leve aroma a castañas y… chocolate.
¡Castañas y chocolate!
Su cuerpo reaccionó solo, salió corriendo de la habitación, recorriendo el largo pasillo, siguiendo el rastro del aroma que cada vez lo sentía con más fuerza. Ni siquiera notó que ya no estaba con los efectos de la droga, ni las sandalias que estaban al pie de su cama, corrió descalzo por todo el lugar.
—¡Mamá! ¡Mami! — gritó mientras corría y corría, sintiendo su corazón acelerarse de la inmensa alegría que sentía.
—¡Mami! ¡¿Por qué tardaste tanto?! ¡Mamita!— siguió gritando con lágrimas en los ojos, quizás todo había sido sólo un sueño.
Había escuchado que su mamá tenía planeadas unas vacaciones, quizás se había dormido en el avión o, ese helado estaba en mal estado y lo hizo alucinar un infierno. Pero ya no le importaba, su amada madre estaba ahí y él se acurrucaría en esos cálidos brazos para no despegarse de ellos nunca más.
—¡Mami, mami! ¡Mam…!— gritaba emocionado, al entrar a lo que parecía una gran cocina, el frío de los azulejos viajaban por su cuerpo a través de sus pies descalzos, más no le importó.
Pero al ver que en ese lugar había un tipo de hombros anchos que estaba de espaldas, y no ver a su madre por ningún lado. El miedo regresó a su pequeño cuerpo.
¿Dónde estaba su mami?
—¿D-don… mi… mami?— balbuceó sin poder formular una correcta oración, sintiendo las piernas temblar, con fuerza se sujetó del marco de la puerta, porque sentía que caería en cualquier instante.
—¿Así es como despiertas? ¿Llamando a tu madre? Sigues siendo un estúpido mocoso— escuchó la grave voz viniendo de ese hombre que seguía de espaldas.