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Me volví a topar con él.

Llevaba consigo una gran bolsa que parecía estar llena de telas enrolladas, todas ellas rodaron por los suelo en el momento en que choque contra su hombro fuertemente, pues yo llevaba prisa.

―¡lo siento!, ¿estas bien?―  dije alarmada, pues él, nuevamente, estaba tirado en el suelo.

―si, si, estoy bien―  levantó su rostro, me mostró una mueca de desagrado.

Ya había confirmado que él no estaba herido, así que me dediqué a recoger todas las telas que salieron rodando.

―toma― extendí las telas ya enrolladas, él estaba ocupado revisando la bolsa plástica que yacía en el suelo, varias cosas más pequeñas también se habían desparramado.

Me puse de cuclillas y recogí con rápidez varios de los alfileres, al igual que unos cuantos hilos de distintos colores.

―en serio lo siento, ¿no te lastimaste?,¿te falta algo más?― pregunté con apuracion.

―estoy bien, ya puedes irte― volvió a mirarme, otra vez esa mueca de disgusto, aunque parecía tener un toque de sorpresa.

―perdón― hablé un poco apenada, hice una reverencia en señal de disculpa y seguí con mi carrera para llegar al salón.

Cuando llegué la puerta de mi aula estaba cerrada, había personas adentro, se podían ver a través del gigantesco ventanal. Di leves golpes a la puerta... nadie abrió, volví a tocar, esta vez la puerta fue abierta, dejando ver al profesor con una expresión de enojo.

―hoy es lunes y también has llegado tarde, ¿que excusa tienes este dia?― su tono de voz me hacia saber lo molesto que estaba.

―había un gatito que se estaba mojando, tuve que buscarle al menos una caja para que se mantuviese seco, en estas temporadas pasar la noche empapado y en la calle puede ser mortal.

―se esta quedando sin imaginación para todas sus patrañas, señorita Fujiwara. Ahora, por favor retirese, no puede entrar estando toda empapada.

Miré mis ropas, no lucían tan mojadas.

―Bien, que tenga buen dia profesor Misaki. Lamento los inconvenientes― hice una leve reverencia y me fui, no quería seguir sintiendo todas las miradas de las personas que se encontraban dentro de el salón.

Caminé entre los pasillos de la escuela, tratando de buscar la salida. Cuando la encontré salí y me dirigí hacía un pequeño parque que esta cerca del instituto.
Tomé asiento en uno de los columpios, no sin antes limpiarlo un poco con las manos, pues tenía varias gotas de agua.

Unas cuantas personas rondaban por las calles, por suerte eran pocas.

Queria ir a casa, pero seguramente madre estará enojada porque no logré entrar a esa estúpida cárcel para adolescentes; así que el plan para el dia de hoy es quedarse en este parque hasta que sea la hora de la salida, luego iría a mi dulce hogar.

Mi trasero se sentía incómodo, así que me fui a sentar en el final de la resbaladilla de metal, esta también estaba un poco húmeda, la limpié con la palma de mi mano y me senté.


               ════ ∘◦❁◦∘ ════


Mierda, me quede dormida.

Sin siquiera abrir lo ojos, comencé a trasculcar los bolsillos de mi sueter y pantalón para verificar que no me habían robado nada.

Todas mis pertenencias seguían junto a mi. Suspiré con alivio y abrí los ojos perezosamente.

―¿Hmm?...¡mira, se despertó!― ni siquiera me había percatado de la presencia de esa pequeña niña.

―¿huh?, hola― la saludé moviendo mi mano de derecha a izquierda, ella hizo lo mismo       ―.¿estas perdida?

―No, sólo se me olvidó en donde esta mi casa, ¡pero no te preocupes!¡no estoy perdida!. Además estoy con mi hermana.

Una niña aún más pequeña se acercó con timidez.

―hola.

―...hola― no sé que se supone que debo hacer cuando encuentro a dos niñas que dicen no estar perdidas, no estan acompañadas por un adulto, y no saben como llegar a su casa.

―¿sabes como puedo llegar a mi casa?― preguntó la niña más grande, la pequeña jaló el vestido de la otra chica.

―Luna, Luna, recuerda que mi hermano dijo que no teníamos que hablar con personas extrañas.

Entonces si son hermanas... si se parecen.


―¿recuerdan como es tu casa por la parte de afuera?, o, ¿el nombre de alguna calle?―  ambas negaron con la cabeza y después entrelasaron sus manos

―. Tranquilas, no pienso hacerles daño.

Se miraron entre si, luego me examinaron a mi, se alejaron un poco y volvieron casi al minuto.

―Hemos decidido que no eres mala.

―bien, entonces... ¿de verdad no saben en donde viven?― volvieron a negar. Suspiré con cansansio, nunca me imaginé en tal situación.

―¡yo se que vivimos en un edificio muy grande!― habló la niña que seguramente se llama "Luna".

―es por aquí cerca, o..- ― ella me interrumpió.

―si, si, nosotras no hemos caminado mucho desde que mi hermano se fue a comprar unas cosillas.

―¿qué tipo de cosillas?

―tuvo que comprar nuevas telas porque una niña mala tiró y ensucio las que ya tenía― Luna parecía hablar con tristeza.

―mamá se va a enojar― dijo la más pequeña, vi como apretaba la mano de su hermana. También me doy una idea de quien es esa "niña mala".

―vamos, por aquí cerca hay una tienda de telas. Tal vez su hermano está ahí― las dos asintieron con poca confianza     ―. Tranquilas, yo soy genial en eso de ayudar a la gente. Muchos me dicen "____ la genial"― una mentirita no hace daño de vez en cuando.

―¡woah!― no creí que de verdad tomaran en serio lo que dije, pero bueno...

―ahora vámonos, tenemos que encontrar a su hermano.

Ellas caminaban enfrente mío, aún tenian las manos entrelazadas, se veían tan tiernas.

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