Capítulo 51 - Experimento

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Mientras tanto en el búnker subterráneo...

Cecilia comenzaba a despertar en su cápsula, vio a su alrededor y notó que el enmascarado no estaba, al parecer no había llegado desde que salió ayer, luego volteó a ver la cápsula donde estaba Valentino y notó que el aún dormía, Cecilia pensó en volver a dormir, pero en eso llegó el enmascarado, gritando:

—¡Buenos días mis queridos prisioneros!

Valentino despertó por el grito del enmascarado. Este último volvió a hablar diciendo:

—¿Cómo amanecieron hoy ratas?

Valentino al oír esas palabras respondió rápidamente:

—Rata tu madre, maldito idiota.

El enmascarado al oír las palabras de Valentino solo atinó a reír, luego de unas carcajadas le contestó:

—¿No te pudiste buscar un mejor insulto? Con ese solo diste lástima.

—Más lástima das tú al secuestrar gente en un apocalipsis zombi quien sabe para qué.

—Muy bien ya fue suficiente. —El enmascarado volteó a ver a Cecilia, y le dijo—: ¿Y tú cómo amaneciste?

Cecilia estando seria contestó:

—Igual que siempre, con ganas de que esto fuera solo una pesadilla.

—Entonces de maravilla. Bien muchachos, les traje un nuevo acompañante.

El enmascarado luego de decir eso habría otra cápsula, luego de ello salió de la habitación, regresó unos segundos después arrastrando el cuerpo de un hombre desmayado con sus manos. Lo metió a la cápsula y la cerró. Luego de hacer eso se dirigió a Valentino y le dijo:

—Dijiste que no sabías para que tenía gente aquí, ¿cierto? Pues ahora lo sabrás.

El hombre que estaba desmayado en la cápsula comenzó a reaccionar, pero el enmascarado fue dónde un tablero lleno de botones, presionó algunos y luego de eso un gas comenzó a expandirse por la cápsula del hombre, dejándolo nuevamente inconsciente por unos segundos. Cecilia al ver eso dijo asustada al enmascarado:

—¡¿Qué hiciste con él?! ¡¿Acaso lo mataste?!

A lo que él solo respondió con un tono de voz siniestro:

—Espera solo un poco más.

Unos segundos después el hombre comenzó a moverse y a gruñir, se levantó, pero esta vez reanimado como un infectado. Tanto Valentino como Cecilia quedaron completamente asustados con lo que acababan de ver, Valentino enfadado le reclamó al enmascarado:

—¡¿Nos trajiste aquí para convertirnos en infectados?! ¡¿Es eso lo que buscas?!

El enmascarado lo vio, se comenzó a reír por unos segundos.

—¿En serio? ¿Tú crees que los tendría aquí solo para infectarlos? Más fácil sería dejarlos libres en la ciudad a su suerte y que los zombis se encarguen de eso.

Cecilia entonces le preguntó al enmascarado:

—¿Y cuál es la razón de que estemos aquí?

—La razón es muy simple, yo infecté a ese hombre para examinar el comportamiento del virus en su interior. La cosa es que luego de muchas pruebas el infectado muere, por lo que necesito muchos sujetos de prueba.

—No puedo creerlo... tú... realmente estás loco. Usando humanos para tus experimentos.

—No me importa lo que piensen de mí, solo pónganse a rezar para que este tipo dure mucho, ya que, al morir, ya saben quiénes serán los siguientes.

En el centro comercial...

Los supervivientes ya estaban despiertos completamente. Todos se fueron a desayunar, y mientras comían Lucas les dijo a los supervivientes:

—Oigan no es por fastidiar ni nada, pero, ¿desde cuándo no se han duchado?

—Pues desde hace cuatro semanas, desde que quedamos varados aquí, la última vez fue en la zona segura —dijo Sebas desviando la mirada avergonzado.

—Sí, fue justo antes de venir a la misión que nos dejaría nuevamente en DeepOcean, solo nos lavamos las manos y cara estas semanas, y eso, si encontrábamos agua —agregó José.

—Pues aquí en el centro comercial hay una zona de duchas en el piso de arriba a la mano izquierda. Pueden agarrar unas toallas y ropa limpia antes de que salgamos a buscar a la hermana de Milagros.

—Bien, gracias por la información Lucas, yo sí iré a darme una ducha, con permiso me retiro —dijo Milagros levantándose.

—Bien, ¿y ustedes? —preguntó Lucas a los demás.

—Yo igual lo haré —dijo Sebas sin titubear—, al fin estaré limpio luego de tanto.

—Pues yo no dude de mi respuesta ni un segundo, que es sí, por cierto —dijo José.

Sebas y José terminaron su comida y fueron a darse un baño ellos también. Luego de estar limpios y con ropa nueva que encontraron en las tiendas, se fueron a armar. Sebas tomó una pistola y su machete, José llevó consigo su hacha y también una pistola, Milagros tomó dos pistolas y su bate, mientras Lucas un bate de cricket y una pistola.
En una mochila Lucas llenó suficiente comida y agua para el camino y se la puso. Mientras se preparaban Lucas se acercó a Milagros y le dijo:

—Oye Milagros.

—Dime.

—Esta misión de buscar y rescatar a tu hermana es muy peligrosa.

—Eso ya lo sé, no tienes que recordármelo, suenas como un pesimista.

—No lo digo por ser pesimista, lo digo porque pase lo que pase vas a tener que controlarte a ti a tus sentimientos.

—¿Qué dices?

—Sé que suena raro lo que digo, pero créeme que si no los llegas a controlar puedes hacer que está misión fracase.

—A ver, ¿dices que yo podría arruinar la misión de salvar a mi hermana?

—No me refiero exactamente a ti, cualquiera de nosotros podría hacerlo, pero se sabe quién tiene más posibilidades de hacerlo eres tú.

—No sabes lo que dices, no entenderías el porqué de mi comportamiento, tú no has perdido una hermana.

—Créeme que te equivocas, sí lo he hecho.

Milagros se sorprendió un poco al oír esas palabras de Lucas.

—¿Tú también perdiste una hermana? —preguntó.

—A mi hermano menor lo perdí, no murió, espero que no esté muerto, pero no sé nada de él desde que todo esto inicio.

—Pero no te ves preocupado por él.

—De eso se trata controlar tus emociones.

—Pues para mí no lo querías tanto, por ello tu falta de preocupación.

—No podrías estar más equivocada —dijo Lucas soltando una pequeña risa—, lo que más quiero es encontrar a mi hermano, volver a verlo y darle un gran abrazo, y sé que lo haré.

Lucas se dio media vuelta, y cuando estaba por reunirse con Sebas y José, volteó a ver a Milagros y le dijo:

—Recuerda lo que te dije.

Milagros se quedó en silencio pensando en las palabras que le dijo Lucas. Finalmente terminó de alistarse y fue a reunirse con los demás, teniendo en mente aún las palabras de su compañero.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora