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Lando

Bajo del auto apenas lo estaciono en la entada del Bromley, camino por los pasillos que reconozco a la perfección para llegar a la cancha principal.

Es temprano aún, no hace mucho llegué de la última carrera y si bien le había dicho a Lia que llegaría hasta el miércoles, pude arreglar el problema con los boletos de avión.

Frunzo a ceño al llegar a la cancha y notar que no hay nadie. Reviso la hora en el reloj que posa en mi muñeca izquierda «diez a.m.». Ella debería estar aquí entrenando, su hora de salida normalmente es a las once.

Extrañado, miro a mi alrededor visualizando a Harry en una de las canchas viendo a un montón de niños gritar emocionados cuando golpean la pelota con sus pequeñas raquetas. También hay un chico de cabellos rosados junto a ellos instruyéndolos, que si bien recuerdo, mi chica me mencionó es su nuevo amigo llamado Callum.

Camino hacia ellos, llamando la atención del mayor de todos apenas cruzo la rejilla de acceso a la cancha.

-Harry.

Llamo al que ahora es pareja de mi manager de carreras. Le dice algo que es inaudible para mí al de cabellos rosados, y se acerca dónde estoy.

-Lando, que sorpresa- contesta mientras me saluda con unas cuantas palmadas amistosas en mi espalda.

-Qué tal, Harry.

-Hace semanas que no te veía.

-Sí, fueron tres semanas seguidas de carreras- respondo, con una mueca.

-Estoy bien enterado de eso- suelta, con una sonrisa de lado.

-Claro. Oye, ¿Dónde está Lia?- inquiero siendo directo.

Ahora es el turno de Harry para hacer una mueca, cruzándose de brazos.

-Lia estaba muy cansada durante el entrenamiento, así que le dije que fuera a casa temprano para que pudiera descansar- responde.

Mis cejas se hunden más en mi entrecejo.

-¿Lia cansada? ¿Es eso posible sabiendo que ama entrenar?-pregunto con cierta incertidumbre.

-Eso parece, también estoy un poco sorprendido- responde.

-Es raro- digo con duda.

-Es normal. No hace mucho se recuperó de su lesión y estar tanto tiempo inactiva hizo que su condición física bajara.

-Ya veo, eso debe ser.

Digo en voz baja que no estoy seguro si Harry logra escuchar.

-Me encantaría seguir conversando, pero tengo que seguir ayudando a Callum con los niños, hoy están incontrolables- Harry avisa.

El pobre chico intenta calmar a dos niños que parecen pelear por la misma pelota como si no hubiese cientos de ellas a su alrededor, mientras otro le lanza una que toma del suelo y pega directo en el ojo del rosado.

-Claro, suerte con ello- señalo riendo, mientras el mayor suspira abatido.

Me despido para correr a mi auto y conducir al apartamento de mi tenista, que bien apenas llego, salgo disparado corriendo a su apartamento, ni siquiera espero el elevador y subo las escaleras tan rápido como puedo.

Una vez en frente de la puerta número once, doy unos suaves golpes mientras tapo la mirilla para que no pueda ver y reconocer que se trata de mí.

Pasan unos cuantos segundos que se sienten como horas, así que toco nuevamente. Esta vez la puerta es abierta, dejando ver a mi chica que me mira con cara de sorpresa y los labios entreabiertos.

Velocidad a Sets  •Lando NorrisWhere stories live. Discover now