Titanic [Beronica] (Adaptación)

🚢Cap 2🚢

El barco había zarpado y la aventura comenzaba. Recorría el agua como un mastodonte atravesándolo. Los peces parecían hormigas al lado de él, los barcos le temían cuando lo veían pasar a su lado. Lo que decían del barco era verdad, era el monstruo del mar.

Aunque eso ya era parte del principio de la aventura. Nuestras Betty y Toni ya se dirigían hacia sus camarotes, los camarotes que habían ganado:

—Dieciséis…dieciséis…—Betty llevaba la delantera y buscaba el lugar seguida de Toni—¿Dónde está?

Y es que si algo caracterizaba a la tercera clase era de las pocas buenas posibilidades que se les daba. Miles de personas se amontonaban en los pasillos. Familias enteras con los niños chicos que seguramente tendrían que compartir el camarote con otra familia numerosa.

Betty y Toni preferían no mirar y por fin encontrar su camarote.

—Me pido la de arriba—Contestó Toni que antes que Betty pudiera hacer nada, ya estaba instalada.

—¿Quién te ha dicho que te toca la litera superior?—Betty se abalanzó a hacerle cosquillas a Toni, aunque miró que no estaban solas—Hola, soy Betty; Betty Cooper, encantada—Les dijo a las dos chicas que estaban allí las cuales las miraban enrarecidas—Vamos, chica; vallamos arriba, no nos encerremos aquí.

—Como quieras—Toni bajó y dejando a las otras aún con la sorpresa, se dirigieron hacia la cubierta asignada a los pobres.

Y bueno, habían ganado la posibilidad de viajar allí de una manera que no mucha gente podría ganar; así que, había que aprovecharse.

Corrieron prácticamente hacia el principio del barco hasta llegar a la punta de este donde el barco gritaba aquí estoy yo, tiembla mundo. Allí, con la ayuda de los barrotes, se ayudaron para ver el agua, el océano.

—Mira allí, ¿lo ves?—Exclamó Betty al ver como una familia de delfines se unía al viaje del transatlántico—Ahí va otro—Se podía distinguir entre el agua clara como se unían a la aventura, saltaban y desafiaban al Titanic.

Cualquiera se podía quedar embobado con el solo saltar de aquellos majestuosos animales.

—Son asombrosos, mira lo que hacen— Indicó Toni que al igual que Betty se embobaba con aquello.

Betty amaba todo aquello, pero quería más, quería soltarse y sentir como por primera vez, el destino quizás le sonreía un poco; y aquello lo hacía. Se montó entonces entre las dos barras de la valla que recorría el barco y se sintió el viento del mar sujetarla. Se sentía libre, se sentía que…podía volar.

—¡Wojo!—Betty se sentía volar.

—Creo que ya estoy viendo la estatua de la libertad—Soltó de repente Toni a lo que Betty la miró extrañada—Muy pequeña, claro—Aclaró sonriendo— ¿Betty?—Miró a esta, estaba en su mundo.

—¡Soy el rey del mundo!—Toni no pudo evitar sonreír—¡Woojoo!—Esta miró a Toni y la animó—Vamos, hazlo también.Ahora mismo vamos rumbo a Nueva York, a hacernos con el mundo.

—Estás loca—Pero aun así se posó igual que Betty y la imitó.

Nuestras protagonistas, llenas de energía y alegría. ¿Quién hubiera dicho que podría existir en aquel barco tantas ganas de pasarlo bien? Bueno, aunque no lo creáis, no existía. Ni si quiera con nuestra segunda parte de los protagonistas,Verónica y su familia.

Mientras que Betty y Toni se preparaban a disfrutar de la aventura, Verónica se encontraba en la parte acomodada de su camarote, desenvolviendo valiosos cuadros de los cuales había pagado para tenerlo.