— ¡MARIANA, DEJA MI COLLAR, CARAJO!
— Sandra, préstamelo, por favor. Está divino, ¿Se lo regaló el Doctor Calderón? — Subía y bajaba sus cejas.
— Sí, sí, sí. Deja ahí, atrevida. — Le quita el collar de un tirón.
— Dámelo, porfa.
— Vea, la altanera. No. — Niega.
La morena hace un puchero con sus labios que a la vista de Sandra se veía muy tierno, tanto que su corazón se hizo pequeñito.
— Bueno... Me convenciste. — La pelinegra se lo entrega y Mariana salta de la alegría.
— ¡Ah! Gracias, te amo.
Una de sus roomies corre hacia su habitación con el collar en sus manos.
Sandra ríe.
— ¡Sandra, ayúdame a cocinar el arroz! — Aura María grita desde la cocina.
— ¡Voy!
Camina rápidamente hasta aquella encontrándose con la castaña haciendo refresco de maracuyá con Jimmy al lado pegado como chicle.
— Tu crío no se despega de ti. — Dice burlándose.
— ¡No soy “crío”, ya estoy grande, Sandra! — Se queja.
La menor rueda los ojos.
— Siempre tuteándome, Jimeno. Respeta a tus mayores. — Musita la pelinegra mientras vierte el arroz en la arrocera.
— ¡Que no soy Jimeno!
Aura María carcajea ante la ridícula pelea entre su hijo y su amiga.
— Bueno, te aguantas, Jimeno.
— Si no me dejas de molestar, voy a llorar. — Amenaza provocando que Sandra ría.
— Llora pues.
— A ver, dejen de discutir. Sandra, termina de hacer el arroz, y tú Jimmy, ve a hacer tus tareas ¿Sí, hijo? — El pequeño no tan pequeño asiente y se dirige a su habitación.
— El crío grande salió berrinchudo. — La pelinegra vuelve a hablar.
— Así como su tía Sandra.
Patiño abre la boca ofendida.
— Número uno, yo no soy tía de Jimeno. Número dos, no soy berrinchuda, ya quisieras. Y número tres... Ya no sé que decir, pero eso.
— Hagamos como que no eres berrinchuda. — La castaña dice con sarcasmo.
La pelinegra no hizo más que fulminarla con la mirada.
— ¡Que no soy berrinchuda! — Frunce el ceño y patalea.
— Ya, no lo eres, tranquilízate.
— ¿Viste? No lo soy. — Sonríe.
<3
Todos se encontraban en el comedor comiendo lo que Sandra y Aura María habían preparado para el día de hoy. Comían gustosos, ya que, estaba muy rico. Pero, obviamente no podían faltar las conversaciones y peleas sin sentido.
— ¿Podrías dejar de decirme “Jimeno”? — Jimmy sí que se enojaba cuando le decían así.
— No. Tú me tuteas, y yo te sigo llamando así. Estamos mano a mano, Jimenito de mi alma. — Le sonríe con malicia mientras se lleva a la boca un pedazo de carne.
ESTÁS LEYENDO
Sé que fue un error • Mandra
Fanfiction«Desearía que exista una palabra más que amor... Porque realmente la amo.» Luego de un año de lo ocurrido entre Sandra y Mario, Sandra sigue sintiendo cosas por él, mientras Mario se consume entre confusiones y sentimientos encontrados. ⭑drama | flu...