33

2.2K 243 35
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me sentía realmente incómoda luego de haber llorado escondida entre sus brazos.

¿creerá que soy demasiado débil?¿llené su abrigo de mocos?¿en serio esta bien que nos hayamos abrazado de esa forma?¿no le da asco tocarme?

—vamos, ¡alégrate! Ayer me hiciste la propuesta de salir para distraerme, y te tomaré la palabra, para distraernos juntos. ¿qué opinas?— Takashi limpió mis mejillas y sonrió en grande, provocandome miles de sensaciones en todo el cuerpo.

¿por qué es tan perfecto?

—gracias— dije en voz alta, acomodando levemente mi cabello y ropa.

—¿gracias?, no tienes porqué agradecer—  tocó mi hombro derecho y lo apretó un poquito.
Me levanté sonriendo.

—Takashi, voy al baño, después nos vamos. ¿te parece bien?— pregunté ansiosa, él sólo sonrió y asintió con la cabeza.

—me parece bien, además, tengo que preparar unas cosas— también se puso de pie y caminó rumbo a la cocina, cuando no vi más rastros de él, corrí hacia al baño.

Tan pronto entré, me dediqué a mirar mi rostro en aquel pequeño espejo que estaba colgado sobre el húmedo lavabo. Con lentitud toqué mis mejillas, recordando su suave tacto.

¿por qué siento el corazón en la garganta?
Jamás me he enamorado, ¿acaso esta sensación es "eso"?

Mis piernas se debilitaron, entonces sentí como si hubiese estado viviendo dormida durante todo estos años.

¿el "amor" es así de fuerte que me hace sentir débil?

Mis pensamientos e intentos de definir ciertos "sentimientos", fueron interrumpidos por el escandaloso ruido de la perilla siendo movida con desespero, luego el chirrido de la madera que se creó al chocar contra el suelo.

Giré lento, encontrando a un Takashi con una expresión de preocupación.

No sé el porqué, pero sonreí al verlo, ni siquiera me cruzó por la mente que fuera un pervertido.

Luego hubo silencio.

Sus ojos me hurgaron de pies a cabeza.

Me removí en mi lugar nerviosa, esperando que diera una buena explicación para su intromisión.

—¿te encuentras bien?— fue lo primero que dijo luego de mirarnos durante largos minutos.

—claro— respondí simple, observando como él  abría por completo la puerta y entraba, para después tocar mi cabeza.

—genial. Creo que me preocupé demasiado rápido— esto último lo había susurrado, pero gracias al silencio pude escucharlo con claridad.

—¿preocuparte de qué?— Takashi tomó una de mis manos y la acarició, fue subiendo con lentitud la manga larga que cubría mis jodidos brazos. Ahora tenía puesta la vista sobre mis manos. Parecía triste.

—...ví tus brazos. Los ví cuando te quedaste dormida— la intensidad con la que mi corazón latía estando en mi garganta aumentó. Con sólo pensar en tener que contar lo ocurrido con Masaru, una gran vergüenza y extraña  opresión se apoderaba de mi.

—oh...sólo era eso. No tienes que preocuparte— sonreí sin ganas, despacio fui separando mis manos de las suyas.

—¿qué fue lo que te ocurrió?, ¿realmente esta todo bien?

Me quedé en silencio, meditando si era o no una buena idea contar el maltrato por parte de Masaru, también la infantil fuga de mi "hogar" al no poder soportarlo más, aunque creo que eso ya lo sabe.

Levanté la cabeza al tomar una decisión basada en un texto que leí hace años atrás por mero aburrimiento.

"A veces lo más duro de algunos sentimientos es compartirlos con otras personas."
"Hablar sobre tus sentimientos no tiene que ser necesariamente una conversación larga. Puedes hacer un breve y sencillo comentario"

El texto decía mucho más, pero recuerdo muy poco.

—mi padre creó esas cortadas, que ahora sólo son cicatrices, y que son totalmente horribles...igual que yo— festejé mi logro abrazando a Takashi y dándome palmaditas mentales.

Se siente bien decir lo que piensas, por más mierda que se escuche y por más sofoco que provoque hablar en voz alta.

El abrazo fue correspondido al instante, después las palmaditas que yo misma me daba con ayuda de la imaginación, se volvieron reales, siendo Takashi quien las daba con cariño.

—¿por eso no has vuelto a tu casa?— cuestionó suave en mi oído, esparciendo más y más caricias en toda mi espalda.

—sí, es por eso, pero creo que tengo que volver a mi hogar. No puedo quedarme para siempre adentro de la casita de un parque que me recuerda a un amigo.

—¿amigo?, ¿quién?— separó ligeramente su cabeza de mis hombros, para mirarme con intensidad desde la poca distancia que separaba nuestros rostros.

—no creo que lo conozcas, se llama Kazutora.

—¿Kazutora?

—sí. Yo lo quiero demasia- — sus labios cortaron mis palabras, pronto cortaron mi respiración, y luego el funcionamiento de mi cuerpo.

Separamos nuestros cuerpos y nos miramos enrojecidos, de los labios y de mejillas.

—lo siento. Hmm...termina de hab- — volví a unir nuestras bocas y pegarme a su torso. Sus manos se posaron en mis mejillas y sus labios se movieron con más empeño.

Era un beso con el que transmitía mi sentir estando junto a él. Podría hacerlo con palabras, pero sería más complicado, igual que todas esas emociones que me rodean.

               ════ ∘◦❁◦∘ ════

Subimos juntos a su motocicleta.
Ambos estabamos bien abrigados, especialmente yo, por pedido de Mana y Luna, y por tanta exigencia por parte de Takashi.

"Te puedes enfermar, así que abrochate bien los botones" "acomoda tu gorro, el viento esta muy frio, y más si vamos a ir en moto" "¿cuántos suéteres llevas?, ¿te presto otro?"

La forma en la que se preocupa por mi,  sólo por un pequeño paseo entre lo helado, me hizo sentir especial y avergonzada; hace tiempo que no experimentaba ese tipo de tratamiento.

—agarrate de mi— medianamente insegura, enredé mis brazos de su torso, no sin antes verificar que él  llevaba bien puesto el casco de seguridad —. Bien. Si tienes mucho frío sólo dime para bajar la velocidad.

—esta bien, ahora vamos que muero de curiosidad— reí alegre, entusiasmada por esta salida, que he decido catalogar como cita,  y que espero que él también lo haga. Mordí mis labios para evitar preguntar, pero la inquietud me ganó —. ¿estamos en una cita?

—claro que sí— encendió la Impulse y el sonido del motor opacó el ruido de mi corazón buscando salir de su caja torácica.

Hundí mi rostro en su espalda y aspiré su aroma para no sentir el viento congelando mis extremidades.

❝No Importa❞ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora