23 | ¡Mírenme! Soy Elsa

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—¿Qué nos es tan temprano? Yo a esa hora sigo dormido.

Sally pone los ojos en blanco y se levanta de la cama.

—Bueno, pues me tengo que ir ya. Te quiero, pásatela increíble. Te estaré esperando —Me abraza y yo hago lo mismo, apretujándola.

—Te quiero —susurro.

—Folla con todo y por todo.

Suelto una carcajada, nos separamos y ella toma su pequeña mochila negra y su sudadera para cubrirse del frío.

—Adiós, pedazo de caca —se despide abriendo la puerta de la habitación.

—Adiós, desperdicio de oxígeno.

Escucho como mi mejor amiga se despide de mis padres y sale de la casa.

Tomo mi teléfono y lo desbloqueo. Tengo un par de mensajes de Parker.

Zanahoria: No se te olvide poner la alarma para mañana.

Yo: Gracias por el recordatorio <3

Zanahoria: De nada ;)

Tiro el celular a mi cama y me tumbo a su lado. En cuestión de minutos, mis ojos comienzan a cerrarse poco a poco.

***

Esto de levantarse temprano... definitivamente no es lo mío.

—Maldición —susurro mientras mi mirada está perdida en el techo de la habitación.

Me retiro las cobijas y me enderezo en la cama. Ponerme de pie es toda una odisea, pero al final lo consigo.

A como puedo —con todo y el sueño—, me enfundo en mi conjunto para el viaje. En cuestión de minutos, la familia de Kenner se estaciona fuera de mi casa.

—Disfruta. Cuídate del frío y pásatela de maravilla —se despide mi madre con los ojos llenos de lágrimas.

La abrazo y ella comienza a sollozar.

—¿Quién diría que ese chico que te salvó en la alberca ahora es tu novio y te irás de viaje con su familia —menciona mi padre, mientras analiza la historia?

—Sorprendente ¿no?

—Demasiado.

Lo abrazo, él hace lo mismo y me da unos pequeños golpecillos en la espalda.

—Te queremos hijo —me dicen los dos al unísono.

—Yo los amo.

Mi madre comienza a soltar un par de lágrimas y mi padre hace lo posible porque no se le escapen las suyas de los ojos.

—No lloren, solo me iré unos días. Estaré aquí para pasar la navidad juntos.

—Lo sabemos, pero eres nuestro único hijo, Dem. Nos cuesta trabajo estar sin ti unos días —explica mi padre.

—Corre, que los Kenner te están esperando. —Mi madre se limpia las lágrimas y esboza una sonrisa—. Diviértete.

—Lo haré.

Les doy un último abrazo a los dos y salgo de la casa. Afuera, la camioneta de los Kenner, con ellos arriba, me espera.

—¡Demien! —grita Ethan en cuanto me ve.

Los saludo a todos, subo mis maletas a la cajuela con ayuda del señor Kenner. Mis padres salen a saludar y a agradecerle a los padres de Parker por haberme invitado.

—Ponemos a nuestro hijo en sus manos —les dice mi padre, amablemente.

—Está en buenas manos, señor —responde la señora Kenner.

Hablar a la lunaWhere stories live. Discover now