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—Necesitas más hielo.—preguntó Butters avergonzado.

Kenny estaba sentado en el sofá con una bolsa de hielo en la cabeza. Estaba confundido al igual que Butters. El de chaqueta naranja negó con la cabeza enfadado «Maldito Loco» pensaba mientras sostenía de forma protectora la mano de su hermana; quién no paraba de sonreírle a Butters para que se calmara.
Todos tomaron un sorbo del café que Stoch sirvio.

—¿Eh?...¿Tu?

—¿Qué haces aquí?

Hablaron al mismo tiempo, haciendo que el momento sea más extraño. Kenny señaló al menor para que el continuara hablando.

—Mi alquiler aquí comenzó hoy.— dice; juntando sus nudillos con nerviosismo.

Kenny se pone de pie exaltado. Asustando a todos los presentes,clavando su mirada en Butters, colocándose la capucha de su abrigo, ocultando la mitad de su rostro. Estaba molesto pero era incapaz de gritarle a alguien frente a su hermana.

—¿De qué mierda hablas?. Mi alquiler comienza hoy aquí.

Butters siente cómo sus mejillas se ponen rojas y mira a otro lado sin reaccionar. No sabía si era una broma o el anciano lo había estafado sin pudor.

—Seguramente te equivocaste de apartamento, con lo distraído que eres no me sorprendería. Pero no te preocupes te perdono.Ahora vete.—Insinuó Kenny tomándolo del brazo, rumbó a la salida,ignorando por completo sus gritos.

—¡Oye! ¡me duele. Déjame.¡ Tu eres el equivocado!.—dice sosteniendo el umbral de la puerta, como un gato.

Kenny lo deja de empujar y toma de su maleta las llaves del departamento.

—¡Yo no! Mira; apartamento 120!—exclama, restregando el llavero con el número indicado.

Stoch entro a grandes zancadas a su cuarto.Rechindo sus dientes, tratando de procesar lo que estaba pasando. Tomó sus llaves con un lindo conejito colgando de ellas y se la mostró a McCormick.

—¡Igual yo!¡Apartamento 120!

---«¿¡PERO QUÉ MIERDA!?»---

—Ya entiendo, quizá te equivocaste de edificio.—Insiste Kenny.— Tal vez de piso...

—No y No.—responde. Ambos se miran,notando el lío en el que se habían metido. Frustrado, Kenny le pidió a Butters que fueran hablar con el anciano que por cierto ya se había ido con todo y su dinero.Habian hecho un trato con un maldito estafador, que les había visto la cara de estúpidos.
Revisaron sus contratos de alquiler notando que eran exactamente los mismos. Trataron de comunicarse con el anciano pero decía que estaba fuera de servicio.
Era un contrato doble. En resumen era un fraude. Además les robaron el dinero a los dos y no había forma de recuperarlo.«¿Entonces quién se quedaba con el departamento?». Se cuestionaban los dos... Kenny había hecho el contrato primero. Pero quién pagará los 15000 dólares primero se lo quedaría. Sin problemas. O eso explicaba la oficina estatal de fraudes.

—Pero el maldito contrato decía 40 dólares...—dijo Kenny.

Pero si los dos fueran realistas entenderían que en está época un lugar así de bonito nunca costaría eso y nunca se alquilaría por 40 dólares.

Butters y Kenny, cayeron rendidos en la alfombra. Se sentían como unos perdedores sin futuro principalmente Butters, la idea de ser independiente terminó siendo todo un fracaso. Mientras tanto, Karen dormía plácidamente en el sofá, no quería darle problemas a su hermano.

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