Capítulo 69 - Tiempo

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—Mire, soldado —dijo el general casi gritando—, ahora mismo salga de la sala y con los demás traten de salvar a todos los que pueda. Yo ya pedí apoyo más temprano, y una flota completa de embarcaciones se acercan en las costas más cercanas a la base y varios helicópteros de otras zonas ya casi llegan para llevarse a más gente con ellos. Si no quiere dejar a nadie aquí para que muera, entonces vaya y trate de salvarlos a todos. ¿Quedó claro?

—S... sí, señ...

—¡¿Quedó claro?!

—Sí, señor —contestó Marcell.

—Entonces haga lo que le ordené en este mismo momento.

Marcell se dio media vuelta y salió rápidamente por la puerta, corriendo a informar de la situación a todos en la base. En medio del camino, Kendall y Farit lo vieron, y al notar su nerviosismo fueron tras él.

—Oye, Marcell, ¿qué sucede? —preguntó Kendall tratando de seguirle el paso.

—¿A dónde vas tan agitado? —preguntó Farit que también iba corriendo.

Marcell solo los ignoró. Ellos continuaron tratando de que él les explique qué le pasaba hasta que finalmente se detuvieron en el patio, donde estaban sacando a la gente de la base en helicópteros y vehículos blindados. Marcell fue a tomar un megáfono, y mientras seguía sin prestar atención a sus compañeros, no perdió más tiempo y comenzó a hablar.

—Escuchen, esto es importante —dijo mientras la atención de todos recaía en él—. Como ustedes ya saben, se estaba realizando una evacuación, pero no sabían la razón, así que ahora van a conocerla —Marcell vio a sus compañeros que trataban de decirle con gestos que se detenga, pero él ya estaba decidido a contar toda la verdad—. Se ha desatado un rebrote en la ciudad y esta base ya no es segura. Inicialmente se nos dijo que se tenía dos días antes de que los infectados llegasen hasta nuestra ubicación, pero directo de la oficina del general, me informaron que ahora solo contamos únicamente con cuatro horas hasta que la horda llegue —Marcell notó como muchos gritos comenzaron producto de la desesperación y miedo de la gente, a la vez que veía la angustia en los rostros de los demás soldados y sus compañeros que se encontraban inertes—. Ahora mismo, una flota de embarcaciones espera en las costas al sur de la base. Todo el tramo que conduce hasta allá está libre de infectados y hay varios puestos de defensa en ellos, así que los que deseen pueden adelantar el paso e irse hasta allá por su cuenta para que sean llevados a otra base libre de infección. Para los que deseen quedarse aquí, deben de conocer que varios helicópteros de refuerzo con gran capacidad para llevar a muchas personas ya se encuentran en camino y llegarán en un aproximado de dos horas como máximo para llevarlos a otra zona que está igualmente libre de infección —Marcell dio un suspiro mientras seguía mirando el rostro aterrado de todos que mantenían su atención sobre él y finalmente dijo—: Esa es toda la información que se tiene, pero antes de que todos comiencen a correr por su lado, tengan en cuenta que esto puede parecer muy difícil de superar, y muy probablemente muchos ya se hayan resignado a morir, pero créanme cuando les digo que este no es su final. Nadie morirá esta noche, y eso pueden tenerlo por seguro. Ustedes son supervivientes del mayor desastre biológico ocurrido en toda la historia de la humanidad, ya que aún cuando mucha gente cayó y luego se levantó como un miembro más del ejército de los no muertos, ustedes lograron salir con vida para llegar a ser rescatados. Pasaron muchas cosas para asegurar su supervivencia, pero las superaron, así que, ¿por qué no podrían superar esto también? Por lo que les diré que confíen en ustedes. Apoyémonos los unos a los otros para sobrevivir. Por una vez en nuestras vidas, dejemos el egoísmo y la arrogancia que siempre ha estado presente en los seres humanos, y les prometo, que todos se salvarán.

Marcell bajó el megáfono, esperando una reacción de las personas. Muchos aún lo veían estando confundidos, y todo el lugar había quedado en completo silencio, cuando de repente entre la multitud, un niño soltó un gritó alzando los brazos:

—¡Nadie morirá esta noche!

Marcell dirigió la mirada rápidamente al chico al igual que todos los demás.

—¡Nadie morirá esta noche! —gritó un hombre en esta ocasión.

—¡Nadie morirá esta noche! —gritó también una mujer.

Pronto, ya no eran solo tres, sino eran cuatro, luego cinco, diez, quince, hasta que todos en el lugar, entre personas y soldados comenzaron a gritar en coro.

—¡Nadie morirá esta noche! ¡Nadie morirá esta noche! ¡Nadie morirá esta noche! —gritaban una vez tras otra.

Eso hizo que a Marcell se le dibuje una sonrisa en el rostro, y cuando vio a sus compañeros gritando también en coro con las demás personas, él también se les unió, formando todos una sola voz.

—¡Nadie morirá esta noche!

Gritaron una última vez, cerrando todos con aplausos y preparándose para lo que venía. Yendo algunas personas acompañadas por soldados rumbo a las costas del sur, mientras otros esperarían a los helicópteros.

—Eres muy bueno con los discursos —dijo Kendall sorprendiendo a Marcell con un golpe de codo.

—Díselo a mi profesora de secundaria —contestó él.

—Si la tuviera en frente, se lo diría.

—Y yo —dijo Alex acercándose—. Realmente lograste evitar el caos y animaste a la gente.

—Bueno, qué puedo decir —dijo Marcell sonriendo.

—¿Qué te parece si mejor nos preparamos también para lo que viene? —dijo Adrián poniendo una mano sobre su hombre.

Marcell sonrió y dijo avanzando en medio de sus compañeros:

—Nadie morirá esta noche.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now