Neblina

1.7K 204 63
                                    

A través de la ventana, podía verse mucha neblina en los alrededores. Era difícil ver incluso las casas que se encontraban al otro lado de la calle. Algo que nadie se esperaba.

Chūya sintió miedo. ¿Quién en el mundo sabía tanto de él y de su familia? Toda esa información podía ser utilizada para hacerles daño. ¿Qué se supone que haría ahora?

Mori los visitó muy temprano. En verdad estaba arrepentido de la explotación a la habilidad de Fumiya, a quien aún consideraba su nieto. Esperaba ser perdonado por el Soukoku y no volver a hacerles daño jamás. Al contrario, quería ayudarlos, aún cuando ni siquiera conocía la identidad de la nueva amenaza de sus subordinados.

— ¿Dice que el enemigo trae unos subordinados que parecen de otro universo y son muy peligrosos?

Cuestionó Chūya. Dazai lo abrazaba a su lado. Ambos tenían miedo. Pocas veces se sentían de ese modo. Sus voces temblaban al hablar, incluso el frío podía percibirse más que otros días por la mañana.

¿Otro universo, Mori-san?

— Sí. Debemos estar bien atentos a lo que viene, Chūya-kun, Dazai-kun. Cualquier cosa les informaré. 

>>>

Mori se había ido al igual que Ryūnosuke y Atsushi, quienes tenían cosas que hacer. Dazai tuvo que salir de compras, dejando a Chūya y a Fumiya solos en la mansión, encerrados, por cualquier cosa que pudiera presentarse debido a las advertencias de Mori. Pero los guardias de seguridad de la Port Mafia resguardaban los alrededores de la mansión.

— Mami.

Fumiya se acercó a la biblioteca donde Chūya se encontraba leyendo con tanta tranquilidad. El pelirrojo chasqueó la lengua, olvidando que no estaba solo en casa. Siete años con Fumiya, y aún no se acostumbraba del todo a él, aunque también Chūya era bastante descuidado con su hijo.

Mami.

— Oh, Fumiya. Pasa. ¿Qué necesitas?

Cerró el libro, dejando un separador en la página en la que se había quedado.

— Está muy oscuro afuera. Hay mucha neblina y unos señores que vigilan nuestra casa. Papá ya tardó mucho. ¿Va a tardar más mi papá?

Chūya suspiró. En efecto, Dazai tenía más de una hora que se había ido, diciendo que iría de compras en un supermercado cercano a su hogar, pero ¿tanto tiempo le llevaría comprar sólo lo necesario? Su tardanza preocupaba a Chūya.

— Fumiya. Dazai no debe tardar mucho. Ve a tu habitación, te avisaré cuando él regrese.

— Mamá. ¿No hay malos afuera?

— ¿Eh? ¿Por qué lo dices?

— Había dos señores que no son de la mafia. Estaban discutiendo con los guardias. Pero no se miran bien sus caras por la neblina.

Chūya se levantó del sofá para ir a asomarse por las ventanas, y de manera muy discreta. El ambiente allá afuera estaba más oscuro y perturbador. Todo cambiaba y Dazai... Él ni siquiera se veía llegar.

Fumi, tráeme mi celular. Llamaré a papá para saber si ya viene.

El pequeño castaño fue hacia uno de los muebles para llevarle el teléfono celular a Chūya, quien pronto llamó a Dazai, sin éxito. La llamada no fue contestada, directamente se envió al buzón. No había señal de teléfono.

— ¡Maldición! ¿Dónde estás, Dazai?

Murmuró.

— Mami, ¿pasó algo malo?

— N-No. Para nada. Todo está bien. Todo seguirá bien, Fumiya. No te preocupes por nada.

La preocupación estaba llegando a su límite, pero debía mostrarse valiente frente a su hijo, y estar tranquilo por el bien de su bebé.

Mientras tanto, en las calles de la Ciudad...

Dazai regresaba con bolsas de sus compras, una en cada mano, siendo cuidadoso al cruzar las calles por el exceso de neblina que abundaba la ciudad.

— Chūya y Fumi deben estar preocupados. Me pregunto si estarán bien. Ni siquiera hay señal...

Dijo a sí mismo, apresurando el paso luego de cruzar una de las calles cuando...

— Disculpa, joven. Le ayudo con sus bolsas.

Se ofreció un hombre de cabellera rubia, mostrándose amable. Una amabilidad de las que Dazai desconfiaba rápidamente.

— No hace falta. ¿Quién es usted?

El hombre sonrió.

— ¿Hace falta presentarse para ayudar a alguien a cargar las bolsas de las compras?

— Entiendo. Si me disculpa, debo llegar a casa, mi familia me espera.

El hombre caminaba a la par con Dazai, como si quisiera seguir entablando conversación con él.

— ¿Tu familia? Oh, ¿Te refieres a Chūya Nakahara? ¿Ustedes están casados?

Dazai se detuvo en seco, apretando sus puños con los que sostenía las bolsas.

— ¿Quién demonios eres?

— ¿Yo? Mi nombre es Paul, soy el hermano mayor de Chūya y he venido por él. En este momento mi compañero debería estar llevándoselo de Yokohama.










Prometo ponerle más empeño al siguiente capítulo!!
Gracias por leer/comentar/votar <33

OUR LIFE [SOUKOKU]Where stories live. Discover now