Happy Ending

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Chanchang (Bang Chan x Changbin)
Leve mención a la muerte
Mención de trastornos mentales

"Tal vez, Changbin no estaba destinado a tener un final feliz"

Leía aquel viejo libro con mucho interés, las escrituras en letra cursiva dentro de este hacían que incrementase su curiosidad a leerlo.
Sus orbes brillosos se movían a gran velocidad, surcando cada espacio de las hojas color beige, él imaginaba cada escenas que ocurría en el libro con su amado, por un momento, observó su dedo, donde un anillo destacaba en este.
Sonrió y por un momento cerró los ojos, acordándose de aquella proposición por parte de su amado, sus mejillas tomaron un color carmesí y al volver a abrir los ojos, siguió leyendo aquel libro.

Acariciaba a su gato negro, el cual ronroneaba por el tacto de su dueño, a lo que no tardó en devolverle cariños por parte del minino. Quedándole apenas diez hojas del viejo libro, suspiró, ese libro era de género romántico, aunque había un poco de terror y suspenso en este. Cuando terminó el libro, observó la última frase que había escrita.

— "Vivieron felices y comieron perdices." — repitió. — Bah, tonterías.

Posó aquel viejo libro en la mesa ratonera del gran salón, la cual estaba enfrente de él. Se levantó del gran sofá de cuero y abrió el gran ventanal, para así poder pasear por el gigantesco jardín que el mayor poseía.
La Luna brillaba solitariamente en el oscuro cielo, aquella hermosa luz iluminaba su rostro, así luciendo pálido, tal vez por la luz de esta pero no, palideció porque notó algo raro en el jardín.

Vio tierra que estaba removida por lo que se acercó al lugar, unos pasos más bastaron para quedarse frente al montón de tierra. Se extrañó al ver un gran hueco, como una tumba, además, este se percató de que una pala reposaba en el suelo, la tomó y la examinó con detenimiento, al no encontrar nada raro, la dejó donde estaba y volvió adentro.

Su prometido aún no llegaba, o eso es lo que él creía, así que había entrado en la biblioteca del mayor para curiosear sobre los libros que él leía, entonces, es por eso que estaba leyendo un libro, aunque no le había gustado mucho, después de le diría a Bang su opinión sobre aquel aburrido libro. Lo único en lo que no se había fijado era en el autor de la obra, por lo que tampoco perdería su tiempo en buscar quien fue el autor del libro.

Tomó el libro que se situaba encima de la mesa y observó la portada, buscó el nombre y no lo encontró así que revisó el lomo y la contraportada de este. Al no encontrar nada en ningún lugar, sin muchas esperanzas, buscó por las páginas.

Sus ojos se abrieron en señal de sorpresa, había dado con el autor de aquel libro y no se esperaba que fuera exactamente esa persona en concreto.

"Christopher Bang"

Asustado, cerró abruptamente el libro, lo dejó encima de la mesa y observó a su gato, este movía su cola de forma tranquila y pausada, lo acarició, dándole muchos mimos a este y giró sobre sus talones para dirigirse a la cocina.

Cosa que no ocurrió, alguien interceptó su camino hacia la cocina, dejándolo inconsciente.

(...)

El australiano se quedó mirando al hermoso jardín que tenía con su prometido, desvió su mirada y sonrió con sorna, seguramente su esposo descubrió que él escribió aquel libro.

Volvió a reírse, pero con más fuerza, risas estremecedoras se escuchaban en la gran casa, una risa dulce, pero que demostraba ser de todo menos dulce.

Su risa cesó, por lo que volvió a observar hacia el jardín, específicamente donde la tierra estaba removida. La pala ensangrentada estaba clavada encima de ese montón de tierra, donde ahora estaba el cuerpo de su prometido.

Se tapó sus oídos, ya que escuchó susurros, voces e incluso, gritos.
En respuesta, comenzó a gritar, intentando cesar aquellas voces, cosa que no funcionó.

Una lágrima rodó por su mejilla, inmediatamente la retiró con la palma de su mano y, miró el anillo reluciente que adornaba su dedo.

Como si fuera una orden, se quitó el anillo y lo dejó encima de la mesita, junto a una foto de él y su prometido, al ver la foto, sonrió nostálgico y se dirigió de nuevo al ventanal. Observó la luna, la cual sería la última que vería antes de que los vecinos llamasen a las autoridades por ruidos extraños, además,  sabían que el australiano se medicaba por la esquizofrenia severa que tenía, por lo que Bang Chan no se sorprendería si dentro de unos minutos o una hora veía a los oficiales en su casa.

— Tal vez, no estábamos destinados a tener finales felices.

Un pequeño one shot por el día de Halloween
¡Feliz día! Espero que se lo pasen bien si lo celebran <3

— Synn

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