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Los primeros pasos de un bebé se puede considerar la cosa más adorable del mundo; es tierno ver como el niño camina hacia la persona que más quiere, pero uno nunca se imagina lo que conlleva eso....

Damián puede que sepa caminar bien, e incluso llega a correr, pero el verdadero miedo era que el pequeño tropiece con sus pequeñas piernitas regordetas- o que escape-.

Damián siempre fue testarudo y orgulloso, y eso no cambia en nada.

Dick tiene un poco más de cuidado con el menor.

Pero eso no quita que allá accidentes.

Damián se encontraba en el primer piso jugando con sus juguetes de superhéroe. Desde su última visita a la atalaya su peluche favorito se convirtió uno de gatito con disfraz de murciélago.

Pero la presencia de un perro negro lo hizo darse vuelta.

Damián se asustó al ver un perro el triple de grande que el, hasta más se puede decir, el gran perro acerco su nariz a la cara del menor para poderlo olfatear; Damián no se movía, le estaba dando miedo lo grande que era el perro.

Jason que miraba todo de lejos, solo reía por lo que pequeñín que se veía Damián a lado de su fiel amigo Titus. No es como que antes fuera más grande, pero aprecia una pulga al lado del gran animal.

Titus  lamió la cara del menor delicadamente, como si de una muñeca d porcelana se tratara.

Damián sonrió ante la acción del can, alzo su manita y todo la nariz del perro.

- Guau, guau- dijo Damián tomando un peluchito de perro y señalando para mostrarle a Jason que observaba todo desde el sillón.

- Si, enano, es un perro- Jasón se paró y se arrodilló frente al menor, sonando la cabeza del gran danés- se llama Titus.

El pequeño miró con intriga al perro.

-Taus- trato de pronunciar el pequeño con dificultad.

Jason solo revolvió el cabello azabache de su hermanito, para tomarlo en brazos y llevarlo a la cocina.

Al llegar lo sentó en el mesón y se dio la vuelta para servir un poco de cereal en un plato para el menor.

Damián quería bajarse de la gran mesa para poder ir a ver al perro.

Opto por levantarse y tratar de llegar al filo del mesón.

Cuando Jasón se da la vuelta, dejó caer el plato con cereal y corrió a agarrar a Damián que estaba apunto de caerse.

Al tomarlo en brazos con brusquedad, el menor se asustó y sus ojitos se pusieron brillosos.

-Casi te mueres demonio, no hagas eso- regaño Jasón enojado, pero en verdad estaba que le daba un infarto por el susto.

A Tim no fue para nada diferente, el pequeño entró con cautela a su cuarto arrastrando un pechito de osito, mientras se metía un chupón con el logo de Nigthwing a su boquita.
Buscaba con la mirada a su hermano mayor, cuando vio cómo las sábanas se movían con un ritmo constante, decidió acercarse; pero la cama era demasiado alta como para subir solito, así que hizo su mayor esfuerzo para subir con ayuda de las sábanas.

Al subir vio como Tim estaba profundamente dormido. Damián frunció el seño enojado, su única opción para entretener estaba en otro mundo.

Toco la cara del mayor para ver si así se levantaba.

-Ti- llamo, peor no resolvía respuesta- ¡ Tin!- insistió.

Ya cansado de rogar se tiró enzima del mayor.

Tim al sentir un bulto de más se levantó asustado mandando volar al menor a la esquina de la cama.

Damián asustado abrazó su peluche, pero al ver a su hermano despierto se levantó y comenzó a gatear para quedar a su lado.

Tim no entendía que pasaba. Aún seguía adormilado, y al sentir como unos bracitos trataban de rodear su cintura decidió dejarse caer en la cama, estaba demasiado cansado como para poner un pie fuera de la cama.

Damián  no se despegaba de Tim, y al ver como éste se acostaba de nuevo decidió acurrucarse a su lado y dormir un momento; luego podría jugar con su hermano.

Las cosas con  Bruce eran....distintas.

El pequeño le tenía un gran respeto a su padre, pero no le gustaba que le negaran o lo obligaran a algo, y en especial a su hora del baño.
Un pequeño corría por los pasillos tratando de caerse en el proceso, mientras por detrás su papi lo perseguía con una toalla en manos.

- ¡Damián Bruce Wayne!, ven acá- llamo bruce cansado d perseguir al niño.

Alfred observaba la carrera desde lejos, veía atento como el menor corría con solo unos calzoncillos como prenda y su peluchito.

El pequeño seguía corriendo lo que sus piernitas le permitían. Pero un mal giro lo dejó en medio de un pasillo sin salida, estaba muerto.

Bruce al tener al pequeño acorralado, poso sus manos a sus caderas y se paró firme, mirándolo con desaprobación al bebé.

Damián abrazó su peluchito con fuerza y agachó la cabecita tratando de retener sus sollozos.

- Sabes lo que hiciste Damián- al pequeño se le heló la sangre al ser llamado por su nombre, su papi siempre le ponía apodos y, eso le asustaba.

- lo shiendo- se disculpó el menor aferrándose al peluchito y haciendo un puchero.

Bruce sentía su corazón derretirse al ver a su pequeño hijo, se veía tan tierno  abrazando a su peluchito, pero tenía que ser firme, no quería que Damián se mal crie.

Damián alzo su cabecita y vio que aún no se le quitaba el enojo a su papi. Dio unos pequeños pasos hasta quedar frente a la pierna de su progenitor.

- Pedon- Damian se apegó a la pierna del mayor rompiendo en llanto.
Bruce solo miraba como el menor se sostenía fuerte de su pierna izquierda, humedeciendo la prenda con lágrimas.

Soltó un suspiro pesado y tomo a Damián en brazos.

- Ya no llores Dami... por esta vez lo dejaré pasar- Damián oculto su carita en la cabeza del mayor, dando un pequeño asentimiento.

Bruce besó tiernamente la cabecita del menor.

-Pero no vuelvas a escapar así.

- Lo pometo.- Damian le dedico una sonrisa adorable, logrando que el adulto le devolviera el gesto y revuelva el cabello negro del bebé.





















Y hasta aquí el capítulo de hoy.

Mi regalo de san Valentín. <3

Nota:
Decidí que mejor empezaré a publicar los capítulos los lunes, 
ya que normalmente los escribo el fin de semana.

Sin más que agregar.... espero que les guste (•³•).

(Disculpen que no este tan bien, se me eliminó lo que tenía y me tocó reescribir todo T-T)

Una pequeña bolita de odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora