Capítulo 31

1K 69 40
                                    

El padre de Peeta decide quedarse un buen rato, a pesar de que es evidente que tiene que regresar a la panadería. No hablamos, él no intenta entablar una platica conmigo, sólo se concentra en aprovechar todo el tiempo que puede con Willow.

Él parece encantado con ella, incluso le sonríe de vez en cuando. Y cuando llega el momento en que decide irse, parece pesarle tener que hacerlo.

Se despide, y promete que pronto vendrá de nuevo. También me pide que le avise a Peeta que quiere hablar con él.

Me quedo sola en la casa, y Peeta llega casi una hora después. No sé qué habrá estado haciendo, pero luce bastante cansando.

—Tu padre vino hace rato —le digo, cuando se acerca al sillón y carga a Willow. Me mira confundido.

—¿Te dijo por qué?

Niego con la cabeza.

—Al parecer te estaba buscando. Pero vió a Willow y decidió entrar, se quedó cargándola un buen rato.

—¿Enserio? —pregunta, parece consternado.

—Si, y me dijo que quiere hablar contigo, que lo busques.

Asiente despacio con la cabeza, como si estuviera asimilándolo.

—Iré al rato.

Se sienta en el sillón, no suelta a Willow. Le habla, y es evidente que no formo parte de ese momento, que es algo entre ellos solamente. Aún así, me siento junto a él, dejando un espacio considerable entre ambos. Porque tengo preguntas.

—¿A dónde fuiste?

Se tensa un poco, no voltea a verme.

—Tuve que salir, nada importante.

Me acerco un poco más, eso lo hace mirarme.

—Sé que no hay nada entre nosotros —comienzo—. Pero sospecho que algo ha pasado, algo que de alguna manera me involucra, y no puedes sólo ignorarme. Dime, ¿qué ha ocurrido?

No parece convencido de hacerlo, y, muy a su pesar, termina diciéndomelo:

—Mi madre me echó ayer de la panadería —confiesa, evita mirarme—. Y hoy conseguí que Delly Cartwright me diera trabajo en la zapatería. Empiezo mañana.

Eso sí que es bastante malo.

Sabía que su familia iba a molestarse cuando se enterara de la verdad, pero jamás me cruzó por la mente que pudieran hacerle algo como esto. Debí haberlo esperado.

—Lo lamento —digo—. Todo por mi culpa.

—De todos modos iban a enterarse en cualquier momento —se encoge de hombros—. No tienes porqué disculparte.

Aparece el silencio, él se concentra en Willow, y yo me quedo pensando en lo que ha dicho.

Fue pedirle trabajo a Delly Cartwright. Por supuesto que la recuerdo, iba en nuestra clase, y era de los pocos niños del distrito que tenían kilos demás.

Al parecer siguen siendo amigos, recuerdo que ella nunca se le despegaba a Peeta. Eran cercanos, demasiado diría yo.

Sacudo la cabeza, intentando desviar a donde se dirigen mi pensamientos. No me incumbe qué haga él con su vida, a quien le pide trabajo o no. Ni siquiera debería interesarme con quien decide pasar la mayoría de su tiempo.

Pasado un rato, en medio de un interminable silencio incómodo, nos sentamos a comer, y después él se va a la panadería para hablar con su padre.

Vuelve poco después, pero no me dice mucho, al parecer no se ha resuelto nada, el panadero seguirá intentando convencer a su esposa de que cambie de opinión.

Siempre has sido tú Où les histoires vivent. Découvrez maintenant