Cupid is in love!

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Sanhwa
Temática de San Valentín
Soft

"Cupido enamoraba a la gente, para que esta permaneciese junta por el resto de sus días.
Pero parece ser que Cupido también se enamoró, de un pelirosa muy hermoso."

El rubio se escondía con agilidad, sin ser visto, rápidamente, lanzó dos flechas a unos jóvenes, viendo como rápidamente hablaban y se notaba el cariño desde kilómetros. Vio a la nueva pareja irse dada de la mano y sus ojos verdosos brillaron.

Desempeñaba muy bien su trabajo, no podía quejarse, era el hijo de Cupido, y esto había llevado muchos años de entrenamiento.

Su vista viajó rápidamente por el lugar, viendo como dos corazones se posaban encima de las cabezas de dos chicas.

Sonrió, se veían muy lindas juntas, ese sería un amor duradero. Con la destreza de sus dedos, la flores que estaban alrededor de ambas chicas comenzaron a tener un destello rosa, haciendo un pequeño hechizo, las dos jóvenes observaban fascinadas las flores pero cuando se veían a los ojos, sus mejillas se tornaban a colores carmesíes en ambas chicas.

Tomó dos flechas, rosas, de un brillo intenso. Y con sutileza, se acercó y las lanzó directo a ambos corazones, viendo que el efecto no tardó en surgir.

Sonrió con ternura hacia las dos chicas, deseándoles todo lo mejor.

Volvió a su escondite inicial, se tumbó encima de la gran rama del robusto árbol y observó por el rabillo de sus ojos verdosos a un pelirosa pasear, no le tomó importancia pero un corazón apareció encima de su cabeza.

Instintivamente, buscó por todo el lugar un corazón flotando encima de la cabeza de alguien, dispuesto a ser flechado y unir a dos personas.

Comenzó a estresarse al ver al pobre chico parado en mitad de la gran plaza, con una pequeña rosa entre sus manos. Entonces, notó como brillos de su propia magia sobresalían por encima de su cabeza.

Miró encima suyo y vio un corazón.

Eso no podía pasar, era casi imposible que eso pasase. ¿Cómo lo haría ahora? No podía salir de un árbol de la nada.

Sin más remedio, bajó con cuidado del árbol y se acercó al joven.

— ¿Estás bien, lindo?

El chico elevó su mirada y se encontró con los orbes verdosos del ángel, quedando hipnotizado.

— Sí... ahora sí.

— Sabes quién soy, ¿verdad?

— ¿Cupido?

— El mismo, pero puedes llamarme San. — dijo sonriendo — ¿Cómo te llamas?

— Seonghwa... Park Seonghwa.

— Que lindo nombre para un chico tan lindo como tú.

El pelirosa agradeció el cumplido y le entregó la rosa a San.

Los hoyuelos de cupido no tardaron en aparecer.

— Gracias, precioso. Mira... — dijo mientras que con una de sus manos sostenía la rosa y con la otra hacía sutiles movimientos, logrando que destellos rosas y lilas salieran de sus dedos, captando la atención del pelirosa.

La rosa cambió de color, de un rojo pasión a un blanco.

— Representa la pureza, un amor puro. Para ti, Seonghwa. — dijo a la vez que se lo entregaba con un brillo en sus orbes verdes.

Los orbes azules del contrario brillaron con intensidad, fascinado por lo que acababa de presenciar, lo que San había hecho era increíble.

San sacó su arco y una flechas, esta estaba hecha especialmente para esta situación, que rara vez pasaba en la familia de Cupido, pero que también, podía ocurrir.

Cupido observó a Seonghwa.

— Debo flecharte, estamos destinados, bonito.

— Va-

— Hay un problema, y tiene consecuencias.

— ¿Cuál es? — preguntó.

— Verás... yo soy quien une a las personas con su destinado, para que se enamoren... el problema es que tú y yo estamos destinados, y el problema es ese. No soy humano, soy un ser distinto a ti, soy uno de los símbolos del amor.

— ¿Y qué tiene que ver eso, San?

— Un humano y Cupido pueden enamorarse, sí. Pero el humano estará enamorado de la idea o idealización del amor, Cupido, podrá estar contigo, pero se presentará como una idea o idealización del amor. Ese sería el único vínculo que nos uniría para siempre.

— No le veo mucho problema a eso, la verdad.

San suspiró y apoyó sus manos en su barbilla.

— Si tú te enamoras de mí, lo estarás toda tu vida y no permitirás que nadie más pueda entrar a tu corazón. Porque yo ya ocupo ese lugar y no me podrás tener físicamente.

Seonghwa observó el suelo, meditando qué hacer.

Finalmente, terminó por decidirse.

— De acuerdo, hazlo.

— ¿Qué?

— Hazlo, no me importa, San, si el destino nos ha querido juntar aunque no podamos estar juntos, será por algo.

— Por favor, lindo, piénsatelo bien, una vez que lo haga no habrá vuelta atrás, porque yo tampoco podré romper esa unión.

Silencio absoluto.

— ¿Estás seguro de que quieres esto? — preguntó.

Observó al pelirosa, viendo como asentía.

— Bien... quédate quieto, no dolerá.

Después de decir eso, Seonghwa lo miró confundido y San lanzó la flecha en dirección al corazón del pelirosa, vio cómo entraba lentamente y se sumergía en el pecho del chico.

Se acercó y cubrió con sus majestuosas alas a Seonghwa y a él.

— Te quiero, pequeño. Espero que en otra vida podamos amarnos de la forma que deberíamos.

Después de decir eso, depositó un beso en su frente y después, un pequeño beso en sus rosados labios, sintiendo por primera y última vez los belfos de su amado.

Porque después de todo, Cupido enamora a la gente, pero que un humano se enamore de él es más doloroso para la persona que se enamora como para el propio cupido.

Ya que no podrán estar juntos en esta vida.

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