Capítulo 11

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— Amigos —

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Amigos —

Después del tiempo que pasamos en la heladería, de la charla que tuve con Jackson en el puente y el paseo que los muchachos decidieron darnos para que conociéramos más el lugar, era momento de regresar a la casa, yo estaba algo cansada, la playa siempre me cansaba aunque hacía tanto tiempo que no iba a una y que mi niña interior me decía que tenía que aprovechar cada momento que estuviera en ella, pero mi parte mayor me decía que estaba cansada y que dormir un rato no me caería mal.

Los chicos siguieron con sus actividades bajo el sol, incluyeron a las chicas así que hora estaban jugando voleibol.

— ¿No te vas a unir? — Me pregunto Jackson.

— Iré a la habitación un rato a descansar, por lo general siempre duermo un poco después de comer. — Le sonreí.

— ¿Te sientes bien?

Era raro ver a Jackson tan pendiente de mi y más estando sus amigos cerca, también notaba la mirada de Connor cuando eso pasaba y me ponía nerviosa que nos vigilará cómo un Alcón.

— Estoy bien. — Asentí, me levanté de la arena y entré a la casa.

Fui a la habitación que Julieta y yo tomamos, Julieta era una buena chica, era linda, inteligente y muy tímida, aunque también bastante pila como diría mi abuela. Sabía las intenciones de Alex al traerla aquí, por eso me pidió que fuera su compañera de cuarto, ya que se dió cuenta que no venía con ninguna otra intención con los chicos, le comenté que me habían obligado a venir contándole brevemente la situación entre Connor y yo, iba a nuestro instituto así que se enteraría tarde o temprano, no parecía una niña chismosa así que por eso tuve la confianza de comentarle algo.

— ¿Por qué si sabes de las intenciones de Alex viniste? — Le pregunté mientras le ayudaba a elegir un lindo traje de baño.

— Se encogió de hombros. — Mis padres me dejan mucho tiempo sola en casa y este fin de semana no iba a ser la excepción, no tenía nada que hacer y por eso acepté. — Suspiró para luego sonreír. — debo admitir que después me arrepentí, pero te ví y pensé ella será mi salvación, hablé con alguna de las otras chicas pero lo único decían era con quién estarían así que claramente no me iban a ayudar ni mucho menos entender.

Era una chica solitaria también.

Después de dormir un rato, me di cuenta que la noche había caído y escuchaba los gritos de los chicos abajo. Me di una ducha, me coloque un pantalón cómodo y una camisa de tirantes, hacía algo de frío así que tome una chaqueta y baje.

— Hola. — Saludé a Julieta que estaba en la cocina cortando unos tomates. — ¿Necesitas ayuda?

— Despertaste. — Exclamó feliz. — Estaba pensando si irte a despertar o dejarte dormir hasta mañana, los chicos decidieron hacer hamburguesas. — Señaló todo lo que tenía enfrente. — Puedes lavar la lechuga.

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