Se rió y yo lo miré incrédula.

—¿Un amarre? —Sonaba gracioso y curioso la manera en que lo dijo.

—O tú a él, quién sabe.

Una mirada y expresión de confianza se plantó en mi rostro. La sombra de una sonrisa se podía ver claro.

Remojé mis labios—. No necesito de un amarre o lo que sea para que se enamore de mí. —Para una persona con mil inseguridades eso sonó irreal, incluso la voz en mi cabeza dudó, pero era verdad. No dudaba de el enamoramiento que alguien podía tenía en mí. Eché la silla del color del sol para atrás y me levanté—. Nos vemos en la clase de historia.

Bueno, tal vez las estrellas se alinearon el día que nos conocimos y decidieron nuestro destino.

¿Dónde había quedado esa chica que desde cierto punto dejó de creer en el amor? No lo sé, y no quiero que vuelva.

Aunque puede que me vuelva adulta y me quede sola. O tan sola no, adoptaré perritos.

Caminé apresurando mi paso y esquivando a personas, unas me ignoraban mientras que otras me veían con ojos a los que no presté atención.

El motivo por el que quería alcanzarlo, era porque estuvimos cinco días sin hablar. Ningún mensaje. Ninguna llamada. Ni siquiera vino a clases en los últimos cinco días. 

Y no era porque estuviera enojado conmigo o yo con él, simplemente me dijo que se sentía mal y no iba a asistir. Sabía que el último día que nos vimos yo había tocado un tema sensible para él que quizás no debí ni mencionar. Aparte, ayer se cumplieron 3 años desde que pasó lo que pasó con su hermana.

Sólo quería saber si estaba bien.

Llegué a su destino y el mío a causa de seguirlo: El salón de arte. Cuando llegué, Hades estaba sentado en un banco de madera frente a un lienzo. Con su mano sostenía un pincel fino que pocos segundos antes fue sumergido en pintura negra.

Entré al lugar sin dudarlo ni un segundo, quise ver si me robaba su atención, pero en cambio él siguió mirando el lienzo en blanco.

—¿Cómo estás? —pregunté libremente, no había nadie más además de nosotros dos. Mientras me acerqué Hades suspiró.

—Mal, tengo bloqueo creativo.

Esa mención me hizo recordar todas las veces que me frustraba por no tener inspiración.

Me senté a su lado. Él se deslizó un poco sobre aquel banco para darme espacio.

—Me refería a otra cosa...y sobre esto —señalé el espacio vacío con la mirada—. Busca inspiración en otra parte, algo que no sea lo habitual.

Me dediqué a mirar sus ojos y detallar cada parte de su rostro cuando él me dió un asentamiento. Las ojeras debajo de sus esmeraldas eran sinónimo de cansancio, pero no solo eso me daba señal de aquello. Pues, puedes estar mal pero cubrirlo con una sonrisa y ya está, Hades no se esforzaba en cubrirlo porque tal vez era más fuerte que él.

Causó que el pincel sostenido por él, comenzara a danzar sobre el espacio en blanco que debía ser rellenado con alguna historia. El arte se trata de eso, no importa en qué forma se presente; siempre va a transmitir una historia.

—He estado normal. Lo siento si no… —se calló un momento para acercar su rostro más al lienzo, procesando la línea deforme que había hecho—. Disculpa si no respondí tus mensajes.

—No, no te preocupes. Sé que necesitas tiempo.

Los días en los que no hablamos estuve planteándome la idea de...quizás, proponerle ser algo más serio. ¿Y qué por qué lo pensaba? Sabía que si yo no lo hacía, él tampoco. Después de todo yo había sido la primera en decir que necesitaba tiempo para pensar.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now