15. Navidad

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Ya es 24 de Diciembre, dónde se daría a cabo la Noche Buena y empezaría la deseada Navidad.

Mario estaba vestido con su mejor atuendo, un poco formal pero a la vez casual. Un pantalón beige, camisa blanca y encima de ésta.. un suéter manga corta de cuadros verde con blanco, y por último sus zapatos negros.

Estaba en su carro yendo a casa de Sandra para irse a un primer lugar antes de ir a casa de los Mendoza Pinzón.

Cuándo llegó, salió del auto y caminó hasta la puerta de la casa. Tocó ésta y lo recibió Aura María.

— Hola, Doctor, ¿Cómo le va? Ahorita viene Sandra, está poniéndose triple mamita. — Sonríe mientras muerde su labio.

— Muchas gracias, Aura María. Aquí la espero. — Enreda sus propias manos, digno a esperar a la pelinegra.

Unos minutos después, sale Sandra acompañada de Mariana. Claro, al lado estaba Aura María, continuaba presenciando la escena.

Sandra tenía puesto un vestido color vino con escote en la espalda y tacones del mismo color.

Mario estaba babeando al verla, literal.

— H-hola, Sandra. — Se rasca la nuca nervioso.

— Doctor, ¿Cómo está? — Pregunta la pelinegra sonriente.

— Muy bien.. Sí.. Vámonos. — Coloca su mano en la espalda baja de Sandra. — Hasta luego, muchachas. Nos vemos en casa de Armando y Betty.

— Sí, Doctor. Hasta luego. — Dicen al unísono y cierran la puerta lentamente.

Mario le abre la puerta a Sandra para que pueda entrar. Luego de haberlo hecho, él abre la del piloto y entra.

Prende el carro y conduce.

El castaño se estacionó en el estacionamiento del edificio en dónde vivía. Los dos se bajaron del carro y caminaron desde el lobby hasta el ascensor. Esperaron y llegaron al apartamento de Mario.

— Bienvenida de nuevo. — Extiende su brazo invitándola a pasar.

— Gracias. — Entra.

Rodea los hombros de la pelinegra y la lleva hasta la sala de estar.

— Espéreme, ya vengo.

Sandra asiente y él sube las escaleras hasta su habitación. Minutos después, regresa con una gran bolsa de regalo.

— Quería darle su regalo personalmente, siento que así es.. Más íntimo.. No sé. — Le entrega el regalo.

Sandra con una sonrisa lo recibe.

Dentro había una gran caja, abre ésta y había una linda bolsa Gucci.

La pelinegra coloca sus manos en su boca, asombrada observa a Mario.

— No, no.. Doctor, no lo puedo aceptar. Lo siento.. — Niega con la cabeza e intenta entregárselo nuevamente al castaño.

Él lo rechaza.

— No importa eso, Sandra. Es para ti, por favor.. Tómala. — Hace un puchero con sus labios.

A regañadientes acepta.

Aparte de la bolsa había una carta.

En ésta decía:

“Era obvio que al principio me la iba a rechazar, sólo.. Recuerde que se la doy con mucho amor. Sólo quiero que disfrute de mi regalo, espero le guste.

Sé que fue un error • MandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora