07 | El seis de cada mes

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Demien

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Demien

—Maldición —espeto tratando de cerrar mi maleta. Está vez cuesta más cerrarla pues me llevo un par de ropa más que compré por aquí, más los recuerditos.

Por más que empujo y empujo, esta no cede, queda ancha y a unos centímetros de cerrar por completo.

—¿Necesitas ayuda? —me pregunta Parker, quien está acostado en su cama.

—Si no te molesta.

—Qué va.

Se levanta de su cama y camino hasta mí. Trae puesta una playera blanca sin mangas que deja al descubierto sus brazos, y si bien no están musculosos, un tanto marcado si se encuentran.

—Bien, empujamos los dos a la vez. Uno...

—Dos...

—Tres —decimos al unísono.

Empujamos con todas nuestras fuerzas y la maleta queda unida, por lo que me apresuro a tomar el cierre y sellarla.

Cuando lo logramos suelto un gran suspiro.

—Muchas gracias, Zanahoria.

—No es nada, Dem —suelta para después guiñarme un ojo.

No te pongas rojo.

No te pongas rojo.

Un par de toques se escuchan en la puerta.

—Jóvenes en cinco minutos debemos abandonar el hotel así que dense prisa —dice la directora desde afuera.

—Si directora —responde el pelirrojo.

Escuchamos como se marcha por el pasillo para avisarles a las demás habitaciones.

—¿Y tienes todo? —le pregunto a Parker mientras tomo mi equipaje.

—Así es.

Una ves con nuestras maletas en mano, abrimos la puerta del cuarto para salir, sin embargo, Parker se detiene antes.

—¡Espera!

Deja su maleta y corre hacia el baño. Cuando sale y camina de vuelta a la puerta noto que trae algo en sus manos.

—Los jabones de los hoteles siempre son buenos —menciona mostrando dos jabones que trae en sus manos.

Yo me carcajeo.

—¡Por dios Parker!

—¡¿Qué?!

Solo niego con la cabeza entre risas.

Subimos al elevador, presionamos el botón del lobby y esperamos a llegar a aquel piso.

***

—Me estoy muriendo del sueño —menciono reacomodándome en el asiento del autobús.

Hablar a la lunaWhere stories live. Discover now