¿Se han preguntado que habría pasado si.. Chess le hubiese dado el disco correcto a Sebastián? Una realidad alterna, donde lo que conocemos, no pasó no como esperas. Temas muy delicados, historias turbulentas, finales agridulces, sumérgete con nosot...
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"La familia Shvagenbagen es reconocida no solo por su fortuna, son maestros en diferentes materias.
El menor de la familia, Ludwig Amadeus heredó el dote más famoso de su padre, un oído absoluto haciéndolo capaz de componer melodías e incluso tocarlas con los instrumentos que deseará, sin embargo en las materias generales del colegio no lograba destacar del todo, no como su hermano mayor Johann Sebastián quien destaca por sus buenas notas, el mejor de la clase en cada año escolar; es capaz de crear teorías nuevas y explicar cada una de ellas con tal elocuencia que muchas de sus compañeras querían acercarse a él.
Claramente ambos jóvenes son talentosos a su manera. ¿Estarán ambos a la sombra del otro? Viendo cómo son sus padres no debería sorprendernos, no se quedan atrás.
Victoria de Shvagenbagen, una mujer misteriosa sin duda de la que no se tiene demasiada información, inclusive se desconoce su apellido de soltera. Muchos la caracterizan como la mujer más sofisticadamente ruda que hayan conocido, poco se sabe de su verdadera vocación. Su esposo, Sebastián Shvagenbagen es el más reluciente de la familia con los tantos reconocimientos en diversas ramas de cada ciencia; se desconoce el motivo del fallecimiento de sus padres. Los rumores sobre él crecen para bien y para mal.
¿Qué esconden los Shvagenbagen? ¿Hay algo que sepas de esta familia? Cuéntanos y envía una carta-..."
El joven suspiró desganado, sentándose mientras iba doblando aquel periódico donde nuevamente hablaba de su familia. Siendo tan secos al describirlos, teniendo muy poca información podían sacar miles de conclusiones. Se escucha el timbre por todo el conservatorio indicando el inicio del receso. De pronto, un joven de cabello rizado y castaño se sienta junto a él en la banca situada en una de las paredes del conservatorio que daba al jardín.
— Al fin llegas — menciona el chico, volteando a ver al castaño.
— Disculpa, no podía salir de la clase en la que estaba, sabes bien como es la profesora Amanda. — dice agitado. — Apenas y me dejó ir al baño — se agarra el rostro horrorizado, sus rizos eran un tono más claro que sus ojos marrones. Por su camisa arrugada era sencillo para Ludwig deducir que el chico estuvo corriendo.
— ¡Demonios, estoy muerto! — pensando en el examen que pronto debía rendir.
— Sin duda lo estás — se burla un poco — A menos que hayas traído lo que acordamos — insinuó el pelirrojo cobrizo dando una señal para recibir algo.
— Pero no pude encontrar ese videojue...— una mano tapó su boca, interrumpiendolo, el pelirrojo mira a los lados para asegurarse que no haya nadie y le lanza una mirada asesina. — ¡No digas eso en voz alta! Nadie puede saber qué hago esto. Padre me mataría.—
Un silencio incómodo se formó, cuando Ludwig se dio cuenta en donde había puesto su mano. Apenas quitó su mano escuchó la queja de su acompañante insinuando que el pelirrojo cobrizo sudaba mucho.
