Capítulo 13: La princesa que lo vuelve loco

Start from the beginning
                                    

¿Quién en su sano juicio jugaba en sostén con un amigo? ¡Un maldito sostén de encaje! ¡Rojo! El llamado color de la pasión. Y sí, sí, claro que lo sabía. El chico era gay, ¿y qué? Seguía siendo un chico. Sus labios se habían tenido que sacrificar por jugar a ser el héroe. Pero cuando lo vio encima de ella, su cólera tomó posesión de él. Siempre se había considerado una persona analítica, y estaba orgulloso de ello, pero esa tarde se había desconocido. Se había lanzado sobre él como un animal.

Daba igual, cualquiera hubiera hecho lo mismo, ¿cierto? Nunca se sabía. Ese chico, Aquiles, podría ser bi y estar figiendo ante Samantha. Ya se imaginaba a la pobre princesita, cayendo ante sus mentiras. Andando en ropa interior ante un verdadero pervertido y falso amigo.

Era eso, claro. Aunque fuera una sospecha mínima, debía actuar. Muy sutilmente, para que Samantha no lo acusara de loco o creyera que tenía segundas intenciones. 

Se paró de la cama en la cual había estado echado dando rienda suelta a sus pensamientos y salió al pasillo. ¡La puerta de Samantha estaba cerrada! Y él había sido muy claro.

Se paró frente a esta y tocó tres veces. Fue Samantha quien abrió luego de unos segundos que a él le parecieron muy largos. Estaba despeinada. Extraño.

—Dije que esta puerta se mantiene abierta— afirmó con voz clara y firme.

—No seas un aguafiestas Trevor, solo estamos hablando.

—Si solo están hablando, no tendrás ningún problema en mantenerla abierta.

—Me gusta mi privacidad, gracias.—respondió Samantha ligeramente irritada.

—Me mentiste— continuó Trevor.

—¿De qué estás hablando?

—Tu pelo. Dijiste que solo estaban hablando, pero estás despeinada. 

La princesa volteó los ojos y se cruzó de brazos. 

—A mí no me volteas los ojos— Trevor le señaló con el dedo mientras le hablaba con voz seria.

—Pues tú no eres mi padre y es mi problema con quién quiero despeinarme.

—Él es un chico.—argumentó— Y hace poco estabas en sostén ante él.

—Por supuesto, él me lo regaló y quería ver cómo me quedaba. Ya sabes, lo normal entre amigos.

—¡¿Pero estás loca?! ¡Qué maldito enfermo le regala un sostén a su amiga!— exclamó Trevor furioso mientras agitaba sus brazos gesticulando sin cesar.

—Pues un amigo al que le encanta la moda y sueña con ser el próximo Karl Lagerfeld.

—No, un enfermo, eso es lo que es. 

—No seas exagerado, Trevor. Y ahora, te agradecería que nos dejaras en paz—pidió la princesa.

—No.

—¿Qué dijiste?

—Lo escuchaste muy bien.

—Trevor...

—No dejaré que te quedes sola con un chico en esta habitación, mucho menos bajo mi propio techo.

—¿Quién te crees que eres?

—Tu guardián.

—¿Desde cuándo?—rio la princesa con diversión y escepticismo. 

—Desde que tus padres y mis padres me pidieron cuidarte y mantenerte a salvo.

—Bueno, pues, Aquiles es mi amigo.

—Un pervertido, eso es lo que es.

—Dios, ¡qué terco eres! ¿No entiendes que quiero que nos dejes en paz?

—Sabes que no lo haré— le sonrió Trevor, sabiendo que pronto ganaría esa batalla. Lo sentía en los huesos, no había nadie más terco que él cuando se proponía lograr algo.

—¿Entonces qué propones "papi"?—Samantha le sonrió falsamente. Ella sabía cuánto lo molestaría.

—Bueno, "cariño", seré su chaperón.

—¡¿Qué?!— los ojos de la princesa casi salen de sus órbitas.

—Lo que escuchaste "bebé"—Él también podía jugar su juego.

—¡Aghh!¡Eres un odioso! Sapo terco y estúpido— La princesa botaba fuego por la nariz mientras él solo le sonreía como todo un ganador. 

Ella volteó y entró a la habitación mientras pisaba tan fuerte como podía para demostrar su furia. 

Él solo la siguió y observó a Aquiles, quien los miraba con una sonrisa enigmática. Loco.

Desvió su camino y se sentó en el sillón afelpado acomodado en una esquina de la habitación. La vista que tenía de la cama, en donde se encontraban sentados Samantha y Aquiles, era excelente.

—¿Feliz Trevor?—le recriminó Samantha con molestia.

—Oh, por supuesto. Ustedes sigan con lo suyo. Hagan como si no estuviera.

Samantha volvió a voltear los ojos y Aquiles solo rio mientras negaba con la cabeza.

Sí, idiota, ríe mientras puedas. Vamos a ver si te atreves a hacer otra cochinada, pervertido.

Trevor se acomodó en el sillón mientras se sentía como un completo ganador. Nadie se aprovecharía de ella. No mientras estuviera bajo su cuidado. Solo quería demostrar que podía con una tarea tan sencilla como mantenerla a salvo. Porque eso es lo que haría un verdadero guardián, ¿cierto? No es como si estuviera enamorado de ella. Por supuesto que no. Él ya tenía a una chica en su corazón. Aunque, sin darse cuenta, no había pensado en Jessica durante todo el día. Y cada vez soñaba menos con su sonrisa, sus ojos, y sus besos. Pero eso era algo que aún no estaba dispuesto a admitir. Por ahora.

Chicooos, he vueltoo. Los adoro, lo saben. Como publiqué en mi muro, la semana pasada tuve un problemilla, pero ahora volví con todoooo. Quería tratar algo nuevo, así que les vengo con la narración a través de Trevor. Espero que les haya gustado conocer los pensamientos de nuestro querido sapo. No sé ustedes, pero yo quisiera un sapo así xd

Si les gustó, ya saben la dinámica. Me encantaría ver sus votos y comentarios. Ahora, siento que esto ya se volvió muy largo. Nos vemos la siguiente semana. Que tengan un hermoso día, deseo que la vida les sonría. Un gran abrazo y un beso virtual <3

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 13, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Educando a la princesaWhere stories live. Discover now