Capítulo 67 - Confesión

Start from the beginning
                                    

—¿Algo o alguien trató de colarse? —preguntó José.

—No, para nada. Ese sonido fue muy diferente al de alguien queriendo entrar. Subí a la azotea para ver qué fue eso, y vi a dos helicópteros yéndose de un edificio lejano.

Los ojos de todos que aún se veían un poco cansados hasta el momento se abrieron de golpe al escuchar a Sebas.

—¡¿Helicópteros?! —gritó Cecilia— ¡¿En esta ciudad?!

—Así es, pero antes de que piensen de que se haya tratado de un rescate, recuerden que en ese entonces aún era de madrugada, y los rescates no se ejecutan en esas horas.

—¿Entonces qué hacían dos helicópteros abandonando un edificio a las cinco de la madrugada?

—Solo sé que no era un rescate, pero no piensen que solo los reuní para decirles que vi dos helicópteros, sino también, verlos me dio una idea de lo que podríamos hacer para pedir un escape desde DeepOcean.

Eso último sorprendió aún más a todos, que seguían escuchando a su compañero hablar.

—¿Y cómo lo haríamos? —preguntó José.

—Si esos helicópteros no vinieron aquí para rescatar personas debe ser porque planean algo en la cima del edificio del que se alejaron. Seguramente en ese lugar formaron una pequeña base.

—Entonces quieres que vayamos hasta ahí para ver si hay alguien que nos pueda ayudar, ¿no? —preguntó Milagros.

—Exactamente.

—¿Pero y si llegamos y ya no hay nadie ahí? —dijo José.

—También pensé en eso. Si llegamos y no hay nada, seguramente al menos habrán dejado algo con lo que podamos comunicarnos con la zona segura sin necesidad de usar la línea de ayuda del CAB.

—Esa es una muy buena idea —dijo Milagros entusiasmada y agregó—: Entonces podrían venir a rescatarnos y nosotros no tendríamos necesidad de ir a otra ciudad a pedir el rescate.

—Eso mismo, pero, aún falta que les dé la mala noticia —dijo Sebas poniéndose serio.

—Ese tono de voz que usaste no me agrada para nada —dijo José.

—Ni a mí —agregó Milagros.

—Justo cuando todo parece ir genial debe pasar algo malo —dijo Cecilia—. Qué asco.

—Mejor ya no interrumpamos a Sebas y que nos cuente qué pasó —dijo Milagros.

Sebas reunió un poco de aire para lo que les diría a sus compañeros. No estaba seguro de qué tanto les afectaría eso que iba a decir, pero sí estaba seguro de que ellos debían saberlo.

—Chicos —se pausó un segundo—, además de una idea buena para escapar de la ciudad, cuando salí a la azotea me encontré con... algo muy feo.

Los demás se morían de la incertidumbre.

—¿Y qué fue? —preguntó Cecilia nerviosa.

—Yo... —Sebas respiró hondo— me encontré al enmascarado.

El silenció invadió el lugar por completo por varios segundos, al mismo tiempo que las expresiones de sus compañeros parecían indescifrables para Sebas, pero lo más seguro era que sintieron lo mismo que él cuando escuchó nuevamente la voz del sujeto más temprano.

—¿Al... enmascarado? —preguntó José aún con su expresión de miedo y sorpresa.

—Sí —contestó Sebas.

—¿El mismo imbécil que me tuvo secuestrada por semanas? —preguntó Cecilia estando más enojada que asustada.

—Sí —repitió Sebas.

—Pero... ¿cómo es que él...? —preguntó Milagros confundida.

—No tengo idea de la razón por la que esté vivo —Sebas la cortó—. Solo les puedo decir que él se apareció de la nada, como un fantasma, y se fue de la misma forma.

—¿Pero estás seguro que era real y no lo imaginaste porque quizás estabas con sueño? —preguntó José.

—Tuve una conversación con él por varios minutos, José. Créeme que fue real. Yo pensé lo mismo que tú al inicio, pero fue todo lo contrario.

—¿Hablaste con él? —preguntó Milagros con incredulidad.

—Sí.

—¿No te hizo nada? —preguntó Cecilia.

—Él se me apareció y dijo que quería hablar. Yo estuve preparado para algún ataque en todo momento pero nunca llegó. Al final todo se resume en que él me hizo una propuesta, en la que yo le debía dar algo.

Los chicos notaron el enojo en el rostro de Sebas, que pareció fastidiarle mucho recordar lo que le pasó más temprano.

—¿Qué es lo que te pidió, Sebas? —preguntó Milagros.

A lo que Sebas liberando aire y mirando fijamente a sus compañeros contestó:

—Sus vidas a cambio de mi libertad.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now