Capitulo 4.

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Capitulo 4.

Un nuevo ataque en Nueva York, y Gellert fue el primero en aparecer en el lugar de los hechos, había un enorme edificio vuelto meros escombros, examinó con la varita de sauco lanzando un hechizo rastreador que le mostró hacia donde había ido el mal que había causado tanto estrago, miró a su derecha y vio llegar a Percival Grace, con su elegante gabardina negra y cabello bien arreglado. Si miras a Percival y a Grindelwald notaras, evidentemente el parecido entre ambos magos, quizá dos gotas de agua separadas por el diluvio, ambos eran feroces en batalla, pero también eran nobles, aunque se dice que Grindelwald no era exactamente una persona piadosa.

– Llegamos tarde, al parecer – dijo Percival.

Gellert lo miró y ladeo un poco la cabeza – Sinceramente, señor Graves, no entiendo que hace usted aquí.

– ¿Disculpe?

Gellert asintió, sabiendo que tenía que tener esa absurda conversación con él. No miró a Vinda cuando le dijo:

– Vigila el perímetro.

– Si, señor.

Y la joven francesa se alejó hacia la calle del al frente mientras Gellert avanzaba hacia Percival.

– Veo, señor Grindelwald que no le caigo muy bien.

Gellert enmarcó una ceja – No se trata de algo tan infantil como eso. No confió en usted.

El hombre se cruzó de brazos, fingiendo no lucir ofendido, más bien, burlesco.

– Yo debería ser el no confié en usted. Es un extranjero, ni siquiera es de Inglaterra. Tengo entendido que es de Bulgaria, y de pronto...es una persona importante en el ministerio británico, dígame señor Grindelwald, ¿fue la influencia de Albus Dumbledore?

Punto delicado, que se metieran con él, era una cosa, pero que se metieran con Albus... Gellert se acercó a Percival luciendo tan amenazante como solo el sabía, sin perder los estrivos, manteniendo la calma que lo categorizaba.

– No hables de Dumbledore en mi presencia, es el único mago al que le tengo respeto.

Percival miró mínimamente los labios de Gellert y luego viajó a sus ojos. – ¿El único? ¿Así de especial es para el gran Gellert Grindelwald?

– No tienes idea – Gellert sonrió de lado – Seguiremos trabajando juntos pero, ¿podrás?

– No te tengo miedo.

Gellert lo repasó seriamente con la mirada antes de darse la vuelta antes de que hiciera algo que seguramente, no lamentaría pero si le traería problemas innecesarios y ahora no tenía ni tiempo, ni ganas de rendirle cuentas a nadie. Llegó a su despacho en el ministerio Americano, Macusa se había encargado de darle uno a él, privado, para que trabajara en su investigación.

– Señor Grindelwald, tenemos un reporte – dijo Oliver

Gellert asintió hacia el auror – ¿Cuál es?

– Alguien estuvo con el joven, sabemos que es un chico – dijo Oliver

– ¿Un chico?

– De una casa hogar, señor – aclaró Vinda – Es huérfano.

– ¿Qué edad tiene?

– Quizá dieciséis –

Gellert alzó las cejas, usualmente no se sorprendía con ese tipo de cosas pero un obscurus dentro de un chico de dieciséis era demasiado grande inusual, muy inusual, normalmente ellos mueren a temprana edad.

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ