• CAPÍTULO 8 | VENGANZA EN FORMA DE INCÓMODAS CARICIAS.

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Ante una mesa de caoba elegante y reluciente se hallaba Jedrell Kroll en el restaurante más exclusivo de todo Londres. Quizás sus cercanos le hubieran aconsejado hacer una reservación en un lugar más discreto, no obstante a él no le importaba ser ostentoso.

Yacía con una copa de whisky en la mano, atento a la presencia de Hermione Granger, a quien esperaba impaciente. Debía admitir que desde que la conoció en la reunión en el ministerio inglés, una especie de fascinación alrededor de ella se había posado en su mente; debía ser profesional, no haría nada inadecuado.

Pero conocer más sobre ella era necesario y esta cena era la excusa perfecta para saber más sobre los secretos que guardaba la bruja tras ese par de ojos castaños que poseía.

—Me espera el señor Kroll— le mencionó al asistente una vez que llegó.

El hombre la condujo entre las mesas y una vez que este la divisó se colocó de pie para recibirla. Inmediatamente reparó en el elegante vestido negro apegado al cuerpo que llevaba en conjunto con sus tacones que mostraban una pedicura perfectamente acabada.

Hermione Granger— saludó el hombre cuando esta llegó a su lado, tomando su mano para besarla, galante.

Jedrellcorrespondió—, debo admitir que es un lugar precioso.

El restaurante estaba en el último piso de un edificio moderno, construido en medio de Londres mágico. Estaba fabricado con cristalería finísima donde se podía observar toda la ciudad con sus luces centelleantes. Los candelabros en forma de araña con diamantes que brillaban con las luminarias otorgaban un ambiente hermoso, ideal para una cita, no para una cena de trabajo; el polaco debía reconocerlo.

—Pues me gusta visitar lugares bellos, ¿para qué he venido a Londres entonces?

Él alejó la silla para que ella pudiera sentarse y cuando lo hizo llamó al servicio de inmediato para que pudiesen atenderla oportunamente y tuviera una grata experiencia.

—Creo que Londres tiene un montón de rincones escondidos que debes recorrer.

—Recuerda que te he pedido un tour, no creas que lo olvidaré.

Ambos magos se observaron y sonrieron, los camareros, formalmente vestidos fueron tomando sus pedidos e hicieron aparecer una copa de vino tinto y copas, Hermione se sintió admirada al notar que Jedrell pensaba hasta en los más mínimos detalles al percatarse de los finos gemelos que portaba en las mangas de su camisa.

—Ya que tenemos vino—comentó tomando la iniciativa —, me gustaría hacer un brindis por la gran dupla que seremos —comentó —, por ti Hermione.

—Salud— respondió algo abrumada ante el poco disimulo del hombre; no debía ser adivina para notar que el mago aparentemente estaba interesado de otra manera en ella. De lo contrario no hubiera hecho una reservación en un lugar ridículamente caro.

La entrada de camarones con salsas extrañas y ensaladas de finas hierbas no tardó en llegar en lo que ella le explicaba la lógica del trabajo en Londres, Hermione era demasiado inteligente y organizada, uno de los dones que mantenía a Jedrell totalmente concentrado en la plática que ella mantenía. Aquello ya le había pasado con ella en el recorrido por el ministerio. La bruja era una joven sin igual que sabía perfectamente cómo atraer la atención de la forma correcta.

No tenía necesidad de coquetear.

Ella sólo estaba allí hablando de sus habilidades en el trabajo, claramente se notaba su espíritu excesivamente obsesivo por lo laboral.

—Cuéntame, Jedrell— solicitó demandante—, quiero saber ¿por qué me invitaste a este sitio?

El mago sonrió al verse descubierto en su jugada, sus ojos se enfocaron en los de ella, eran ágiles y luminosos, tenían un brillo empoderado, refulgente y seguro.

𝐀𝐒𝐈́ 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐒, 𝐏𝐀𝐆𝐀𝐒 [𝐃𝐫𝐚𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora