Capítulo 17

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—¿Qué quisiste decir? —pregunta él, mientras me acaricia el cabello.

Despego la cabeza de su pecho, y apoyo los brazos en su piel para levantarme un poco. Sólo lo suficiente para poder mirarlo a los ojos.

Me quedo callada, sólo mirándolo, intentando ordenar mis ideas.

Sé que quiere una respuesta, pero no me siento lista para dársela.

Donde sea pero contigo.

Por supuesto que lo dije sin pensar, pero en el fondo sé porqué esas palabras salieron de mi boca. Es sólo que no me siento lista para hacerle frente.

Creí que besándolo se olvidaría del asunto, que mis manos sobre su piel harían que se esfumaran mis palabras de su memoria. Pero parece que cada letra se le ha quedado adherida en lo más hondo de la mente.

Me quita con cuidado el cabello de la cara, y me lo acomoda detrás de las orejas.

Por un momento pienso en no responderle. Pero lo conozco, y sé que Peeta es lo suficientemente testarudo para conseguir lo que quiere. Para conseguir que le conteste.

—No lo sé —murmuro, y su mano me acaricia la espalda desnuda—. Estabas hablando de que no querías irte de aquí, y sólo...

Me callo, sin atreverme a continuar. Bajo la mirada.

—¿Te referías a que vivamos juntos? —pregunta él, al ver que no digo nada más.

Sigo sin responder. Tampoco me atrevo a mirarlo.

—¿Kat? —pregunta con cautela, sabiendo que no es buena idea presionarme.

—No podemos hacerlo —digo finalmente—. Estás casado con ella y...

—No vivo con Amber.

—Lo sé, pero...

—Podemos hacerlo —me dice, sin ninguna duda—. Quiero estar contigo.

Niego con la cabeza.

—¿Qué dirá tu familia? ¿Mi hermana, mi madre...

—¿Qué importa lo que diga la gente? Es nuestra vida, nosotros tomamos las decisiones. No ellos —me acaricia la mejilla—. Ya he cometido suficientes errores, he desperdiciado años de mi vida sin estar contigo por la cobardía. No quiero más arrepentimientos. Sólo quiero estar contigo.

La seguridad en su voz, en su mirada...

Él de verdad está dispuesto a dejarlo todo por mí.

¿A cambio de qué?

Del posible rechazo de su familia por mi culpa. De los juicios que haga la gente por haber cambiado a su esposa...

—No tenemos un lugar donde vivir —susurro.

—La señora Smith, una clienta de la panadería, quedó viuda, y ahora vive con una de sus hijas. Hablé con ella hace unos días, y me dijo que con gusto me rentará su casa.

—¿Ya tenías pensado irte de la casa de tu hermano?

—Si. Agradezco su apoyo, pero no puedo seguir viviendo con ellos.

Las palabras que quiero decir se me quedan atoradas en la garganta, y no sé si Peeta se da cuenta, pero no hace el intento de presionarme para que diga algo. Sólo toma su chamarra, que está en el suelo, a un lado de la cama, y la pone sobre mi espalda, para cubrirme un poco del frío.

—¿Por qué no te encontré antes? —murmuro—. Todo sería más sencillo.

—Porque fui un cobarde —responde, como con culpa—. Nunca me atreví a acercarme a ti y hablarte.

Siempre has sido tú जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें