• CAPÍTULO 2 | MUÉSTRAME DE QUÉ ESTÁS HECHO.

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Había que reconocer que los planes del trío dorado del mundo mágico no funcionaban jamás. El discurso del día de conmemoración de la batalla de Hogwarts no fue la excepción, pues los tres tenían agendas demasiado apretadas que no era posible que pudieran compartir ideas con anticipación.

Ron había estado de vacaciones en Francia, pues la familia de la esposa de su hermano –Los DelaCour– les habían invitado a pasar una temporada y el pelirrojo había aceptado tomar vacaciones para poder ir. El día de la conmemoración estaba haciendo una pausa provisoria en su período de descanso.

Harry había estado una temporada en Estados Unidos, pues su trabajo como jefe de aurores le hacía viajar constantemente. Potter tuvo que trabajar codo a codo junto a los Inefables en el MACUSA  debido a algunas complicaciones en la seguridad de la capital norteamericana. No obstante no se perdería jamás la posibilidad de regresar a Hogwarts.

El día del evento los tres amigos decidieron juntarse a por un café para poder ponerse al día con respecto a sus vidas que últimamente los estaban llevando por caminos separados. Hermione era quien menos novedades tenía, debía admitir que no tenía mucha vida social y la mayor parte del tiempo la pasaba en el trabajo, pues era una trabajolica sin remedio.

—¿Qué es lo que vamos a decir? —preguntó Ron mientras los tres amigos intentaban reprimir una carcajada.

—Opino que Harry debe encargarse, después de todo siempre es a tí a quien la prensa quiere —señaló Hermione dándole un gran mordisco al pastelito que comía.

—¡Hey!— se defendió Harry—, tú eres la brillante aquí, creo que debes salvarnos.

—¿Otra vez? Creo que ya están un poco crecidos como para que quieran que les salve de nuevo— mencionó en tono sarcástico, sin perder la simpatía.

—Es raro ¿No creen? Volver a repetir lo que sucedió en la guerra con estos eventos— farfulló Ron con nostalgia y algo de tristeza—, siento que en algún momento habrá que dejarlo ir.

—Hay cosas que no se olvidan, Ron— señaló Hermione—, así como la vez en que te orinaste en los pantalones por estar atrapado con el lazo del diablo.

—¡O como la vez que Malfoy te hizo crecer los dientes!

—O cuando Harry escupió el jugo de calabaza al hablar con Cho Chang ¿recuerdan eso?

Harry rodó los ojos, no había ocasión en la que no recordaran esa tontería para burlarse de él. Los tres estallaron en carcajadas debido a los acontecimientos que habían salido a colación en aquella mini reunión.

—¿Entonces? —preguntó Harry —¿no planearemos nada?

—Jamás resulta —respondió Ron encogiéndose de hombros—, sin embargo siempre nos salen bien las cosas.

—Saben, les extrañaba. Veo más a tu esposa que a tí— le increpó Hermione a Harry.

—Eso es porque trabajas demasiado— se quejó Ron—, no puedes dejar de ser la sabelotodo— se carcajeó.

Y aquello era verdad, Hermione seguía siendo la misma chica algo retraída a la que no le gustaban los eventos sociales pomposos y las reuniones exuberantes. Llevaba en su interior a quienes eran las personas que solían tener un lugar en su corazón y no se dedicaba a ampliar su círculo de amigos.

Prefería quedarse en casa leyendo o viendo algún programa de televisión, pues era amantes de los adelantos muggles. Adoraba ver los atardeceres desde su balcón y cuidar de la colección de plantas que tenía en él.

Y sin duda echaba de menos en demasía a sus dos mejores amigos. Por lo que el único motivo por el que no refunfuñaría por tener que ir a la fiesta sería el porque estaría con ellos.

𝐀𝐒𝐈́ 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐒, 𝐏𝐀𝐆𝐀𝐒 [𝐃𝐫𝐚𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 +18]Where stories live. Discover now