IX

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Se habían llevado los cuerpos que había en la casa, incluyendo los de los custodios de Jeniffer. Que harían con ellos, realmente no lo sabía, pero imaginaba que podrían utilizarlo como "advertencia" para futuros extranjeros.

Sólo había pasado un día desde que se habían ido de allí, y podía sentir el aroma de esos tipos cerca, por lo que no podía perder mucho tiempo.

Se fue directamente a la habitación de Jennifer, guiándose por el aroma de ella, y tomó algo de ropa, poniéndola sobre la cama. Buscó algunas de sus pertenencias, y productos de higiene personal, antes de envolver todo en la manta de la cama, y salir de allí, colgándoselo en el hombro.

Fue hasta la cocina, y tomó una cuchilla, y buscó entre las gavetas algo que pudiera utilizar como herramientas en el futuro. Hacía mucho tiempo no vivía en la selva, pero aún recordaba como hacerlo, sólo que con Jennifer a cargo ahora, tendría que agilizar todo lo que fuera a hacer.

***

La había dejado oculta arriba de un alto árbol, sobre un tronco bastante grueso, asegurándole que no se demoraría más de dos horas. Y era difícil calcular el tiempo para saber cuánto le faltaba para regresar.

Y entonces lo escuchó, aquel silbido que habían acordado que él haría para que ella supiera que estaba cerca. Sonrió emocionada y silbó también dos veces, en la misma melodía que él.

Algo que no hacía falta, después de todo, Laxel sabía donde ella se encontraba por su aroma.

—Jen, luego de bajar del árbol, irnos —le dijo llegando hasta la base, dejando todo lo que había traído en el suelo, comenzando a trepar.

—¿A dónde nos iremos? ¿Ya no es seguro estar aquí? —le preguntó con temor.

—No, ya no, por eso irnos.

—Está bien ¿Qué trajiste allí?

—Sujetar fuerte —le dijo tomándola con cuidado, para que ella se abrazara a su pecho con sus brazos y piernas, y así él poder descender lentamente.

—Veo qué trajiste muchas cosas —pronunció mirando hacia abajo.

Una vez en el suelo, la jovencita se fue directo a su manta, desatando el nudo para ver lo que le había llevado. Había ropa, jabones, shampoo, su cepillo de dientes, colonia, una taza, y una almohada.

—¿Una almohada? —preguntó sonriendo confundida.

—Doler cuello luego —le dijo mientras abría la caja de herramientas, observando lo que había allí.

—Gracias, Laxel —sonrió atando la manta nuevamente—. Creo que hasta que nos rescaten, esto será como vivir de campamento.

Y el pelirrojo no sabía a qué se refería. De lo único que tenía certeza, es que con esa muchacha, tendría el doble de trabajo para todo. Y lo principal ahora, era buscar un lugar seguro donde hacer un refugio para ella.

—Poner ropa.

—Sí —sonrió colocándose la camiseta que había separado, junto con un pantalón y las zapatillas—. Ahora podré caminar sin que me lleves en tu espalda.

—¿Caminar rápido?

—Mm, sí, bastante ¿Por qué?

—Porque ir rápido, enemigos cerca.

—V-Vámosno entonces —pronunció con temor, tomando su "bolso" improvisado de pertenencias.

—Yo poder llevar todo, tú sólo caminar —le dijo tomando en sus manos—. Vamos.

Ya bastante lenta sería ella, como para que llevara peso y demorarse más.

...

LaxelWhere stories live. Discover now