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Daniel:
- ¡Daniel Ricciardo dame mis galletas! - grito Annie al otro extremo del sofá
- Pero si son mías - dije riendo viendo su actitud enojada
- Eran, ahora devuélveme esas galletas, ¡ahora!- grito subiendose al sofá
- Sabes que con esa pijama de patricio estrella no intimidas ni a una mosca- dije riendo venido como revisaba su vestimenta. Era un mameluco rosado que la hacía ver muy tierna.
- Lo que pasa es que me tienes envidia por qué mi pijama está increíble - dijo sonriendo orgullosa de su pijama haciendome reír- ahora sí no regresas esas galletas te voy a morder - amenazó avanzando hacia a mi
- Estaban en mi despensa - me justifique tratando de no reírme
- Estaban tiempo pasado, yo las encontré y ahora son de mi propiedad- dijo parándose frente a mi
- Te daré una a cambio de un beso - dije estirando mis labios de forma exagerada
- Los que quieras pero dame mis galletas- dijo dándome un pico arrebatandome el paquete y salir corriendo - ¡matanga dijo la changa!
Reí negando viendo como se sentaba del otro lado para comer galletas, en cuanto las descubrió en la alacena no las a dejado y ya se acabó mi caja
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- Estás demente, no me voy a subir a esa cosa - dijo frenando en cuanto vio nuestro transporte
- ¿Por qué?, será divertido- dije sonriendo
- Tal vez lo sea, pero no lo haré - dijo poniendose firme
- ¿Te dan miedo las alturas? - dije divertido viendo su cara de miedo
- No, pero si me da miedo morir en un helicóptero - dijo demasiado obvia
- Nada malo te pasará yo te cuido, aparte dijiste que si te daba las últimas galletas de chocolate harías lo que yo quisiera - dije sonriendo
- Bien pero si muero será tu culpa - dijo bufando
Annie:
- Annie, cariño ya no siento la mano - dijo Daniel riendo
- Esto es tu culpa - dije apretando más fuerte su mano
- Vamos nada te pasará ahora no querrás perderte de la vista así que abre los ojos - dijo soltando mi mano despacio
- No
Con cuidado aparto mi cabeza de su hombro para sonreirme y enseñarme lo que bello que se veía Mónaco desde las alturas. Me fue imposible sonreír viendo de reojo a Daniel verme fijamente.
